En ese momento, las manos de Valentina se cerraron en puños debajo de la mesa. Su corazón latía aceleradamente, pero no por emoción —sino por frustración.
Conocía demasiado bien a Damien. Su arrogancia no tenía igual, y su habilidad para hablar mal y humillar a otros era algo natural en él. Lo odiaba. Odiaba cómo se comportaba como si el mundo le debiera todo.
Pero ahora mismo, eso ni siquiera era lo peor.
Su pecho se tensó mientras miraba a Raymond. Estaba en silencio. Su rostro era indescifrable, pero en el fondo, ella ya lo sabía —él no podría competir.
No aquí. No contra Damien, y ciertamente no contra J12.
Entonces tragó con dificultad, con la garganta seca. Esto no debería estar pasando.
Habían venido aquí para recuperar el collar de su madre, algo que nunca debería haber salido de su posesión en primer lugar. Lo había visto con sus propios ojos, pero no podía alcanzarlo. Se estaba escapando, como todo lo demás en su pasado.
Por esto exactamente quería tener éxito.