Delirios de grandeza de los caídos

La semana que siguió a la revelación de la cacería cósmica contra Nyx fue un infierno de tensión contenida. En Cancún, el equipo de Umbría y los científicos trabajaban en un estado de alerta máxima, el "Ancla de Coherencia" mantenida con un esfuerzo hercúleo mientras el miasma psíquico de Cthulhu se filtraba constantemente desde el Caribe. Nyx y Morgana, aunque ahora eran el objetivo de Cthulhu y de las facciones alienígenas de las Guerras de Lira, seguían siendo una amenaza activa, su campaña de terror global continuando, aunque quizás con menos audacia que antes.

Fue Enki quien trajo las siguientes noticias, su semblante normalmente impasible ahora marcado por una urgencia que heló la sangre de todos en el improvisado centro de mando.

"Los Netlin," anunció el Anunnaki, sin preámbulos, su voz dorada resonando con gravedad. "Se están movilizando. Nuestras sondas de largo alcance y los puestos de escucha en el espacio profundo han detectado una convergencia masiva de sus energías, no hacia la Tierra directamente todavía, sino hacia un punto de reunión en el sistema solar exterior, más allá del cinturón de Kuiper."

Proyectó imágenes holográficas: vastas flotas de lo que parecían ser naves de luz sólida, formaciones angulares y casi etéreas que empequeñecían cualquier cosa que las razas de Lira hubieran mostrado. Y en el centro de estas formaciones, una signatura energética individual de poder inimaginable.

"Su Comandante Supremo ha emergido de su... reclusión, o lo que sea que los Netlin hagan entre guerras cósmicas," continuó Enki. "Nuestros analistas lo identifican como Amitiel, también conocido en algunos fragmentos prohibidos como 'El Estratega Caído'. Un ser de intelecto formidable y poder arcano que rivaliza con los arcángeles de las leyendas más antiguas."

Merlín asintió sombríamente. "Amitiel. Un nombre que susurra derrota y gloria amarga. Se dice que fue uno de los más brillantes en las cortes celestiales, antes de la Caída. Su genio táctico fue legendario... y temido."

"Parece que ese genio está siendo desempolvado," dijo Enki. "Hemos interceptado... o más bien, hemos sido permitidos escuchar, una transmisión dirigida a las fuerzas Netlin dispersas. Un llamado a las armas."

Enki cerró los ojos por un momento, y luego, la sala se llenó no con su voz, sino con una resonancia poderosa, antigua, llena de una tristeza metálica y una determinación inflexible. Era la voz de Amitiel, traducida por Enki a través de algún medio Anunnaki:

"¡Hijos de la Luz Antigua!" retumbó la voz etérea. "Ahora Caídos, pero jamás Quebrantados! ¡Escuchad la llamada que resuena a través del eón! El Vacío se agita de nuevo. La sombra de la Gran Oscuridad que una vez intentó devorar la creación se extiende sobre este pequeño mundo, Terra. ¡Pero no es el mundo lo que importa, sino el principio!

Recordad las estrellas ardientes de Orión, donde nuestra sangre estelar pintó las nebulosas en la primera gran defensa! ¡Recordad los campos destrozados de Lira, donde nos mantuvimos firmes contra horrores que harían palidecer a este Primigenio durmiente! ¡Por eras incontables hemos sido el baluarte, el escudo roto pero inflexible contra los horrores del Más Allá!

¡Cthulhu despierta aquí, en este fango de aspiraciones mortales! ¡Y aquí le haremos frente, como hicimos antaño contra sus parientes y sus amos! ¡Este mundo no caerá en la locura del Vacío mientras un solo Netlin respire, mientras una sola ala nuestra, aunque manchada por la Caída, pueda proyectar una sombra de desafío! ¡Por el Pacto! ¡Por la Luz que fue! ¡Por el Orden que debe ser restaurado, incluso por manos indignas como las nuestras! ¡Adelante, a la última guerra!"

Un silencio cargado siguió a la transmisión. La retórica era poderosa, casi hipnótica, imbuida de la autoridad de eones de conflicto.

"Está reuniendo a sus legiones," dijo Merlín en voz baja. "Y su concepto de 'Orden'... podría ser tan absoluto y devastador como el Caos de Poimandres o la locura de Cthulhu para nosotros."

"Hay más," añadió Enki. "Amitiel no solo está reuniendo a los suyos. Está enviando emisarios. Exigiendo, no solicitando, alianzas. Hemos detectado intentos de comunicación con los enjambres Insectoides, con los comandantes Grises, e incluso con las facciones Reptilianas más... pragmáticas, incluyendo la de mi hermano Enlil." La implicación era clara: Amitiel estaba intentando unificar a todos los "poderes menores" bajo su mando contra Cthulhu.

"Y, por supuesto," concluyó Enki, mirando directamente a Merlín, "han enviado un ultimátum a 'las fuerzas mágicas nativas de Terra'. A vosotros. Exigen vuestra completa subordinación y la entrega de cualquier artefacto de poder significativo – la Tabla Esmeralda, las Clavículas – para ser utilizados bajo su dirección en la guerra contra Cthulhu. La negativa, según el mensaje, será considerada como una obstrucción y tratada como tal."

Aria sintió un nudo de hielo en el estómago. La ayuda había llegado, pero venía con cadenas. Serían "salvados" por los Netlin solo para convertirse en sus siervos, sus herramientas. La nueva magia que había sentido despertar en ella, esa chispa de verdad y purificación, parecía tan pequeña, tan insignificante ante la magnitud de estas fuerzas cósmicas y sus antiguas guerras.

Drácula, que había escuchado en silencio, soltó una risa seca y sin alegría. "¿Subordinación? Los Netlin siempre tuvieron delirios de grandeza, incluso en su Caída. Este Amitiel aprenderá que la noche tiene sus propios reyes, y no se arrodillan fácilmente."

La situación se había vuelto insostenible. Atrapados entre el despertar de Cthulhu, la cacería global contra Nyx, las maquinaciones de las facciones de Lira, y ahora, la inminente llegada de un ejército de Ángeles Caídos con planes de tomar el control total. El pequeño grupo en Cancún se sentía como hojas en medio de un huracán cósmico, y la tormenta apenas comenzaba.