emyshchion

En un mundo donde cada ser humano nacía con un Guardián Bestial, criatura forjada de la magia de los elementos primordiales —fuego, agua, viento, tierra—, la vida era una danza eterna entre el poder y el destino. Desde su primer aliento, a cada niño se le concedía no solo una bestia, sino también un Dominio: una afinidad mágica que moldearía su camino, ya fuera la invocación de tormentas, la manipulación de las llamas, la comunión con la tierra o el fluir del agua.
La nobleza y la realeza eran castas no solo de sangre, sino de poder. Las Casas más antiguas dominaban elementos raros: hielo, relámpago, sombras, incluso éter espiritual. Ángeles custodiaban antiguos pactos de equilibrio. Demonios susurraban tentaciones en las noches más oscuras. Hadas y espíritus vagaban entre los mortales, invisibles para la mayoría, pero vitales en los hilos del destino.
En este mundo nació —o más bien, renació— Caelan Duskvarr, un alma vieja atrapada en un cuerpo joven, sin memoria clara de su vida anterior, pero con la sensación ardiente de que había dejado asuntos inconclusos. Esta vez, en su nacimiento, su Guardián no fue un lobo de fuego ni un tigre de viento... sino una criatura prohibida: un Dragón de Sombra, un ser que no pertenecía a ningún elemento natural conocido.
Marcado por la sospecha, temido por los sabios, y vigilado por la realeza, Caelan tendría que navegar una vida plagada de secretos, donde su Dominio —aún desconocido y errático— lo conectaba tanto a la luz de los ángeles como a la oscuridad de los demonios.
El equilibrio del mundo se resquebrajaba. Familias nobles caían, reyes morían sin dejar herederos, y bestias salvajes surgían de grietas en la tierra misma. A medida que su poder crecía, Caelan descubriría que su reencarnación no era un accidente. Él era la pieza clave en un juego ancestral entre fuerzas divinas y malditas... y el mundo entero era el tablero.
Para sobrevivir, Caelan tendría que domar su Guardián, desentrañar el misterio de su pasado, formar alianzas improbables con hadas y espíritus, y desafiar a la mismísima nobleza y realeza que pretendían usarlo como un arma o destruirlo.

"El Guardián de las Sombras Primordiales"

# 📖 Capítulo 20 — Sombras sobre los Escudos Nobles

### 🏛️ Gran Asamblea de las Casas — Santuario de los Diez Pilares

Cada diez años, las casas más poderosas de los cinco reinos se reunían en la fortaleza neutral de **Vaer-Thal**, el Santuario de los Diez Pilares. Esta vez, no fue por tradición, sino por **urgencia**.

Los estandartes ondeaban: el halcón de los **Virethorn**, la hidra de los **Saalven**, el coloso de piedra de los **Dranvel**, el ojo de las **Mernis**, y la **espiral de fuego carmesí de los Dervair**.

Todos habían escuchado el rumor: *el heredero Dervair había despertado a Ignarion, el Fénix Primordial*.

La sala estaba llena de murmullos mágicos, hechizos de protección, y miradas afiladas como cuchillas. En el centro, en un asiento rodeado de fuego sigilado, se encontraba **Lord Althar Dervair**, el patriarca. Su rostro imperturbable contrastaba con las emociones que bullían en el aire.

—Así que es verdad —espetó **Lady Mernis**, cuyos ojos brillaban con esencia de psique.

—¿Tu hijo caminó dentro de un relicario ancestral… y salió caminando con un pilar despierto a su espalda?

—¿Y por qué no lo destruyó? —gruñó **Lord Garrion Dranvel** golpeando la mesa con un puño de piedra.

—¿O acaso ya olvidaron lo que ocurrió la última vez que un pilar ardió?

—No lo destruyó —interrumpió Althar con voz cortante— porque **él es el portador de Ignarion.**

—El pilar lo eligió. El Fénix **reencarnó** en él.

—Y ahora, como manda la antigua ley, **las casas deben decidir si lo apoyan… o lo enfrentan.**

### 👑 Casa Saalven — Señores del Agua Profunda

Lady Virelle Saalven se inclinó hacia adelante, con su mirada gélida.

—No hay elección que tomar aún. Lo apoyaremos… cuando sepamos si puede **controlar** ese poder.

—De lo contrario, será más peligroso que los mismos demonios del Abismo.

—Tal vez ya lo es —susurró **Dathrian Virethorn**, señor del cielo.

—La magia del viento cambia con su respiración. Las aves no vuelan sobre sus tierras.

La tensión se hizo tangible. Solo una voz faltaba.

### 👁‍🗨 Casa Umbral — Los Silentes

Una figura encapuchada, representante de la **Orden del Umbral Silente**, apareció entre las sombras sin que nadie lo notara.

—La asamblea teme lo que no comprende. —Su voz era como el roce de la tela sobre piedra.

—Nosotros no tememos… actuamos. Si Caelan Dervair pierde el control, **nosotros seremos la cadena.**

Lord Althar lo miró con frialdad.

—Pueden intentar encadenarlo, si desean ver al mundo envuelto en llamas.

—Pero será bajo su responsabilidad cuando el Fénix responda.

### 🔥 Mientras tanto — Filo Carmesí

Caelan, lejos de la asamblea, entrenaba en los patios de la fortaleza. Sus llamas ya no eran rojas. Ahora ardían **doradas**, con destellos oscuros en el núcleo. Su bestia guardiana, **Tahr’vel**, lo observaba con ojos de juicio ancestral.

Un mensajero llegó, jadeando, con un pergamino sellado por todos los emblemas nobles.

Caelan lo leyó en silencio. Al terminar, sus ojos brillaban con rabia contenida.

—Así que ahora soy tema de debate. —Susurró.

—Si quieren venir… que lo hagan. **Los recibiré con fuego.**

**FIN DEL CAPÍTULO 20 — Sombras sobre los Escudos Nobles**

Capítulo 20 — Sombras sobre los Escudos Nobles.