Capítulo 52: Donde se deciden las líneas

Puesto de mando avanzado — Egipto, 2 de enero de 1942

La tienda de mando estaba a medio enterrar en la arena, como si el desierto intentara tragársela también. Dentro, los mapas estaban sujetos con piedras, y el café, con resignación.

SS-Hauptsturmführer Albrecht entró sin necesidad de anunciarse. El capitán Hoffner, oficial de enlace del Afrika Korps, levantó la vista y esbozó una sonrisa cansada.

—Puntual como un reloj suizo… sin pilas —bromeó.

—A diferencia de algunos mapas —respondió Albrecht, señalando el que tenían delante—. Este dice que tenemos flancos. La realidad dice que tenemos agujeros.

Ambos se sentaron. El ambiente era serio, pero no tenso. Hoffner era de los que sabían cuándo hablar como oficial y cuándo como humano.

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—Tenemos movimientos británicos al este de Bir el Abd —dijo Hoffner—. No sabemos si es preparación o distracción.

—¿Y en el centro?

—Silencio. Pero demasiado perfecto. Como si esperaran que pasemos primero.

Albrecht asintió.

—¿Y quieres que seamos los primeros?

—No quiero. Necesito.—La Leibstandarte no solo aguanta: empuja. Y Ritter ha demostrado que sabe hacerlo sin desintegrarse en el proceso.

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Albrecht bajó la mirada un instante. Luego respondió:

—Falk no pide nada. Pero lo anota todo.—Si vuelve a salvarnos el pellejo, más vale que alguien lo recuerde cuando esto acabe.

Hoffner levantó la taza de café.

—Por lo que aún no sabemos que va a hacer.

—Y por lo que ya ha hecho —cerró Albrecht.

Chocaron sus tazas con resignación.Sin brindis.Pero con respeto.

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Sobre la mesa, las líneas volvieron a moverse.Pero los hombres que las dibujaban ya sabían que el frente no empieza en los mapas.Empieza en las decisiones que no necesitan aplauso.