El enfrentamiento entre Sorcha y Nyx

La semana transcurrida desde que Nyx desató su campaña de terror global había sumido al mundo en una penumbra de miedo palpable. Las noticias eran un flujo constante de disturbios inexplicables, pánico masivo y fenómenos extraños que desafiaban toda lógica. En Cancún, el equipo reunido en la base improvisada luchaba contra el agotamiento y la creciente desesperación. El "Ancla de Coherencia" se mantenía a duras penas, un faro parpadeante en una tormenta de locura.

Aria se había aislado en una de las habitaciones más tranquilas, reforzada por runas de Merlín. Llevaba días preparándose para el intento de contactar mentalmente a Nyx, sumergiéndose en los principios de la Tabla Esmeralda y practicando el control del Chi. La carga era inmensa; no solo la presión de la misión, sino el peso de la traición de Eleonora.

Sorcha de la Mano Carmesí la encontró allí, sentada en meditación, el aire a su alrededor vibrando con una energía apenas contenida. La maga roja, normalmente estoica y pragmática, tenía una sombra de melancolía en sus ojos oscuros.

"Te preparas para enfrentarla," dijo Sorcha, más una afirmación que una pregunta.

Aria abrió los ojos. "Debo hacerlo. Necesitamos entender qué busca, cómo detenerla."

Sorcha se sentó frente a ella. "Quizás mi historia te dé... perspectiva. O una advertencia." Hizo una pausa, reviviendo un recuerdo doloroso. "Conocí a Eleonora mucho antes de que el Caos la reclamara por completo, antes de que se convirtiera en Nyx. Cuando aún lideraba el Círculo Escarlata, ya había una... impaciencia en ella. Una ambición que rozaba la imprudencia. El día que la enfrenté por última vez como Eleonora, fue cuando nos reveló su pacto con Poimandres y sus planes para el reino subterráneo."

Los ojos de Sorcha se perdieron en la distancia. "Intenté razonar con ella. Le recordé nuestros juramentos, los límites que incluso la magia del Caos debería respetar. Se rio. Dijo que nuestra visión era limitada, que nos aferrábamos a migajas de poder cuando un universo de potencial puro la esperaba. Habló de trascendencia, de romper las cadenas de la realidad impuesta. Vi la luz del fanático en sus ojos, la misma que he visto en cultistas antes de inmolarse por dioses oscuros. Luchamos, no con hechizos devastadores, sino con voluntades. La suya, alimentada por la promesa de Poimandres, era... inquebrantable. Me llamó débil, sentimental. Dijo que el futuro pertenecía a aquellos que se atrevieran a quemar el viejo mundo para forjar uno nuevo en sus cenizas. Ese día," concluyó Sorcha con voz queda, "perdí a mi líder y comprendí que me enfrentaba a un poder que ya no reconocía límite alguno."

Las palabras de Sorcha resonaron en Aria, no disminuyendo su miedo, sino afilando su determinación con una nueva capa de comprensión y una profunda tristeza. La Eleonora que ella había conocido ya no existía, devorada por una ambición cósmica.

Mientras Aria absorbía la historia, una sensación extraña comenzó a recorrerla. El Chi que había aprendido a manipular, la energía vital, pareció responder a la intensidad de sus emociones – su dolor por Eleonora, su empatía por el mundo sufriente, su férrea voluntad de protegerlo. Una luz suave, de un verde esmeralda pálido con vetas doradas, comenzó a emanar de ella, no caótica, no agresiva, sino increíblemente pura y resonante. Sintió una claridad nueva, una capacidad de percibir las corrientes de energía – la oscura y voraz de Nyx, la alienígena y enloquecedora de Cthulhu, la vital y sufriente de Gaia – con una nitidez asombrosa.

"¿Aria?" preguntó Sorcha, sorprendida por la luz que la इर्द-गिर्द Aria को घेर रही थी।

Aria abrió los ojos, y en ellos brillaba una nueva profundidad. "Siento... la verdad de las energías," susurró. "Puedo ver... el tejido de su engaño." Era una magia nueva, nacida de la síntesis de su empatía, la sabiduría hermética y el control del Chi. Una magia de resonancia y purificación.

En ese preciso instante, la puerta de la habitación se abrió de golpe. Era Merlín, con Enki a su lado, ambos con expresiones de extrema urgencia.

"¡Nyx no es el único problema!" anunció Enki, sus ojos dorados brillando con alarma. "Mis sensores de largo alcance han detectado un cambio en la actividad del Primigenio. Su conciencia, antes una presión difusa, ahora está... ¡enfocada! ¡Está buscando!"

"¿Buscando qué?" preguntó Aria, la nueva luz aún aferrada a ella.

"Está buscando a Nyx," respondió Merlín, sombrío. "Lo hemos confirmado con mis propios escrutinios. La naturaleza de la energía que Nyx está cosechando de la humanidad – el miedo, el caos, pero sobre todo, la culpa a escala masiva – parece ser el tipo exacto de emanación psíquica de la que se alimenta Cthulhu para corromper la realidad y extender su influencia."

"¿Quieres decir...?" comenzó Kaelen, que había entrado detrás de ellos.

"Nyx no solo está fortaleciéndose," explicó Enki. "Está, en efecto, robándole el alimento a un dios cósmico. Interceptando las ofrendas de desesperación antes de que lleguen a su 'destinatario'. Y Cthulhu... no está complacido. Está cazando a la ladrona."

Un nuevo y aterrador giro se había añadido a la ecuación. El enemigo de su enemiga era... otro enemigo aún más grande. Aria sintió la oleada de su nueva magia responder a esta revelación, una vibración de pura verdad resonando contra las múltiples capas de oscuridad. Su confrontación con Nyx acababa de adquirir una dimensión completamente nueva y peligrosa. No solo se enfrentaría a su antigua mentora, sino que podría encontrarse en medio de una disputa entre dos horrores de poder inimaginable. El miedo era una constante, pero ahora, una nueva y extraña esperanza, nacida de su poder emergente y de esta inesperada dinámica cósmica, comenzaba a abrirse paso.