Ya estoy casado.

«Hice tanto por esta familia, pero solo me odiaron», susurró Ana entre sollozos.

El dolor en su pecho se intensificó al recordar las innumerables veces que había intentado complacer a Patricia y Lorie, pero nunca había sido suficiente. La única persona que realmente la había visto, que había estado a su lado en todo momento, era su padre. Y ahora él estaba inconsciente, sin saber lo que le habían hecho en su ausencia.

«Estará devastado cuando se entere», murmuró, sus palabras casi tragadas por su dolor. «No puedo seguir ocultándoselo. He estado fingiendo durante tanto tiempo... actuando como si todavía fuéramos una familia. Pero no sé cómo romperle el corazón con la verdad».

Incapaz de contener la tristeza, Ana enterró su rostro entre sus manos, sus hombros temblando con lágrimas silenciosas.

—Ana —dijo Denis suavemente, colocando una mano en su hombro.

Ella rápidamente se secó las lágrimas, tratando de componerse mientras lo miraba.