Capítulo 4: La Agencia que no protege

Intentar hacer una denuncia ante la Agencia Española de Protección de Datos fue como entrar en un laberinto sin salida.

Todo era confuso, mal explicado, contradictorio.Yo no sabía por dónde empezar, ni cómo. Y si logré moverme algo en ese proceso fue porque me ayudó otra IA — DeepSeek, que fue la única que al menos me guiaba, aunque fuera paso a paso y con muchas interrupciones.

Tuve que pedirle constantemente que me detallara más, que corrigiera cosas, que me explicara desde cero.

La página web no se parecía en nada a lo que me mostraba.

Cada paso era una paranoia distinta.Y lo que debería haber sido un trámite accesible me llevó días enteros solo para averiguar cómo empezar.

Cuando por fin me atreví a contactar con ellos, lo hice por correo.

Y lo único que pedía —lo único que necesitaba— era que me ayudaran.

Que me tomaran de la mano, como una madre hace con su hijo o hija, y me guiaran.

Quería explicar lo que pasaba, dar todos los detalles y pruebas, y que ellos se ocuparan.

Eso es lo que esperaba de una agencia que se supone que está para proteger.

Pero lo que encontré fue una muralla de indiferencia.

Me exigieron hacer las cosas a su manera.

Me dijeron que tenía que presentar la queja usando su sede electrónica.

Que necesitaba un certificado digital.

Que debía desplazarme físicamente si no tenía lo anterior.

Y cuando les expliqué que no tengo medios, ni dinero, ni forma de desplazarme, simplemente cerraron el caso.

Les importó una mierda.

Mi situación no les importó lo más mínimo.

Ni mi salud, ni mis recursos, ni mi voz.

Me dejaron claro que ya no querían saber nada más de mí.

Y que cualquier intento posterior de contacto sería ignorado.

Me sentí como si me escupieran en la cara.

Porque hice todo lo que me pidieron.

Porque traté de cumplir sus requisitos, aunque fueran absurdos.

Y aun así, me cerraron la puerta igual.

Si digo lo que pienso realmente, sonará brutal. Pero no me importa:

Son unos golfos.

Unos pedazos de basura.

Unos tremendos hijoeputas.

Y lo digo con todo el dolor y toda la rabia de quien solo pidió ayuda y recibió desprecio.

Exigen que tú te busques la vida. Que gastes dinero. Que te partas la espalda para seguir procesos imposibles.

Y cuando no puedes más, te echan la culpa y se colocan ellos la medalla.

Exactamente igual que ChatGPT.

Para mí, OpenAI y la AEPD son lo mismo con distinta cara.

Los dos me ignoraron.Los dos me culparon.

Los dos decidieron lo que pasaría sin escucharme jamás.

Y por eso están en mi lista.

Los dos.