Las enormes garras del viejo guardián arañaron la piedra mientras los rodeaba como un depredador evaluando a su presa. Sus ardientes ojos rojos se fijaron en Elara, y ella sintió que los trillizos se acercaban más, formando un muro protector a su alrededor.
—¡Permanezcan juntos! —gritó Kael—. ¡Si nos separamos, gana!
La criatura se abalanzó hacia adelante con una velocidad imposible.
Ronan se transformó en el aire, su forma de lobo colisionando con el guardián en un choque de colmillos y furia. Rodaron por el suelo, gruñendo y mordiendo.
—¡Ronan! —gritó Elara cuando las garras del guardián rasgaron su costado, haciéndolo sangrar.
Darian y Kael se transformaron rápidamente, saltando para ayudar a su hermano. Los tres lobos atacaron desde diferentes ángulos, pero el guardián era demasiado fuerte, demasiado rápido. Con una mano masiva, envió a los tres hermanos volando.