El peligro

—Tu dinero y tus regalos no significan nada para mí —espetó ella, empujando la tarjeta contra su pecho, con sus facciones contorsionándose—. Acepté esos regalos porque te amaba. Ahora, ya no te amo. No quiero tu dinero. No quiero nada de ti. Deja de molestarme.

Los ojos de Denis se oscurecieron. Su compostura se quebró. Agarró su muñeca y la jaló hacia adelante. Su otra mano se disparó, con los dedos clavándose en su mandíbula.

—Has ido demasiado lejos esta vez —gruñó, su expresión oscureciéndose—. Te castigaré.

La empujó contra el asiento, su cuerpo invadiendo el de ella mientras se inclinaba para besarla. Ana giró la cabeza hacia un lado.

Las cejas de Denis se fruncieron.

—No quieres mi beso.

Ella no dijo nada.

—Mírame. —Sus dedos pellizcaron su barbilla, obligándola a mirarlo—. Te estoy preguntando algo.

Una curva lenta y amarga en sus labios.

—¿Quieres besarme ahora? ¿Por qué? ¿Finalmente te has enamorado de mí después de dejar embarazada a tu primer amor?