Capítulo 4 — Las Raíces del Legado

El cielo estaba cubierto de nubes grises esa mañana. Una tormenta se avecinaba, pero Santiago no se detuvo. Sentía una urgencia que no sabía explicar. Había algo en el aire... como un llamado.El valle respondía diferente ese día. El viento giraba en círculos suaves, como si lo empujara hacia el centro. Las plantas se mecían, no por la brisa, sino como si señalaran una dirección. Incluso los pájaros guardaban silencio.Santiago siguió el instinto. O mejor dicho, la voz silenciosa que lo guiaba sin hablar. Caminó hasta la fuente, colocó ambas manos en el borde de piedra, y miró dentro.El agua, por primera vez, no reflejó su rostro.Vio un patrón tallado en el fondo. Un símbolo. Parecía una semilla entrelazada con un ojo, rodeado de líneas curvas como raíces en expansión. Sintió que lo había visto antes... tal vez en sueños. O tal vez grabado en su alma.Tocó la superficie.Una onda se expandió, y la fuente se vació de repente, revelando una abertura circular en su base, apenas del tamaño de un barril pequeño. Allí, envuelto en raíces secas y tierra endurecida, reposaba un objeto cubierto por una tela vieja de color azafrán.Santiago lo levantó con cuidado. El tejido estaba seco, pero no se rompía. Al desenvolverlo, encontró un libro delgado, de tapas negras como obsidiana, sin título. No estaba escrito en papel ordinario, sino en hojas que parecían estar hechas de corteza prensada y cuero flexible.Al abrirlo, las letras brillaron levemente, como tinta viva. No estaban en español. Ni en latín. Pero Santiago las entendió.

"Manual de Cultivo del Valle Interior — Herencia del Guardián de la Tierra Profunda."

Sus dedos temblaron.Las primeras páginas describían cosas que apenas había comenzado a experimentar: el despertar del Qi, la respiración que nutría la energía vital, la conexión entre emoción y crecimiento físico. Pero a medida que avanzaba, el contenido se volvía más profundo... y más extraño.Técnicas de canalización de energía a través de las plantas. Métodos para crear "formaciones de cultivo" que aceleraban el crecimiento personal y el del entorno. Páginas enteras sobre rituales de vinculación con espíritus elementales del bosque, del agua y del fuego. Y finalmente, una sección sellada por un símbolo, que no podía abrir aún.

"Este libro responde al cultivador que demuestra armonía con el Valle. No fuerces lo que aún no entiendes."

Santiago cerró el libro lentamente, con el corazón latiendo como tambor.Lo entendió de inmediato: aquel libro no solo era una guía. Era un legado. Una llave a un conocimiento que, en el mundo moderno, se había perdido... o había sido ocultado a propósito.Esa noche, volvió a casa sin decir palabra, con el libro envuelto en la tela azafrán, oculto bajo su camisa. Se encerró en su habitación y, por primera vez en años, encendió una vela de cera hecha por su madre. La luz cálida titilaba mientras él abría el libro una vez más.Y comenzó a copiar.No por temor a perderlo, sino porque quería entender. Cada símbolo, cada instrucción, cada advertencia.No era solo un lector ahora.

Era el nuevo guardián de ese saber.

Y en lo profundo del valle, la fuente volvió a llenarse sola. El agua brillaba con un resplandor tenue. Como si esperara.Como si supiera que la verdadera siembra… apenas comenzaba.