La victoria sobre Eldrin y la conquista del reino subterráneo habían dejado a Eleonora en un estado de euforia embriagadora. Sentada en el trono de obsidiana, con Poimandres a sus pies y los Elfos Lunares a su disposición, se sentía invencible. Pero incluso en la cima de su poder, una sombra de inquietud se cernía sobre ella. La sombra de su pasado.
Eleonora recordó a Aria Recordó su llegada a Umbría, una joven huérfana, en un orfanato ,llena de miedo e incertidumbre, pero también de una curiosidad insaciable por la magia. Recordó la calidez de la Maestra Eleonora, la mujer que la había acogido, que le había enseñado, que le había dado un hogar… y que luego la había traicionado.
"¿Traicionado?" se preguntó Eleonora en voz alta, su voz resonando en la sala del trono vacía. "O… ¿guiado? ¿Acaso Eleonora, la vieja Eleonora, no me estaba preparando para esto? ¿Para este poder?"
Se levantó del trono, inquieta. La magia del Caos fluía a través de ella, haciéndola sentir poderosa, sí, pero también… sola.
Caminó hacia una de las bibliotecas del castillo, una vasta colección de libros y pergaminos acumulados por los Elfos Lunares durante milenios. La mayoría de los textos estaban escritos en la lengua élfica, que ahora Eleonora dominaba, pero sus ojos se posaron en un estante apartado, donde se guardaban libros en un idioma que le resultaba familiar: el latín.
Eran libros antiguos, encuadernados en cuero gastado, con títulos escritos en letras doradas que brillaban débilmente en la penumbra. Libros que Eleonora reconoció al instante.
"Los libros prohibidos…" susurró.
Recordó la biblioteca de Umbría, y una sección en particular, oculta tras un hechizo de ilusión, a la que solo la Maestra Eleonora tenía acceso. Una sección que contenía los libros más peligrosos, los conocimientos más oscuros, aquellos que la Iglesia de la Luz había prohibido expresamente.
Eleonora, en su juventud, siempre había sentido una fascinación morbosa por esa sección prohibida. Había pasado horas espiando, intentando descifrar el hechizo de ilusión, soñando con el poder que esos libros debían contener.
Y ahora, aquí estaban, ante ella, trece volúmenes que, de alguna manera, habían llegado al reino subterráneo, quizás traídos por algún elfo erudito en el pasado, quizás por la misma magia que había creado este lugar.
Eleonora tomó uno de los libros, De Vermis Mysteriis, y lo abrió con manos temblorosas. El olor a pergamino antiguo y tinta mágica llenó sus fosas nasales, despertando recuerdos olvidados.
"Estos libros…" se dijo a sí misma, "...fueron mi primera tentación. La primera semilla de la oscuridad… o quizás, la primera semilla de mi verdadera naturaleza."
Comenzó a leer, y las palabras, aunque escritas en un latín arcaico y críptico, resonaron con la magia del Caos que ahora fluía por sus venas. Recordó haber intentando robar estos libros en su adolescencía, y ahora, era la dueña de todo un reino oculto.
Eleonora examinó los trece libros, uno por uno, recordando las leyendas que había escuchado sobre ellos en Umbría, las advertencias de los profesores, el miedo y la fascinación que habían despertado en ella.
Aquí están, pensó, con una mezcla de temor y excitación, los trece escalones hacia la oscuridad… o hacia la iluminación. Depende de cómo los use.
De Vermis Mysteriis (Misterios del Gusano): Un grimorio infame que describe rituales necrománticos, invocaciones de demonios y secretos de la vida después de la muerte. Se dice que su autor, Ludwig Prinn, enloqueció tras escribirlo. Eleonora recordaba la sensación de hormigueo en la piel cada vez que escuchaba este título, la mezcla de repulsión y curiosidad que despertaba en ella.
Cultes des Goules (Cultos de los Ghouls): Un estudio detallado de las sectas que adoran a entidades necrófagas y practican rituales caníbales. Escrito por el Conde d'Erlette, se rumorea que contiene información sobre cómo convertirse en un ghoul. La joven Eleonora había sentido un escalofrío al leer sobre los ghouls, imaginando sus rostros cadavéricos y sus festines macabros.
Unaussprechlichen Kulten (Cultos Innombrables): Un compendio de rituales y creencias de cultos oscuros y olvidados, que adoran a dioses primordiales y entidades cósmicas. Escrito por Friedrich von Junzt, se considera uno de los libros más peligrosos jamás escritos. Eleonora había sentido una fascinación prohibida por esos dioses antiguos, por su poder inmenso y su indiferencia hacia la humanidad.
El Libro de Eibon: Un grimorio que contiene hechizos y rituales de la antigua Hiperbórea, incluyendo invocaciones a entidades extra dimensionales y viajes en el tiempo. Se dice que Eibon, su autor, desapareció misteriosamente. Eleonora recordaba haber soñado con los paisajes helados de Hiperbórea, con sus ciudades ciclópeas y sus dioses inhumanos.
Liber Ivonis (Libro de Ivo): Una traducción latina de un texto aún más antiguo, que describe los secretos de la alquimia, la magia y la astrología. Se cree que contiene la clave para la transmutación de los metales y la creación de la Piedra Filosofal. "La Piedra Filosofal…", pensó Eleonora. "La promesa de la inmortalidad… ¿Acaso no es eso lo que todos buscamos, al final?"
Necronomicón (Libro de los Nombres Muertos): El grimorio más infame de todos, escrito por el "árabe loco" Abdul Alhazred. Contiene información sobre los Primigenios, entidades cósmicas de un poder inimaginable, y rituales para invocarlos. Eleonora había sentido un terror profundo al leer sobre los Primigenios, pero también una atracción irresistible hacia su poder destructivo.
Pnakotica (Manuscritos Pnakóticos): Una colección de fragmentos de textos antiguos, que relatan la historia de civilizaciones prehumanas y la existencia de seres de otros planetas. "Otras civilizaciones… otros mundos…", pensó Eleonora. "¿Acaso no hay límites para el conocimiento, para el poder?"
R'lyeh Text (Texto de R'lyeh): Un libro escrito en un idioma desconocido, que se cree que describe la ciudad sumergida de R'lyeh, donde yace dormido el Gran Cthulhu. Eleonora había sentido náuseas al leer sobre Cthulhu, una criatura tan vasta y poderosa que su mera existencia desafiaba la cordura.
Susurros desde la Oscuridad: Se rumora que este libro no fue escrito por manos humanas, sino dictado por entidades de las tinieblas. Describe métodos para contactar con los muertos y obtener conocimiento del más allá. Eleonora se preguntó si el Banshee que la había advertido en Umbría habría conocido este libro.
Fragmentos de Celaeno: Restos de un compendio de profecías que detallan el fin del mundo y el retorno de los Primigenios. Solo existen en la forma de trozos de cerámica antigua, casi ilegible. "El fin del mundo…", pensó Eleonora. "Quizás sea inevitable. Pero quizás, con el poder suficiente, pueda ser… controlado."
El Testamento de Carnamagos: Un relato detallado por un hechicero moribundo sobre sus pactos con demonios y sus experimentos con la magia negra. Eleonora sintió un escalofrío al leer este libro. La idea de vender el alma a cambio de poder… ¿era ese el camino que ella había elegido?
El Libro Negro de los Sueños: Este tomo describe rituales para entrar en el Mundo de los Sueños, un plano de existencia paralelo donde la realidad es maleable y los deseos se hacen realidad. "El Mundo de los Sueños…", pensó Eleonora. "Un lugar donde podría rehacer el mundo a mi imagen y semejanza."
De Lapide Philosophorum (Sobre la Piedra Filosofal) Este tratado, atribuido a un alquimista anónimo, describe no la creación de la piedra, sino su uso correcto, los peligros de su poder y los secretos de su verdadera naturaleza, la conexión con el alma humana.
"Este es diferente", notó Eleonora, este no habla de ambición, sino de alma.
Eleonora cerró el último libro, sintiéndose abrumada por la cantidad de información y por la oscuridad que emanaba de esos textos.
"Estos libros…", se dijo a sí misma, "...fueron la perdición de muchos. Pero también fueron la fuente de un poder inmenso. Y ahora, ese poder está a mi alcance."
Se levantó, con una nueva determinación en sus ojos rojos. Ya no era la joven e ingenua estudiante de Umbría, ni la Maestra traicionada, ni siquiera la hechicera del Caos. Era algo más. Algo… peor.
"Eleonora ha muerto," declaró, su voz resonando en la biblioteca vacía. "Ahora, solo queda… Nyx. La Reina de la Noche Eterna."
Y con esas palabras, Nyx, la antigua Eleonora, abrazó por completo su destino. Un destino que la llevaría a desafiar no solo a Umbría, sino a todo el orden establecido, a desatar el Caos sobre el mundo y a reclamar el poder que, según ella, le correspondía por derecho. Los trece libros prohibidos, la sabiduría oscura que contenían, serían sus armas. Y Poimandres, el Dragón Primordial, sería su estandarte. La guerra final había comenzado, y el mundo temblaría ante el ascenso de la Reina de la Noche Eterna.