Capítulo 51: La Verdad Sobre Elara

El amanecer aún estaba a horas de distancia, pero Elara no podía dormir. Se sentó junto a la ventana en la Casa Alfa, observando el bosque donde los guardias del Consejo se escondían en la oscuridad. Sus amigos finalmente se habían quedado dormidos después de discutir durante dos horas seguidas sobre qué hacer. —Te llevarán de todos modos —había dicho Kael—. Al menos si vas voluntariamente, podrían tratarte mejor. —Luchamos —había gruñido Ronan—. No nos rendimos sin batalla. —Luchar contra el Consejo es suicidio —había señalado Darian—. Necesitamos un plan.

Pero ¿qué plan podría funcionar contra los lobos más poderosos de América del Norte? Un suave golpe la hizo girar.

—Adelante.

La puerta se abrió, y Tobias entró. Elara saltó a sus pies, con fuego plateado chispeando en sus manos.

—Espera —dijo él, con las manos levantadas—. No estoy aquí para hacerte daño.

—¡Intentaste matar a Celeste!

—No, intenté salvarla. De su padre, de Lydia, de todo esto.