La sangre se acumulaba bajo Elara mientras el falso Kael hundía más su cuchillo de hielo en su pecho.
—¿Te duele, omega? —preguntó con la cara de Kael pero con la voz cruel de un extraño—. Bien. Te mereces cada pizca de dolor.
El verdadero Kael rugió con rabia, lanzándose contra su doble.
Sus poderes de hielo chocaron en una explosión de fragmentos congelados que cortaban el aire como vidrio.
—¡Aléjate de ella! —gritó Kael, creando un enorme martillo de hielo.
Su gemelo malvado se rió, esquivándolo con facilidad.
—Ella está muriendo por tu culpa, hermano. Tu debilidad hizo esto posible.
Ronan y Darian estaban librando sus propias batallas.
El fuego del Ronan malvado ardía negro en lugar de naranja, dejando marcas de quemaduras en todo lo que tocaba. Las habilidades de verdad del Darian malvado se habían convertido en mentiras, haciendo que el verdadero Darian tropezara y dudara de sus propios sentidos.