Capítulo 181

La tercera bofetada hizo que la conciencia del hombre parpadeara como una bombilla a punto de apagarse.

Inmediatamente su cabeza se ladeó, con los ojos volteándose momentáneamente antes de luchar desesperadamente por mantenerse despierto. Un gemido ahogado escapó de su boca destrozada.

Entonces la sangre brotó de su nariz y labios, corriendo por su cuello y manchando su costosa camisa. Ahora su rostro se había hinchado hasta quedar irreconocible—una máscara grotesca y distorsionada de lo que había sido minutos antes.

Intentó formar palabras, pero solo sonidos ininteligibles burbujearon a través de la sangre. Sus pensamientos se dispersaron como pájaros asustados. Nada tenía sentido ya. El dolor lo nublaba todo. El mundo se había reducido a este momento, esta habitación, este castigo que no podía comprender.

La palma de Raymond ardía mientras conectaba con la mandíbula de Trevor, el sonido como un latigazo en el almacén abandonado.