CAPÍTULO 81

Cuando Raymond le preguntó a Valentina qué coche le gustaba, ella no pudo evitar sonreír. No era solo la pregunta, sino la forma en que la hizo, la suavidad en su voz, la manera en que la hacía sentir como si fuera la persona más importante del mundo.

Se había sentido mal no hace mucho, humillada por María y Chloe, menospreciada por sus palabras, y hecha sentir como si no perteneciera. Incluso la presencia de Liam había sido sofocante, su mirada crítica pesando sobre ella como una condena silenciosa.

Pero entonces, estaba Raymond.

Él siempre sabía exactamente qué decir, exactamente cómo levantarle el ánimo. Con solo unas pocas palabras, borraba la negatividad a su alrededor, reemplazándola con calidez y seguridad. Era como si la entendiera más de lo que ella misma se entendía.

En ese momento Raymond inclinó ligeramente la cabeza, sus labios curvándose en una sonrisa burlona.