Zona de maniobras avanzadas, Galia Cisalpina — Semana 14, tercer día
No hubo aviso previo.
A mediodía, mientras terminaban la comida en cuclillas, Varro se presentó con rostro de piedra y voz seca.
—Preparad el equipo completo. Marcha inmediata.Duración estimada: hasta que se rompa alguien… o se demuestre que no lo haréis.
Atticus se levantó antes que nadie. No dijo nada. Solo se ajustó el cinturón.Sextus lo siguió.
No sabían a dónde iban. Solo que no volverían hasta que algo en ellos cambiara.
Caminaron. Con todo encima: gladius, escudo, pilum, raciones, herramientas.Cruzaron zonas boscosas, llanuras abiertas y colinas pedregosas. El ritmo no era brutal… pero no se detenía.
Cada dos horas, cambio de formación.Cada tres, un ejercicio: testudo, cuña, rotación.
A la octava hora, cayó la lluvia.Nadie habló.
A la décima, construyeron una empalizada temporal. Media hora para levantarla. Quince minutos para destruirla.
—Así sabréis lo que cuesta proteger un campamento —gruñó uno de los veteranos que los acompañaba como evaluador.
La noche no trajo descanso.
Turnos de guardia con los ojos ardiendo.Simulacro de alarma a la tercera hora del sueño: “¡enemigo en el perímetro!”.No había nadie, claro. Pero debían formar. Rápido. Con todo.
Sextus sintió el dolor en la espalda como un hierro clavado. Nerva vomitó en silencio. Veturius tenía ampollas abiertas.Pero nadie abandonó.
A la hora veintisiete, orden de avanzar en columna hasta el río. Agua hasta las rodillas. Ropa empapada. Aun así, maniobra de flanqueo con cambio de frente en terreno irregular.
A la hora treinta, un soldado de otro grupo colapsó.
—No lo toquéis —ordenó el evaluador—. Sigan la formación.Lo recogeremos después.
A la hora treinta y seis, se dio la orden final:
—Fin del ejercicio.
Pero nadie aplaudió. Nadie sonrió.Solo cayeron al suelo como piedras cayendo en barro.
Varro se acercó. Caminaba entre ellos como entre tumbas, hasta que se detuvo frente a Sextus.
—No mandaste. No hablaste. Pero nadie cayó en tu grupo.Eso es mando también.
Sextus no respondió.No podía.
Pero en el fondo, sabía que algo había muerto allí.El recluta. El joven. El aprendiz.
Y algo nuevo había quedado bajo la piel del hierro:resistencia. Silencio. Legión.