CAPÍTULO 118

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Eran más de las ocho de la noche. Avery salió de la puerta del vecindario e inmediatamente vio el coche de Alejandro. Aunque el coche parecía ordinario, la carrocería era al menos una talla más grande que el SUV promedio. Además, la mano de obra era muy exquisita, y las líneas eran suaves. La tenue luz brillaba sobre el coche, y su carrocería fluía con un sutil lustre, dándole una apariencia extremadamente texturizada y artística.