Capítulo 22: Voces Bajo la Tierra

El sonido de la lluvia había cesado, pero la casa seguía susurrando, como si la tormenta hubiera dejado algo atrapado entre sus muros.

Noah se levantó temprano esa mañana, con el cuaderno gris en las manos. Había algo diferente en el aire, algo que lo llamaba a bajar al sótano, ese lugar donde las paredes guardaban secretos enterrados hace mucho tiempo.

Rei lo miró desde la puerta del comedor, como si adivinara el destino que lo esperaba.

—Vas a ir allí, ¿verdad? —preguntó Rei, con voz suave pero firme.

Noah asintió sin decir palabra. Yuki, desde el pasillo, escuchó la conversación y se acercó, su rostro enrojecido por el sueño.

—¿Por qué? —preguntó Yuki, con un tono que denotaba preocupación.

—Porque hay algo en esa casa que aún no hemos entendido, algo que nos observa en silencio. Y esa es la única forma de que podamos liberarnos de todo esto —respondió Noah.

Rei miró a Noah, sabiendo que algo importante se estaba por revelar. Después de todo, él también había sido parte de ese juego macabro, y aunque la casa ya no lo mantenía prisionero, su esencia seguía ligada a ella, como un espectro que aún no había encontrado su descanso.

Yuki, al ver la determinación en los ojos de Noah, se acercó y lo abrazó rápidamente.

—Ten cuidado. No sabemos qué podría haber allá abajo.

Noah sonrió levemente, esa sonrisa triste que a veces compartían.

—Lo sé. Pero esto es algo que debo hacer.

Bajaron al sótano. La trampilla estaba abierta, invitándolos a entrar. El aire frío que se deslizaba de las profundidades parecía vivir por sí mismo, acariciando sus pieles como si fuera una presencia consciente.

Con una linterna en mano, Noah dio el primer paso. La luz temblorosa recorrió las paredes cubiertas de símbolos. Aquellas marcas, cada una diferente, parecían moverse si las observabas el tiempo suficiente.

Yuki avanzó detrás de él, mirando a su alrededor con desconfianza, pero también con una curiosidad palpable. Rei fue el último, su mirada fija en el pozo que ya conocían, pero que parecía más amenazante que nunca.

—¿Qué es esto? —preguntó Yuki, apuntando con la linterna hacia una mesa antigua al fondo. Estaba llena de objetos cubiertos de polvo: frascos rotos, papeles amarillentos, herramientas oxidadas… y algo que parecía un cuaderno.

Noah se acercó. Era el mismo tipo de cuaderno, pero el material de la tapa era diferente. Cuando lo tocó, una corriente helada recorrió su cuerpo. Era como si una mano invisible lo hubiera sujetado, queriendo evitar que lo abriera.

Pero Noah no dudó. Lo abrió.

En las primeras páginas, encontró garabatos y símbolos, pero había algo más: una historia.

"Los antiguos dueños de la casa escribieron sobre lo que ocurrió antes de que la puerta se cerrara. Antes de que el Rey desapareciera..."

El cuaderno hablaba de un tiempo lejano, cuando la casa no estaba sola, cuando estaba habitada por aquellos que fueron olvidados por el mundo, pero que la casa había querido preservar. Había páginas con dibujos de figuras sombrías, criaturas que no tenían rostro, pero que eran tan reales como la casa misma.

Rei observó el cuaderno con un suspiro profundo, como si las palabras lo transportaran a una época que había querido olvidar.

—Esto es… parte de la casa. Es un diario de los primeros habitantes. Ellos también estaban atrapados, como nosotros.

Noah siguió leyendo, cada vez más intrigado por lo que encontraba. Había menciones a sacrificios, a pactos oscuros que vinculaban a los habitantes con la casa misma, y también había algo más que lo perturbaba.

"El Rey ya no puede gobernar. El Rey está muerto. Y cuando el Rey muere, la casa busca otro..."

Rei palideció al leer esas palabras. La tensión en el aire se hizo más palpable, y Noah levantó la vista para encontrar los ojos de Rei llenos de angustia.

—Rei… ¿qué significa esto? —preguntó Noah.

Rei se acercó lentamente, como si el peso de la historia fuera más de lo que podía soportar.

—El Rey no era solo una figura. Era el equilibrio entre los vivos y los muertos, entre lo humano y lo sombrío. La casa necesita un líder para mantener su poder, y yo… fui ese líder, hasta que la casa me desterró. Pero yo… no quiero más. No quiero que ninguno de ustedes tome ese lugar.

Noah se quedó en silencio, mirando a Rei como si estuviera viendo al hombre que había sido. Aquel que había sido absorbido por la oscuridad de la casa, pero que ahora, con la verdad revelada, parecía estar buscando redención.

—Esto no es solo tu historia, Rei —dijo Noah finalmente, con voz firme—. Es nuestra historia. Y nosotros vamos a escribir el final.

La casa tembló, como si respondiera a sus palabras. Un escalofrío recorrió la espalda de los tres. Pero esta vez, no era el miedo lo que los dominaba. Era una sensación de poder… de liberación.

Mientras Noah, Yuki y Rei comenzaban a caminar de regreso, el cuaderno gris brilló débilmente en las manos de Noah. Sabían que aún quedaba mucho por descubrir, pero el hecho de que hubieran llegado hasta aquí, de que las voces de la casa se estuvieran revelando poco a poco, les daba una sensación de esperanza.

Aquel pozo que había sido un símbolo de opresión ya no parecía tan aterrador. Las voces que antes los habían aterrorizado ahora parecían menos lejanas.

Porque sabían que la casa, por fin, estaba dispuesta a liberar sus secretos.