Lorie colgó y se volvió hacia la mesa, con el rostro tranquilo. Ana ya estaba comiendo, cortando su bistec con naturalidad.
—Está en camino —dijo Lorie, sentándose—. Se disculpa por el retraso.
Ana asintió sin levantar la mirada, aparentemente concentrada en su comida.
Los ojos de Lorie se desviaron hacia la copa de vino frente a Ana. —Por los nuevos comienzos —dijo, levantando su copa con una sonrisa.
Ana también levantó la suya. —Por los nuevos comienzos —repitió, dando un sorbo, con la mirada fija en Lorie todo el tiempo.
Lorie bebió un largo trago, sin darse cuenta del cambio. Un destello triunfante brilló en sus ojos mientras dejaba la copa. «Es solo cuestión de tiempo cuando todo cambiará», pensó.
Cuando terminaron los últimos bocados de comida, Ana se reclinó en su silla, presionando sus dedos contra su frente. Su expresión estaba tensa como si no se sintiera bien.