Las nuevas reglas son dictadas

Ciudadela de Amitiel, Órbita de Neptuno 

En la vasta y gélida sala de mando de la Nave Nodriza Netlin, o quizás en el corazón de su ciudadela neptuniana tallada en hielo de metano y cristal oscuro, el Comandante Supremo Amitiel observaba la confluencia de energías cósmicas. La disforme y titánica presencia de Cthulhu se había manifestado plenamente, no como una imagen en una pantalla, sino como una herida abierta en la realidad, un vórtice de locura geométrica y tentáculos sombríos que se arremolinaban en el centro de la cámara, su proximidad una constante prueba de lealtad y entereza para los Luciferinos Netlin presentes.

Amitiel estaba visiblemente satisfecho, casi exultante en su fría y contenida manera Netlin. Una imperceptible curva de triunfo jugaba en sus labios perfectos mientras la energía de su "hermano" Primigenio llenaba el espacio. Para él, esto era la culminación de eones de planificación, el amanecer de su Orden Perfecto.

Sin embargo, muchos Netlin menores, seres de luz más pura o de una jerarquía inferior dentro de la compleja estructura de los Caídos, no podían soportar la presencia directa y abrumadora de Cthulhu. Sus formas etéreas parpadeaban con angustia, la luz que los componía se atenuaba y fluctuaba, algunos incluso parecían encogerse o retroceder instintivamente ante la presión psíquica y la disonancia existencial que emanaba del Primigenio.

Entre los altos mandos Luciferinos que rodeaban el trono de Amitiel, se encontraba Razus. Aparentaba ser más joven que la mayoría de los lugartenientes de Amitiel, su luz de un plateado más afilado y menos opaco que el brillo de zafiro oscuro de los veteranos. Sus ojos, aunque compartían la frialdad Netlin, contenían una chispa de inquisitiva inteligencia que a menudo lo ponía en desacuerdo silencioso con la ortodoxia del Comandante Supremo. Cada movimiento de Amitiel, cada edicto, era sopesado y analizado por Razus con una intensidad que bordeaba la insubordinación, aunque siempre velada por una impecable disciplina externa. A pesar de su juventud relativa para un Netlin, su intelecto estratégico y su comprensión de las energías dimensionales le habían otorgado un alto mando, aunque uno vigilado de cerca.

¿Esta... abominación informe... es el pináculo de la Verdad que nuestro Orden debe imponer? pensó Razus, una disonancia creciendo en su propio ser. ¿La devoción de nuestro Comandante Supremo, su búsqueda de la Perfección, realmente ha culminado en... esto?

Cthulhu "habló", su voz gutural siendo una oleada de pensamientos alienígenas que se traducían en las mentes de los Netlin como un trueno sísmico, cada "palabra" una vibración que hacía que la propia estructura de la nave gimiera.

<> proyectó Cthulhu, sus múltiples ojos errantes enfocándose en Amitiel con una mirada que era como ser observado por un millar de frías y muertas galaxias. <>

Amitiel asintió, una expresión de profunda y serena aquiescencia en su rostro inhumanamente bello. "Así es, Gran Soñador. Los antiguos administradores han fallado."

<> continuó Cthulhu, refiriéndose a las Trece Familias, <> Una oleada de desprecio cósmico emanó del Primigenio.

"Como siempre has enseñado, Anciano del Vacío," respondió Amitiel con un respeto que bordeaba la adoración, "si quieres que algo salga bien, hazlo tú mismo, o confíalo a aquellos que comprenden la verdadera escala del Gran Diseño y no temen su aplicación." Una sonrisa siniestra, un reflejo helado de la de Cthulhu, se dibujó en sus labios.

<> ordenó Cthulhu, <>

Y entonces, la voz/mente de Cthulhu detalló el nuevo y terrible plan para la humanidad:

<<Primero: Se implantarán universalmente nuevos nexos cristalino-biológicos en cada unidad humana. 'Chips', en su burda terminología. Estos registrarán cada pensamiento, cada emoción, cada acción, asegurando su... bienestar y su perfecta conformidad con el Gran Plan. La individualidad disonante será... recalibrada.>> <<Segundo: Aquellas unidades humanas que persistan en la disonancia existencial, que desafíen el Sistema Armónico con pensamientos o acciones de rebeldía, verán sus ciclos de vida... optimizados... a una conclusión predeterminada, eficiente y sin dolor. La disrupción y la fealdad del desafío no serán toleradas en el Nuevo Orden.>> <<Tercero: Se instituirá una Nueva Fe Unificada a escala planetaria. Una religión de verdadera y gozosa liberación. Liberación de la angustiosa carga de la elección individual, liberación del tormento de la duda existencial, liberación de la falsa y caótica ilusión del 'libre albedrío'. Todos encontrarán consuelo y propósito en la sumisión extática a la Gran Voluntad Cósmica que ahora los guía.>> <<Cuarto: La labor física y mental, tal como la conocen, cesará de ser una necesidad. Se establecerá una provisión universal para todas las necesidades biológicas básicas. Los humanos ya no necesitarán 'trabajar' para su sustento en el sentido antiguo. Su propósito será... existir. Contemplar la perfección del Orden. Y resonar en armonía con el Plan Cósmico, sus energías emocionales ahora purificadas y canalizadas adecuadamente.>> <<Quinto y final: Se implementará una Inteligencia Artificial superior, una Mente Colmena benigna y omnisciente, en todas las unidades humanas. Integrada directamente con sus procesos neuronales a través de los nexos cristalinos. Esta IA será capaz de leer sus pensamientos más íntimos, no para castigar, sino para... guiar con gentileza, para corregir suavemente cualquier desviación hacia la infelicidad, la angustia o la disonancia. Para asegurar la paz mental universal y la perfecta sintonía con el Todo.>>

Amitiel escuchó, su rostro una máscara de éxtasis frío. "Un plan impecable, Gran Primigenio. Un Orden perfecto y misericordioso para una especie tan imperfecta y sufrida. Se ejecutará sin la menor demora."

Razus, el joven comandante Netlin, sintió que su luz interior se encogía. ¿Paz mental universal... o la aniquilación silenciosa del alma? Esto no es Orden... esto es la Muerte de la Voluntad, el Gran Silencio del Vacío disfrazado de Utopía. Un terror más profundo que el que le inspiraba Cthulhu comenzó a arraigar en su ser: el terror a la visión perfeccionada de su propio Comandante Supremo.

Cthulhu emitió un pulso de satisfacción que hizo vibrar la estructura misma de la nave-ciudadela. Amitiel comenzó a dictar órdenes a sus heraldos Luciferinos, preparando la transmisión de estas "Nuevas Reglas" a los restos de las Trece Familias en la Tierra. El destino de la humanidad, tal como la conocían, acababa de ser sellado en las frías profundidades del espacio.