—Alpha Enzo, ha sido un verdadero honor hablar contigo —dijo Alpha Derek con un firme asentimiento, extendiendo su mano para un apretón. Su voz llevaba el peso de la experiencia y el respeto.
—El honor es mío, Alpha Derek —respondió Enzo suavemente, levantándose de su asiento con gracia sin esfuerzo. Tomó la mano ofrecida con un agarre fuerte y seguro—. Espero que encuentres tiempo para visitar nuestra manada pronto.
Alpha Derek se rio—un sonido profundo y retumbante que coincidía con su imponente estatura.
—Puedes contar con ello. No me perdería la oportunidad.
Luego, volviéndose hacia Luna Stella, su tono se suavizó. Tomó su mano gentilmente, presionando un beso respetuoso en sus nudillos.
—Luna, tu presencia es tan radiante como siempre. Siempre un placer.
Las mejillas de Luna Stella se ruborizaron con calidez mientras un suave sonrojo coloreaba su rostro. Ofreció una tímida sonrisa y desvió la mirada.