Capítulo 74 – Donde marchan los nuestros

Estación militar de carga – Afueras de Orléans24 de enero de 1943, al anochecer

El tren blindado estaba listo. Las luces eran tenues. La nieve crujía bajo las botas. Los motores de los cinco tanques vibraban a bajo régimen, como si también esperaran la señal.

Falk bajó de su Tiger y se colocó frente a sus hombres. Nadie hablaba. Solo el silbido del viento entre los vagones.

—Escuchad —dijo, sin levantar la voz.

Todos callaron.

—Sabéis a dónde vamos. Sabéis lo que nos espera. No os prometo descanso, ni gloria, ni siquiera volver con vida. Lo que os prometo es esto: que si caemos, lo haremos juntos. Y si rompemos esas líneas, lo haremos porque nadie más puede.

Pausa. Los miró uno a uno.

—No sois soldados cualquiera. Sois mi pelotón. Y desde hoy… sois la punta de la lanza.

Silencio. Ningún aplauso. Solo respiraciones contenidas.

Entonces, desde el fondo, Vogel, con los ojos brillando, alzó la voz con un canto que había cruzado frentes y trincheras:

🎵 Wenn alle untreu werden, so bleiben wir doch treu...(Cuando todos sean infieles, nosotros seguiremos fieles...)

La melodía se abrió paso como el humo, densa y suave, hasta que rompió en el estribillo.

🎵 SS marschiert in Feindesland, und der Sturm bricht los!(La SS marcha en tierra enemiga, ¡y estalla la tormenta!)

Uno a uno, las voces se sumaron. Primero Helmut. Luego Konrad. Después Ernst y los demás.

Falk se quedó inmóvil por un segundo... y luego, sin decir nada, se unió al canto.

🎵 Kämpfen wir für Deutschland, lieben unser Volk!(¡Luchamos por Alemania, amamos a nuestro pueblo!)

Cantaron con fuerza. No por propaganda. No por orgullo. Sino por ellos mismos, por lo que habían sido, y por lo que aún iban a sufrir y resistir juntos.

Cuando cayó el último verso, el silencio fue más pesado que el acero.

La locomotora silbó. Nadie necesitó órdenes.

El pelotón subió a sus tanques.

La marcha al Este comenzaba. Y no habría vuelta atrás.