Capítulo 5 — El Primer Cazador.

📖 Capítulo 5 — El Primer Cazador

El aire estaba cargado de tensión.

Caelan caminaba entre los árboles del Bosque de Tiriahn, sintiendo el peso del Fragmento del Corazón Primordial latir en su pecho. Cada paso lo acercaba más a su destino, pero algo en su interior, una sensación extraña y palpable, lo hizo detenerse.

Su Bestia de Sombra se puso en alerta, sus ojos brillando intensamente.

Caelan no necesitaba preguntar.

Él también lo sentía.

Desde las sombras, una figura se alzó, despojando de la niebla misma la forma de un hombre alto, envuelto en una capa negra que parecía fusionarse con la oscuridad.

Caelan de Duskvarr —dijo una voz baja, resonante, como si el viento mismo hablara a través de él—.

—El Cazador de los Caídos ha llegado.

—Tu presencia ha sido detectada... y ahora serás exterminado.

La figura levantó su brazo, y el suelo a su alrededor comenzó a agrietarse, como si las raíces mismas del bosque se levantaran para obedecer su llamada.

De las grietas, emergió una Bestia Guardiana de un poder arrollador.

No era como las que Caelan había conocido.

Esta era una criatura del vacío mismo, una sombra líquida y tangible, que cambiaba constantemente de forma:

un bestia de vacío, alimentada por una magia prohibida que no pertenecía a este mundo.

¿Quién eres tú? —preguntó Caelan, su voz firme, pero con un dejo de incertidumbre.

—¿Un miembro del Concilio?

La figura enmascarada inclinó la cabeza.

Soy Lord Alaric.

—Y soy el último cazador de los que un día caímos sobre los Duskvarr.

—Mi Bestia Guardiana es el Vacío mismo.

—Y hoy, te cazaré.

Alaric dio un paso adelante, y la criatura a su lado se deshizo en una nube de sombras, moviéndose como un fluido indescifrable, surgiendo y desapareciendo con cada uno de sus pasos.

Caelan apretó los dientes.

No tenía tiempo para titubear.

El Concilio había enviado a uno de los más mortales.

Los ojos de Caelan brillaron con una intensidad furiosa. Su Bestia de Sombra respondió al llamado, cargando contra la criatura de vacío.

Pero Alaric no se movió.

Extendió su mano, y de ella emergió una corriente oscura que se hizo física, como un látigo de sombras vivas.

Choque de poder.

El suelo tembló, y las sombras se retorcían alrededor de ellos. La batalla no era solo física, era una lucha por la realidad misma, donde la magia de Caelan chocaba contra el vacío, absorbiéndolo y transformándolo en algo nuevo.

El látigo de sombras de Alaric azotó a Caelan en el costado, atravesando su defensa y dejando una cicatriz oscura que ardía con un poder extraño.

La criatura de vacío lanzó un zarpazo hacia Caelan, pero este lo esquivó, creando una muralla de oscuridad para protegerse.

¡Vas a caer, Caelan! —gritó Alaric, avanzando sin prisa, pero con una certeza mortal—.

—Tu magia no es suficiente para enfrentarse al vacío eterno.

Caelan frunció el ceño.

La Bestia de Sombra había golpeado nuevamente, pero no de forma suficiente.

Él sabía que necesitaba algo más. Algo más allá del vacío. Algo que destruyera la nada.

En ese momento, una voz profunda resonó en su mente.

"La oscuridad no puede existir sin la luz. Invoca tu verdadero poder, Caelan. Acepta el caos... y serás invencible."

Caelan, temblando, comprendió.

Era el Fragmento del Corazón Primordial que le susurraba.

Con un grito de guerra, extendió su mano hacia las profundidades del vacío.

Una explosión de energía oscura y luminosa se desató desde su cuerpo, colisionando con la sombra de Alaric.

La Bestia de Sombra y Caelan al unísono crearon una onda de poder que destruyó la criatura de vacío, desintegrándola en partículas negras.

Alaric se tambaleó, sorprendió, pero se reagrupó rápidamente.

Su rostro, ahora visible, era una máscara de ira.

¡Esto no ha terminado, Caelan! —rugió, levantando su bastón de sombras.

Pero Caelan ya estaba listo.

Aprovechó el momento de duda de Alaric y lanzó su sombra hacia él, envolviendo su cuerpo en una red imparable, atrapándolo en un campo de oscuridad que le drenaba la energía.

El Cazador de los Caídos cayó de rodillas.

No soy tan fácil de matar —dijo Caelan, con una sonrisa fría.

De una forma brutal, Caelan utilizó la energía del vacío para finalmente desintegrar a Alaric, dejando solo las cenizas de su existencia.

El primer Cazador había caído.

[FIN DEL CAPÍTULO 5]