CAPÍTULO 60

No queriendo permitir que sus dulces palabras la afectaran esta vez.

Inmediatamente las cejas de Valentina se fruncieron, la confusión destellando en sus ojos. No podía entender por qué Raymond diría algo así.

—¿Por qué dirías algo así? —susurró, su voz impregnada de frustración.

Sacudió la cabeza, apartando la mirada. —Tú y yo sabemos que es una cantidad enorme de dinero. Incluso si de alguna manera tuvieras tanto, no te dejaría desperdiciarlo en un collar. Es ridículo. Hace tres años, este collar se vendió por un millón de dólares. Ahora, están inflando el precio a quince millones solo por algunas supersticiones sin fundamento? ¿Suerte? ¿Riqueza? Todo tonterías.

Sus dedos se apretaron alrededor del borde de la mesa.

—No es por eso que lo quería. —Su voz era firme—. Es el collar de mi madre. Esa es la única razón por la que me importa.

Exhaló bruscamente, sus emociones presionando contra su pecho.

—Vámonos ya. Todo ha terminado.