Nuevas e inesperadas confluencias.

Laboratorio Oculto de Jacobo Grinberg, Coyoacán

El viaje desde las áridas y atemporales extensiones del Desierto de Chihuahua hasta el palpitante y monstruoso corazón de la Ciudad de México había sido una dura prueba para los nervios y el espíritu de Seraphina y Rafael. Dejaron atrás la Zona del Silencio, con sus ecos de tiempo alterado y la críptica sabiduría de Don Elías, para sumergirse de lleno en un laberinto de asfalto, ruido incesante y millones de almas que, aunque recuperándose visiblemente de la reciente ola de terror psíquico que había barrido el planeta, aún llevaban una tensión palpable en el aire, una cicatriz invisible. Los artefactos y las runas que habían recuperado con tanto cuidado en Querétaro, cerca de la Sierra Gorda, les ofrecían un pequeño, pero vital, consuelo, un ancla a su propia magia en medio de la jungla urbana.

Gracias a las instrucciones sutiles pero precisas de Don Elías, y a una antigua contraseña de la Hermandad Blanca que abrió puertas en ciertos círculos esotéricos de la capital que aún recordaban los viejos pactos, lograron finalmente encontrar el lugar: el "laboratorio perdido" de Jacobo Grinberg. No era una instalación moderna y reluciente como las que imaginaban las Trece Familias, sino un anexo discreto, casi invisible, en un antiguo edificio colonial en el corazón del histórico barrio de Coyoacán, oculto tras la fachada polvorienta de una librería de anticuario que olía a papel viejo y a secretos bien guardados. El aire en su interior era denso, cargado con el aroma de libros incunables, el eco de ozono de experimentos olvidados hacía mucho, y una palpable, casi febril, actividad intelectual que parecía haberse detenido bruscamente en el tiempo, esperando ser reanudada.

Una mujer de edad madura, pero con unos ojos increíblemente brillantes y vivaces que parecían haber presenciado maravillas y horrores por igual, los recibió en el umbral. Su sonrisa era cálida, genuina, aunque una sombra de preocupación persistente se aferraba a sus facciones amables.

"Seraphina y Rafael, ¿cierto?" dijo, su voz suave pero con una inconfundible resonancia de profunda inteligencia y una vida dedicada al estudio. "Don Elías, ese viejo y sabio zorro del desierto, nos avisó de su llegada. Es un verdadero honor recibir a Hijos de la Hermandad Blanca en este humilde rincón del saber. Mi nombre es Ruth Cerezo. Pasen, adelante. Este refugio del conocimiento es su casa."

Condujo a la pareja a través de pasillos estrechos, atestados de piso a techo con estanterías repletas de volúmenes sobre física cuántica de vanguardia, neurociencia avanzada, chamanismo comparado, misticismo oriental y grimorios encuadernados en piel que harían palidecer de envidia a muchos magos de la misma Umbría. En una sala central, algo más espaciosa, extraños aparatos – versiones tempranas y experimentales de los que el equipo de Elena Rossi ahora utilizaba con tanta urgencia en Cancún, pero también otros de diseño completamente desconocido y propósito enigmático – yacían cubiertos por sábanas blancas, como fantasmas de investigaciones interrumpidas.

"Don Elías nos comentó que buscaban respuestas," comenzó Ruth, ofreciéndoles un té de hierbas aromáticas humeante en sencillas tazas de barro. "Sobre una Guardiana Antigua, una tal Eleonora, y sobre su hija, Aria. Y nos dijo que él creía que el destino de nuestro querido Jacobo Grinberg podría estar... de alguna manera entrelazado con el de ustedes."

Seraphina asintió, el corazón encogido por la esperanza y el temor. "Así es, Señora Cerezo. Cualquier información, cualquier pista que pudiera ofrecernos..."

Ruth suspiró, y una profunda tristeza veló por un instante sus ojos brillantes. "Jacobo..." dijo con un afecto y un dolor que el tiempo no había logrado borrar. "Su partida... su desaparición... fue una herida que nunca ha cerrado del todo para nosotros, sus alumnos, sus colegas que creímos ciegamente en su visión revolucionaria. Y sí, me temo que Don Elías, con su sabiduría ancestral, tiene razón. Aquellos que temían su trabajo, aquellos que temían el inminente despertar de la conciencia humana que él investigaba con tanto fervor y coraje... son los mismos que han perseguido y silenciado a otros portadores de luz y verdad a lo largo de las generaciones."

La conversación fluyó entonces con una amabilidad y una comprensión mutua que Seraphina y Rafael no habían esperado encontrar en el corazón de la caótica metrópoli. Hablaron de la Hermandad Blanca, de sus metas y sus pérdidas. Hablaron de las teorías de Grinberg sobre la Teoría Sintérgica, sobre la Rejilla Universal que ambos grupos, desde sus diferentes caminos y perspectivas, intuían o estudiaban con fervor.

Entonces, inevitablemente, la conversación derivó hacia la reciente crisis global, esos "días tan oscuros para la gente" como los llamaban en los círculos de Ruth.

"El mundo... el mundo quedó muy golpeado después de esa... ola de locura que barrió el planeta," dijo Ruth, su expresión ensombreciéndose visiblemente. "Ni siquiera nosotros, que hemos dedicado nuestras vidas a estudiar los límites de la percepción y la verdadera naturaleza de la realidad, podemos explicar del todo lo que sucedió en esas semanas. Fue como si la mente colectiva del planeta hubiera sido sumergida a la fuerza en un océano de terror primordial, una disonancia tan profunda que casi quiebra la Rejilla misma."

Hizo una pausa, y su preocupación se hizo más personal, más inmediata. "Teníamos... bueno, todavía tenemos la esperanza de tener... un grupito de alumnos muy destacados, muchachos y muchachas verdaderamente brillantes, que continuaban con las investigaciones más avanzadas de Jacobo sobre la Teoría Sintérgica y la estructura de la Lattice. Estaban en una ubicación de gran interés energético, investigando unas anomalías muy... particulares... allá por la península de Yucatán. Su base de operaciones era Cancún."

Seraphina y Rafael intercambiaron una mirada cargada de repentina e intensa esperanza. ¡Cancún! ¡El lugar donde, según las últimas y fragmentadas informaciones que habían logrado obtener de los restos de la Hermandad, se había establecido un nuevo y poderoso foco de resistencia mágica!

"Manteníamos un contacto discreto pero regular con ellos a través de canales seguros, encriptados con métodos que el mismo Jacobo diseñó," continuó Ruth, su voz ahora teñida de una angustia palpable. "Pero desde que comenzaron... esos días tan oscuros para la gente, hace ya varias semanas, cuando la presión psíquica se volvió simplemente insoportable para muchos, perdimos toda comunicación con ellos. Sus señales encriptadas se desvanecieron como humo. No sabemos si están bien, si lograron protegerse con el conocimiento y las herramientas que tenían, o si... o si fueron víctimas de la locura general, o de algo mucho peor que se manifestó con particular virulencia en esa zona."

"Elena Rossi, una física teórica con una mente verdaderamente privilegiada, y un joven muy perceptivo y psíquicamente dotado llamado Mateo... ellos lideraban esa investigación en Cancún," añadió Ruth, y los nombres resonaron en la mente de Seraphina y Rafael como posibles llaves, como faros en la oscuridad.

"Quizás vuestra búsqueda y la nuestra estén más entrelazadas de lo que pensamos," dijo Ruth, mirando a la pareja con una nueva luz de esperanza en sus propios ojos. "Si su camino los lleva finalmente a Cancún, o si tienen alguna forma de contactar a las fuerzas que allí resisten... por favor, busquen a Elena y a Mateo. Díganles que Ruth Cerezo y todos los que seguimos el legado de Jacobo Grinberg no los hemos olvidado y tememos profundamente por ellos. Cualquier información sobre su estado actual sería... un gran respiro para nuestros corazones."

Un nuevo hilo, una nueva y urgente dirección, se había tejido en la desesperada búsqueda de Seraphina y Rafael. Su camino hacia Eleonora y Aria ahora parecía pasar, de forma casi inevitable, por la caótica y asediada ciudad costera de Cancún, y por el destino desconocido de los desaparecidos estudiantes de Jacobo Grinberg. La red del destino se hacía más compleja a cada instante, pero también, quizás, ofrecía nuevas e inesperadas confluencias.