Nyx una ladrona de energía

La revelación de que Cthulhu estaba cazando activamente a Nyx había dejado un silencio helado en el laboratorio. Era una dinámica cósmica tan extraña y aterradora que desafiaba cualquier estrategia que hubieran concebido. Merlín miraba los mapas energéticos, su rostro una máscara de concentración, mientras Aria intentaba asimilar la idea de que su antigua mentora estaba ahora en la mira de un dios loco.

Fue Enki quien rompió el silencio, su voz dorada teñida de una gravedad aún mayor. "Hay... más," dijo, y la forma en que lo pronunció hizo que todos se tensaran. "La situación es considerablemente más volátil de lo que incluso yo anticipé con mis proyecciones."

El Anunnaki hizo un gesto, y una nueva serie de datos se superpuso en los mapas holográficos: trayectorias de energía, movimientos de flotas no identificadas a escala global, firmas energéticas que no pertenecían ni a Cthulhu ni a los Netlin.

"Los Primigenios como Cthulhu," comenzó Enki, "operan en una escala de existencia donde ciertas emanaciones psíquicas de especies menos evolucionadas... como la vuestra, o la de otros mundos 'jóvenes'... son una forma de... resonancia, de sustento. O quizás, más exactamente, un 'tributo' que el cosmos mismo parece ofrecer a estas vastas indiferencias."

Un escalofrío recorrió a Aria. La idea de la humanidad como una granja de emociones para horrores cósmicos era nauseabunda.

"Durante eones," continuó Enki, "otras razas más antiguas y con mayor comprensión de estas dinámicas cósmicas – los Saurianos Draconianos (mis propios parientes lejanos, los Anunnaki), los Grises de los sistemas interiores, y los enjambres Insectoides de la periferia galáctica – han actuado como... intermediarios. Cosechadores. Ellos han 'gestionado' estos flujos de energía psíquica, tomando una porción para su propia subsistencia o avance, y permitiendo que el resto fluya hacia los Primigenios, como una forma de apaciguamiento, para evitar su ira directa o mantener un cierto... equilibrio predatorio."

Merlín lo miró con profundo disgusto. "Un sistema de vasallaje cósmico basado en el sufrimiento."

"Una descripción cruda, pero no del todo incorrecta, Mago," concedió Enki. "La realidad a gran escala rara vez es amable. Lo que importa ahora es esto: Nyx, con su campaña global de recolección de miedo, caos y, crucialmente, culpa – una emoción psíquicamente muy potente – no solo está interrumpiendo el 'festín' de Cthulhu. Está cortando las líneas de suministro de estos otros cosechadores. Les está robando su porción y, más peligrosamente para ellos, el tributo que deben a los Primigenios."

Proyectó nuevas trayectorias en el mapa, mostrando movimientos convergentes y agresivos de naves y firmas energéticas reptilianas, grises e insectoides. Estas trayectorias no se dirigían hacia las manifestaciones generales de Cthulhu, sino hacia los puntos focales donde Nyx estaba concentrando la energía que cosechaba.

"Ella no solo está robando la comida del león," dijo Enki con una metáfora sombría, "está quemando la sabana entera para hacerlo, afectando a todos los demás depredadores y carroñeros que dependen de ella. Los Reptilianos ven amenazado su antiguo dominio y su ofrenda a los Primigenios. Los Grises ven interrumpidos sus experimentos con la energía psíquica que extraen. Los Insectoides ven usurpada una fuente de energía colectiva que necesitan para su expansión."

"Así que ellos también la están cazando," concluyó Aria, sintiendo que el mundo se encogía. La imagen era grotesca: Nyx, una parásita global, siendo a su vez cazada por otros parásitos galácticos, todos mientras un dios loco intentaba devorar la realidad.

"Con extrema determinación," afirmó Enki. "Para ellos, Nyx no es solo una amenaza para el planeta; es una amenaza para su supervivencia, su estatus y su precaria relación con los Primigenios. Están desesperados por detenerla y restaurar el 'flujo' antes de que Cthulhu descargue su ira sobre ellos por la falta de tributo."

El laboratorio quedó en silencio, todos procesando la nueva y aterradora capa de complejidad. Nyx ya no era solo la adversaria de Umbría o un peón del Caos; era el objetivo de una cacería multi-especie a escala cósmica.

Aria sintió que la nueva magia que había despertado en ella, esa capacidad de percibir la verdad de las energías, vibraba con intensidad. Podía sentir las corrientes de miedo y culpa siendo absorbidas por Nyx, y ahora, también las frías y depredadoras intenciones de Cthulhu, Reptilianos, Grises e Insectoides convergiendo sobre su antigua mentora.

Su plan de contactar mentalmente a Nyx, ya de por sí peligroso, se había vuelto exponencialmente más arriesgado. No solo tendría que navegar por la mente corrompida de Nyx y la influencia de Poimandres, sino que podría encontrarse en medio de un fuego cruzado psíquico y mágico de proporciones galácticas. La oportunidad de actuar, de comprender, se reducía con cada momento, mientras la red se cerraba sobre la Reina de la Noche Eterna.