La reunión con el Sr. Lee

La postura de Agustín se tensó instantáneamente, la calidez en su mirada desvaneciéndose, reemplazada por una profunda preocupación.

—Llévame allí —ordenó, poniéndose de pie de un salto.

Gustave asintió secamente y salió rápidamente, con Agustín pisándole los talones.

Ana llegó al hotel de lujo donde la reunión estaba programada. Entró en el ascensor, subiendo directamente al último piso. Cuando las puertas se abrieron, el agudo sonido de sus tacones resonó contra el suelo de mármol.

Moviéndose con elegancia, caminó por el elegante vestíbulo, su destino claro: las brillantes puertas dobles de cristal que conducían al restaurante.

Las empujó y entró, su mirada recorriendo la sala. La atmósfera exudaba riqueza y exclusividad, con invitados que eran inconfundiblemente de círculos adinerados. Sin embargo, les prestó poca atención.