Solo quiero tu perdón.

Denis entró en Corporación Starlite con la tranquila arrogancia de un hombre acostumbrado a llamar la atención. Sus ojos penetrantes observaron el interior limpio y modesto de la oficina, mucho más simple que la opulencia del Grupo Beaumont.

Una sonrisa burlona se dibujó en la comisura de su boca. «¿Así que esto es de lo que Agustín está orgulloso? ¿Solo una operación de poca monta?», pensó con silencioso desdén.

Una joven sentada en la recepción lo notó y le ofreció una sonrisa educada.

—Buenas tardes, señor. ¿Puedo ayudarle?

—Soy Denis Beaumont —dijo con tranquila autoridad.

La recepcionista se tensó al escuchar el nombre. Murmullos surgieron de algunos empleados cercanos. El Director Ejecutivo del poderoso Grupo Beaumont había entrado en persona—una sorpresa que ninguno de ellos había anticipado.

—L-Lo siento, no lo reconocí antes —tartamudeó, nerviosa—. Por favor, tome asiento mientras informo...