"""
La criatura que había sido Celeste se alzaba sobre ellos, su cuerpo retorcido en algo que ya no era humano ni lobo. Venas negras pulsaban a través de su piel gris mientras crecía más alta, con músculos flexionándose bajo ropas desgarradas.
—¿Qué hacemos? —jadeó Elara, retrocediendo mientras las rocas se desmoronaban bajo sus pies.
Kael se colocó delante de ella.
—Luchamos.
La bestia se abalanzó hacia adelante con una velocidad antinatural. Ronan empujó a Elara lejos mientras enormes garras cortaban el aire donde ella había estado. Darian rodeó por la derecha mientras Kael fue por la izquierda, ambos transformándose en lobos con aullidos gemelos.
—¡El colgante! —Las palabras de Tobias resonaron en la mente de Elara—. ¡Tu poder!
El collar de plata ardía contra su piel. Cuando el monstruo atacó de nuevo, algo se quebró dentro de Elara. El calor corrió por sus venas, repentino y feroz.