Capítulo 10.5 : Sombras del Legado

El aire se hizo más espeso, y la sensación de estar observados, de estar siendo acechados, era más palpable que nunca. Rei caminaba lentamente por el corredor, sus pasos resonando contra el suelo de mármol que parecía absorber cada sonido. Yuki y Noah le seguían de cerca, pero él no los sentía. Estaba atrapado en sus propios pensamientos, sumido en la incertidumbre de lo que acababa de descubrir.

Las paredes, cubiertas de grietas y oscuridad, comenzaban a parecerse a su propia mente: fragmentada, rota, pero interminable. Cada paso que daba lo acercaba más a la verdad, una verdad que ahora le pesaba más que nunca.

Fue Noah quien rompió el silencio, su voz resonando con fuerza en el aire frío: —Rei, ¿por qué no me miras? Necesitamos saber qué está pasando. ¿Quién es realmente esa figura?

Rei cerró los ojos, apretando los puños. La figura en el espejo, esa presencia oscura que lo había estado acechando, no era solo un cuidador. No era solo un hombre de su pasado. Era su tío, su pariente sanguíneo.

El golpe de esa revelación lo dejó paralizado. La relación entre él y el hombre que lo había manipulado y transformado era mucho más profunda y siniestra de lo que había imaginado. No solo estaba atrapado en la casa, sino también atado a ella por sangre.

—Es mi tío —dijo Rei, con voz rota. —El hermano de mi madre.

Yuki y Noah se miraron, incrédulos.

—¿Tu tío? —preguntó Yuki, con una mezcla de sorpresa y miedo. —Pero… ¿cómo?

—La casa… la maldición… todo esto es parte de una oscuridad que ha estado en mi familia durante generaciones —Rei continuó, su mirada perdida en el vacío. —Mi madre desapareció cuando era muy pequeño. Ella fue quien trató de escapar de todo esto. De él. Y ahora, ese hombre está aquí, dentro de la casa, esperando. Pero no es solo el mentor que creí. Es mucho más que eso.

Noah frunció el ceño. —Eso significa que la casa está relacionada con tu familia… no solo con lo que pasó con Aion. Todo esto es un legado, ¿verdad?

Rei asintió lentamente. —Exacto. Todo lo que he experimentado, todo lo que he soportado, tiene que ver con ellos. Mi tío no solo quería controlarme. Quería hacerme parte de su linaje oscuro. Quería usarme como un recipiente para sus experimentos, para la perpetuación de una familia destinada a vivir entre sombras.

De repente, la casa pareció cobrar vida de nuevo. Las paredes comenzaron a temblar y el suelo a crujir bajo sus pies. Rei levantó la cabeza, sintiendo la vibración en su cuerpo. Era como si la casa misma estuviera reaccionando a sus palabras, a su revelación.

De repente, la figura apareció de nuevo, pero esta vez en carne y hueso. No era una sombra borrosa en el espejo. No era una ilusión. Era él, el hombre que lo había criado, que lo había manipulado desde su infancia. Su tío.

—Eres tan ingenuo, Rei —dijo la figura, caminando hacia él con una calma perturbadora. —Creíste que podías escapar de esto. Creíste que podrías vivir una vida normal, pero eres mío. Siempre lo serás.

Rei lo miró, sin poder apartar la vista. La ira lo consumía, pero también había algo más. Algo más profundo. Una conexión que no podía ignorar, aunque lo deseara.

—No soy tuyo —dijo Rei, su voz firme a pesar del miedo que se apoderaba de él. —Nunca lo fui. Ni ahora, ni antes. No puedes controlarme más.

Su tío sonrió, pero era una sonrisa vacía. —Lo crees, pero no sabes lo que realmente significa ser parte de esta familia. La casa nos pertenece. El orfanato nos pertenece. Aion es solo el comienzo. Y tú, querido sobrino, serás la clave para lo que está por venir.

Las palabras resonaron en los oídos de Rei como un eco lejano. La casa comenzó a estremecerse aún más, y Rei sintió que las paredes se cerraban a su alrededor, que las sombras volvían a alargarse. Pero algo dentro de él cambió. Ya no era el niño asustado que había sido. No era el recipiente vacío que su tío había querido crear.

—No seré tu marioneta, nunca más —dijo Rei, con determinación. —La casa no tiene poder sobre mí. Y mucho menos tú.

Su tío lo miró, una chispa de furia brillando en sus ojos, pero algo en el ambiente cambió. La casa empezó a retumbar. Era como si el poder de los recuerdos y las emociones de Rei estuvieran desmoronando las viejas estructuras que lo mantenían cautivo. Las sombras comenzaron a desvanecerse, y la figura de su tío se desvaneció lentamente, como si nunca hubiera existido.

Pero Rei sabía que la lucha no había terminado. Sabía que el verdadero desafío recién comenzaba.