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El ceño de Megan se profundizó. Recordó instantáneamente la advertencia de Lorie sobre Ana acercándose a Agustín. La sospecha se encendió inmediatamente en su pecho.
Agustín luchó contra el impulso de saltar de su silla y tomar a Ana en sus brazos, de declarar su amor por ella frente a Megan y borrar cualquier rastro de duda. Pero se contuvo, recordándose la promesa que le había hecho a Ana.
Mantuvo su expresión fría y profesional mientras recogía los documentos que ella había colocado en su escritorio. Después de una rápida mirada, los dejó con un asentimiento sereno.
—Así que usted es la nueva secretaria —dijo con voz arrastrada—. Espero que no me decepcione como lo hizo la anterior.
Ana le dio una sonrisa brillante y confiada. —Me aseguraré de que no tenga quejas, señor.