Las clavículas de Salomón capaces de derrotar a cualquiera

La noticia del despertar de Poimandres y la transformación de Eleonora en la Reina de la Noche Eterna llegó a Umbría como un trueno en una noche despejada. El miedo se extendió como la pólvora, pero Merlín, con su calma imperturbable, convocó una reunión urgente del Consejo y los Magos Antiguos.

"Sabíamos que este día llegaría," dijo Merlín, su voz grave pero serena. "La oscuridad ha despertado, y debemos estar preparados para enfrentarla."

Aria, a pesar del terror que sentía, se mantuvo firme. "Eleonora… Nyx… es poderosa," dijo. "Y con Poimandres a su lado, será casi invencible."

"Casi," corrigió Merlín. "Pero no invencible. Existe una forma de derrotarla. Una forma que requiere un conocimiento aún más antiguo, aún más prohibido que el de la Tabla Esmeralda."

Merlín se dirigió a una sección oculta de la biblioteca, un lugar que incluso Aria, con su nuevo rango en el Consejo, desconocía. Allí, detrás de un muro de piedra que solo respondía al tacto de Merlín, se encontraba una cámara secreta.

En el centro de la cámara, sobre un pedestal de mármol, reposaba un libro. No era un libro grande ni ostentoso, sino un volumen pequeño, encuadernado en cuero negro, con un sello de plata en forma de pentagrama invertido.

"Este," dijo Merlín, "es Clavicula Salomonis Regis, las Clavículas de Salomón. Un grimorio que contiene los secretos de la magia ceremonial, la invocación de ángeles y demonios, y el control sobre las fuerzas elementales."

Un murmullo de sorpresa y preocupación recorrió la sala. Las Clavículas de Salomón eran legendarias, consideradas por muchos como el texto mágico más peligroso jamás escrito. Se decía que el propio Rey Salomón había utilizado su poder para construir su templo, para someter a los demonios y para alcanzar una sabiduría sin igual.

"Pero este libro…" dijo la profesora Minerva, con voz temblorosa, "…está prohibido. Se dice que corrompe a quien lo usa."

"Es cierto," respondió Merlín. "El poder de las Clavículas es inmenso, y su uso conlleva un gran riesgo. Pero en tiempos desesperados, se requieren medidas desesperadas."

Merlín explicó que las Clavículas de Salomón contenían la clave para derrotar a Poimandres y a Eleonora. En sus páginas se describían rituales para invocar a entidades poderosas, capaces de contrarrestar la magia del Caos. Se hablaba de sellos y pentagramas que podían aprisionar a demonios y dragones. Se detallaban conjuros que podían desterrar la oscuridad y restaurar el equilibrio.

Pero lo más importante, y lo más perturbador, era la revelación de un secreto oculto durante milenios.

"Las Clavículas," dijo Merlín, "revelan que Poimandres no fue siempre una criatura del Caos. En el principio, fue una entidad de luz, un ser de pura energía creativa, conocido como… Jehová."

Un silencio sepulcral cayó sobre la sala. El nombre de Jehová, el dios de los hebreos, el creador del universo según sus escrituras, pronunciado en ese contexto, era una blasfemia.

"Jehová, en su afán por crear un mundo perfecto, se dividió en dos," continuó Merlín. "Una parte de sí mismo se convirtió en el arquitecto, el ordenador, el que imponía las leyes. La otra parte se convirtió en la materia prima, la energía caótica, la que permitía la creación y la destrucción."

"Jehová de los ejércitos fue el creador del cielo y la tierra, pero al separ su luz de su sombra, creo su propia destrucción, su sombra creció y creció hasta volverse su nemesis, Poimandres."

"Con el tiempo, la parte caótica, Poimandres, se rebeló contra la parte ordenada, Jehová. Se produjo una guerra cósmica, que terminó con el aprisionamiento de Poimandres y la fragmentación del poder de Jehová."

"Las Clavículas de Salomón," dijo Merlín, "contienen los rituales para volver a unir a Jehová y Poimandres, para restaurar el equilibrio original. Pero para hacerlo, se requiere un sacrificio… un sacrificio de una magnitud inimaginable."

La revelación de Merlín provocó un debate acalorado entre los presentes.

"¿Estás sugiriendo que usemos un libro que invoca demonios?" preguntó Kaelen, con incredulidad. "Eso va en contra de todo lo que nos han enseñado."

"Es una locura," dijo Lyra. "Jugar con fuerzas que no comprendemos… podría desencadenar un desastre aún mayor."

"No tenemos otra opción," respondió Aria, con firmeza. "Eleonora y Poimandres no nos dejarán en paz. Si no actuamos, destruirán todo lo que amamos."

"Pero el precio…" dijo el profesor Alatar, con voz temblorosa. "El sacrificio que mencionaste… ¿qué implica?"

Merlín suspiró. "Implica la destrucción de la dualidad," dijo. "La reunificación de Jehová y Poimandres borrará la distinción entre la luz y la oscuridad, entre el orden y el caos. Creará una nueva realidad, una realidad que no podemos predecir."

"Podría significar el fin del mundo tal como lo conocemos," dijo Morgana Le Fay, con su habitual pragmatismo.

"O podría significar el comienzo de un mundo mejor," respondió Merlín. "Un mundo sin guerra, sin sufrimiento, sin la eterna lucha entre el bien y el mal."

El debate continuó durante horas. Los argumentos a favor y en contra se sucedían, cada uno con su peso y su lógica. El miedo a lo desconocido se enfrentaba a la desesperación de la situación actual.

Finalmente, Aria tomó la palabra.

"Hemos aprendido mucho en los últimos tiempos," dijo, mirando a sus compañeros, a sus maestros, a los Magos Antiguos. "Hemos aprendido que la magia no es ni buena ni mala, que depende de cómo la usemos. Hemos aprendido que la oscuridad puede ser una herramienta, si se controla adecuadamente. Y hemos aprendido que, a veces, para alcanzar la luz, debemos atravesar la sombra."

"Yo creo," continuó, "que debemos confiar en la sabiduría de Merlín. Debemos estudiar las Clavículas de Salomón, comprender sus secretos, y prepararnos para usarlas, si llega el momento."

"Pero no debemos olvidar," añadió, con una mirada sombría, "que el poder, incluso el poder para hacer el bien, siempre conlleva un riesgo. Y que el fin, por noble que sea, no siempre justifica los medios."

La propuesta de Aria fue sometida a votación. Y, por una estrecha mayoría, el Consejo de Umbría decidió seguir el camino propuesto por Merlín.

Comenzaría el estudio de las Clavículas de Salomón, un estudio peligroso y prohibido, pero que representaba la última esperanza de Umbría, y quizás del mundo entero, contra la amenaza de la Reina de la Noche Eterna y su dragón primordial. La decisión estaba tomada, y el destino de todos pendía de un hilo, un hilo tejido con magia antigua, conocimiento prohibido y un sacrificio potencial que podría cambiar la realidad para siempre.