En la casa de Agustín…
Después de refrescarse, Ana salió del baño y se acomodó en la cama con su portátil. Sostuvo la memoria USB entre sus dedos, con una determinación inquebrantable brillando en sus ojos penetrantes.
—Denis —murmuró—. Esto es solo el comienzo. Mientras me mantengas cerca de ti, me aseguraré de que te arrepientas.
Conectando la memoria USB al portátil, sus dedos volaron sobre el teclado. En cuestión de momentos, sobrepasó las barreras de seguridad e infiltró la cuenta de Becca.
Ana siempre había mantenido sus habilidades de hackeo en secreto, nunca con la intención de usarlas para vengarse. Pero la traición de Denis, su crueldad y su negativa a hacer justicia con el verdadero culpable la habían dejado sin opciones.
Sonrió peligrosamente. —Becca, me apuñalaste por la espalda e intentaste arruinarme. Ahora, es tu turno de sentir el ardor. Elegiste a la persona equivocada para cruzarte, y te prometo que esto será tu perdición.