Flinter se quedó paralizado.
Su respiración se atascó en su garganta, sus extremidades rígidas como piedra.
El líder, un cultivador corporal de piel de hierro, alguien que podía triturar huesos con un solo golpe, ni siquiera había llegado hasta el gato.
Cuatro pasos.
Eso fue todo lo que dio.
Solo logró dar cuatro pasos antes de colapsar, sus extremidades doblándose sobre sí mismas, un saco roto con la boca abierta por la incredulidad.
Y ese sonido.
Krrsh.
Agudo. Repentino. El aire siendo desgarrado.
La mirada de Flinter se disparó hacia el gato.
Sin brillo. Sin fuego. Sin matriz. Ni siquiera una ondulación de qi.
¿Qué fue eso?
No, no una técnica.
¿Una herramienta? ¿Un arma?
Había visto algo pequeño - metálico, brillando en su pata.
Luego nada.
Solo el líder desplomándose en un parpadeo.
Su estómago se revolvió.
Los otros habían desaparecido. Y ahora el más fuerte entre ellos había sido aplastado como un gusano en el camino.