Damián me miró con una expresión seria, como si estuviera esperando a que dijera algo importante.
—Damián, quiero que sepas que estoy aquí para ti —dije, sintiendo una sensación de determinación—. No importa lo que pase, no importa lo que digan tus amigos, yo estoy aquí para ti.
Damián me miró con una expresión de gratitud, y pude ver lágrimas en sus ojos.
—Gracias —dijo, con una voz temblorosa—. Significa mucho para mí.
Me sentí conmovido por su reacción, y pude sentir que nuestra conexión se estaba fortaleciendo.
—Damián, no podemos dejar que la presión de los demás nos separe —dije, sintiendo una sensación de convicción—. Tenemos que luchar por nuestra relación, por lo que sentimos el uno por el otro.
Damián asintió, y pude ver una determinación en sus ojos que no había visto antes.
—Tienes razón —dijo—. No puedo dejar que mis amigos me dicten lo que debo hacer. Tengo que seguir mi corazón.
Me sentí aliviado y feliz al escuchar sus palabras. Sabía que nuestra relación iba a ser un desafío, pero estaba dispuesto a luchar por ella.
—Entonces, ¿qué vamos a hacer? —pregunté, sintiendo una sensación de emoción.
Damián sonrió, y pude ver una chispa de determinación en sus ojos.
—Vamos a enfrentar a mis amigos juntos —dijo—. Vamos a demostrarles que nuestra relación es fuerte y que no vamos a dejar que nos separemos.
Me sentí emocionado y nervioso al mismo tiempo. Sabía que iba a ser un desafío, pero estaba dispuesto a hacerlo.
—Estoy contigo —dije, sintiendo una sensación de solidaridad.
Damián me miró con una expresión de gratitud, y pude sentir que nuestra conexión se estaba volviendo más fuerte.
—Gracias —dijo, con una voz suave—. Significa mucho para mí.
Y en ese momento, supe que nuestra relación iba a ser algo especial. Íbamos a luchar por ella, juntos.
Pero justo cuando pensábamos que íbamos a poder enfrentar a sus amigos juntos, Damián recibió un mensaje de texto que cambió todo.
"¿Qué pasa?" —pregunté, sintiendo una sensación de curiosidad.
Damián me miró con una expresión seria.
—Mis amigos quieren que nos encontremos en el parque —dijo—. Quieren hablar conmigo sobre nuestra relación.
Me sentí nervioso y ansioso. ¿Qué iban a decir? ¿Qué iban a hacer?
—¿Qué vas a hacer? —pregunté, sintiendo una sensación de preocupación.
Damián me miró con una expresión determinada.
—Voy a ir —dijo—. Y tú vas a venir conmigo.
Me sentí emocionado y nervioso al mismo tiempo. Sabía que iba a ser un desafío, pero estaba dispuesto a hacerlo.
—Estoy contigo —dije, sintiendo una sensación de solidaridad.
Y juntos, nos preparamos para enfrentar a sus amigos y luchar por nuestra relación.