Cancún, México - Lunes, 5 de mayo de 2025, 2:35 PM EST
Cuatro días. Habían pasado cuatro días desde la transformación de Malakor y la terrible revelación de Aria sobre el sabotaje de Nyx. Cuatro días de una tensión asfixiante en la base de Cancún, donde la frágil alianza trabajaba bajo la doble sombra del despertar de Cthulhu en el Caribe y la traición activa de la antigua Maestra de Umbría. Aria había pasado gran parte de ese tiempo en meditación profunda, intentando comprender y controlar el Chi, enseñando los rudimentos a los Castigadores bajo la mirada vigilante de Drácula, y preparándose mentalmente para el intento de contactar la conciencia de Nyx a través de la Rejilla.
La relativa calma, si es que alguna vez la hubo, se hizo añicos esa tarde.
Las alarmas mágicas de Umbría, reconfiguradas por Merlín para detectar fluctuaciones caóticas específicas, estallaron simultáneamente con una cacofonía ensordecedora. Al mismo tiempo, los monitores de noticias globales que Javier y el equipo de Elena vigilaban se iluminaron con alertas rojas de múltiples ciudades importantes: Londres, Tokio, Sao Paulo, El Cairo, Nueva York...
"¡Múltiples eventos de energía caótica a gran escala!" gritó Alatar, sus ojos mirando fijamente un orbe de adivinación que mostraba remolinos de energía oscura extendiéndose sobre un mapa del mundo. "Coordinados. Demasiado precisos para ser aleatorios. ¡Es ella!"
En las pantallas de noticias, las imágenes eran de pesadilla. En Londres, una niebla antinatural descendía sobre Trafalgar Square, provocando alucinaciones masivas y ataques de pánico colectivo. En Sao Paulo, disturbios violentos estallaban sin motivo aparente, la ira y el miedo magnificados hasta un frenesí irracional. En Tokio, miles de personas reportaban ver sombras retorcidas deslizándose por la periferia de su visión, susurrando dudas y desesperación. En El Cairo, un enjambre de escarabajos de aspecto enfermizo surgió del suelo cerca del museo, provocando el caos.
"Es Nyx," confirmó Merlín, su rostro sombrío como una nube de tormenta. Se concentró, sus sentidos extendiéndose a través de las corrientes mágicas del planeta. Palideció ligeramente. "Pero es peor de lo que pensaba. No solo está causando caos... ¡se está alimentando de él!"
Cerró los ojos, visualizando los flujos de energía. "Puedo sentirlo. La energía psíquica cruda... el miedo, la ira, la desesperación de millones de personas... está siendo canalizada. Drenada. Como si estuviera cosechando las emociones negativas humanas a escala global y absorbiéndolas." Señaló el orbe de Alatar. "Hacia múltiples puntos focales ocultos... pero todos conectados a una firma central... la de Nyx, amplificada por Poimandres."
Aria sintió una oleada de náuseas. Recordó a Eleonora, la maestra que le había enseñado a valorar la vida, a respetar el equilibrio. Verla ahora convertida en un parásito psíquico, alimentándose del sufrimiento humano... era una profanación.
"Está usando a la humanidad como una batería," dijo Kaelen con horror.
"Una táctica brillante y monstruosa, cortesía de Enlil, sin duda," comentó Drácula con frialdad, aunque sus ojos rojos mostraban una nueva y peligrosa intensidad. Nyx no solo los había debilitado al sabotear sus anillos, ahora estaba desestabilizando activamente el mundo que él, a su manera oscura, también consideraba su dominio. "Debilita a sus enemigos, fortalece su propia posición y siembra el terror... todo a la vez."
"No podemos permitir que continúe," dijo Merlín. "Este nivel de caos y miedo no solo la fortalece a ella y a Poimandres, sino que debilita aún más las barreras dimensionales. ¡Podría acelerar la manifestación completa de Cthulhu o atraer la atención hostil de los Netlin!"
La situación era crítica. Nyx había salido de las sombras. Ya no era una saboteadora oculta, sino una agresora activa en el escenario mundial. Su ejército de elfos corruptos, probablemente dirigidos por Enlil, estaba llevando a cabo una guerra psicológica y energética global.
Aria se puso de pie, su decisión tomada. La imagen de millones de personas sufriendo, su miedo alimentando a la mujer que había sido como su madre, era insoportable. El dilema ético se desvaneció ante la urgencia de la catástrofe.
"Tengo que contactarla," dijo, su voz resonando con una nueva determinación acerada. "Ahora. Mientras está... ocupada. Quizás su mente esté extendida, vulnerable. Necesitamos saber dónde está canalizando esa energía. Necesitamos saber cuál es su objetivo final. Y si queda una chispa de Eleonora... tengo que encontrarla. O extinguirla."
Miró a Merlín, no pidiendo permiso, sino declarando su intención. "Prepárense para apoyar el enlace. Y prepárense para lo peor."
El miedo seguía allí, un nudo frío en su estómago, pero ahora estaba cubierto por una capa de resolución helada. La confrontación ya no era una opción lejana, era una necesidad inmediata. Tendría que sumergirse en la mente de Nyx, enfrentarse a la oscuridad de su antigua mentora, y rezar para no perderse en el proceso. La guerra acababa de entrar en una fase mucho más personal y aterradora.