Capítulo 9

Hiroaki y Hiroshi se acercaron a Asterisco y Tetrick con el ceño fruncido, claramente hartos de la situación. Hiroshi soltó con tono seco y cansado:

 

—¿Qué queréis ahora? —Su voz sonaba cargada de fastidio—. ... qué pesadilla.

 

Asterisco, sonriendo con arrogancia, se adelantó un paso, cruzando los brazos mientras los observaba.

 

—Así que... habéis matado a Gorrak. —Su sonrisa se amplió—. Impresionante, la verdad. Pero... Vuestro camino termina aquí. Voy a acabar con vosotros de una vez. Voy a terminar lo que Gorrak ni siquiera pudo empezar.

 

Hiroaki, apretando los puños, levantó la voz con fuerza:

 

—¿De verdad crees que vamos a quedarnos de brazos cruzados? ¿Que vamos a asustarnos? Ni de.

 

Hiroshi dio un paso adelante, clavando la mirada en Asterisco.

 

—Hemos experimentado lo que es la muerte... o casi. Y ahora no vamos a echarnos atrás. Hemos llegado demasiado lejos como para frenarnos ahora.

 

Asterisco soltó una carcajada burlona, mirando a Tetrick con fingida sorpresa.

 

—Vaya, madre mía... no me lo esperaba.¡Menudos diálogos! —Hizo un gesto exagerado con las manos y luego, con voz cortante, añadió—: Sinceramente... patético.

 

Sin más aviso, levantó su mano e invocó una bola oscura, lanzándola directamente hacia un aldeano desprevenido que estaba cerca. El hechizo avanzó a gran velocidad, pero en ese instante Hiroaki se interpuso en el camino, levantando la vara con decisión.

 

—¡Muro de cristal! —gritó.

 

Un muro mágico resplandeció frente a él, desviando la bola de oscuridad justo a tiempo. El hechizo se dispersó en chispas negras que se desvanecieron en el aire.

 

Asterisco soltó una risa sarcástica,mirando a Tetrick con diversión.

 

—¡Vaya, lo ha desviado! Tetrick, ¿tú te esperabas eso? Porque yo no.

 

Hiroaki apretó la mandíbula, la mirada llena de rabia contenida.

 

—¡Ya basta! ¡Basta ya! Habéis destruido la Aldea Élfica... y ahora queréis destruir Skylander. ¡Sois unos bastardos! ¡No tenéis corazón ninguno!

 

Asterisco alzó las cejas, sin perder la sonrisa.

 

—¿Por qué te preocupas tanto por una aldea insignificante? —dijo con tono burlón—. Si solo es una aldea de. Esto ni siquiera es real. Podemos destruirlo cuando nos dé la gana. Esta gente no esreal. No son nada importante. ¿Por qué proteges tanto algo así?

 

Hiroaki, furioso, sacó su vara y la apretó con tanta fuerza que le temblaban las manos. Levantó la mirada desafiante.

 

—¿En serio? ¿No has visto que Calisthea es un mundo vivo, lleno de gente con corazón, con pensamientos propios? ¿No has visto a esta gente sonreír, luchar por su vida? ¿No has visto cómo lloraban cuando destruisteis la Aldea Élfica? ¡¿Y aún tienes el descaro de decir que no son reales?!

 

El gesto de Asterisco se endureció. Dejó escapar un gruñido, visiblemente molesto.

 

—¡Joder! ¡Qué asco dais, tío! ¡Tanto corazón! ¡Madre mía! —Sus ojos seentrecerraron, su tono se volvió cortante—. Voy a acabar ya con vosotros… porque me estoy empezando a aburrir de tanto hablar.

 

Hiroaki dio un paso al frente, clavando su mirada en Asterisco.

 

—¿Quieres guerra? Muy bien. La vas a tener. Ven a por nosotros. Pero vayamos a otro sitio… no quiero que destruyamos esto.

 

Asterisco se rió, negando con la cabeza.

 

—¡Ah, no, no! ¡No, no, no! Voy a quedarme aquí… y voy a pelear con vosotros… y de paso voy a destruir todo esto y matar a esta gente. Porque sinceramente, esto ya me parece insignificante.Hiroaki, sin apartar la mirada de Asterisco y Tetrick, se inclinó levemente hacia Hiroshi y le habló en voz baja pero firme:

 

—Tenemos que intentar sacar esta pelea fuera de la aldea como sea. No podemos permitir que destruyan otro lugar más.

 

Hiroshi asintió, con determinación.

 

—Vale, eso está hecho.

 

Sin perder tiempo, ambos activaron su menú de análisis y empezaron a examinar los parámetros de sus enemigos. La pantalla mostró primero a Asterisco:

 

 

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[Análisis – Asterisco (Rey Elfo Oscuro)] Nivel: 59 HP: 7000PM: 3000 Ataque: 700 Defensa: 1200 Defensa mágica: 1500 Agilidad: 900 Poder mágico: 1700

 

 

 

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Hiroaki frunció el ceño.

 

—Es muy rápido… agilidad 900… y su defensa mágica es alta. Será complicado.

 

Luego cambiaron la vista a Tetrick:

 

 

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[Análisis – Tetrick (Armadura Viviente)] Nivel: 59HP: 8000PM: 100Ataque: 1800Defensa: 1900 Defensa mágica: 999 Agilidad: 40 Poder mágico: 0

 

 

 

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Hiroaki entrecerró los ojos, evaluando.

 

—Hmmm… Tetrick tiene una defensa física altísima… pero no tiene magia. Eso sí, su defensa mágica es muy alta… 999.

 

Hiroshi se cruzó de brazos y sonrió con determinación.

 

—Vale, este es el plan: yo me encargo deTetrick. Es el más fuerte físicamente, y mi estilo va mejor contra él. Tú te encargas de Asterisco… que es como un mago, pero también rapidísimo. Ten cuidado.

 

Hiroaki le devolvió la mirada con seriedad.

 

—Lo mismo te digo a ti. Suma cuidado.

 

Asterisco se acercó unos pasos, su sonrisa burlona no se borraba.

 

—¿De verdad crees que serás rival para mí? —dijo, con tono provocador—. Te aviso… soy extremadamente rápido. Y mi magia… es mucho más potente que la tuya. Oscura, pura y devastadora. Tendrás serias dificultades.

 

Hiroaki, sin inmutarse, clavó la mirada en él y levantó la vara con firmeza.

 

—He enfrentado enemigos peores. No serás solo un aperitivo… pero tampoco estoy asustado.

 

Asterisco soltó una carcajada, divertida y cargada de desprecio.

 

—Ja… ja… cambiarás de opinión cuando luches contra mí.

 

 

Asterisco sonrió con malicia y, de un rápido movimiento, sacó dos cuchillos curvados, que relucían con un brillo oscuro y amenazante.

 

—¿Listo para empezar? —dijo, y en un abrir y cerrar de ojos empezó a moverse a una velocidad endiablada alrededor de Hiroaki.Su voz resonaba desde diferentes direcciones, confundiéndolo:

 

—Estoy aquí… aquí… ahora aquí…

 

De pronto, un tajo certero cruzó el brazo de Hiroaki, haciéndole soltar un pequeño grito de dolor.

 

—¡Argh…! —Hiroaki apretó los dientes, retrocediendo unos pasos.

 

Rápidamente levantó su vara y lanzó un Piro++, pero el hechizo solo rozó a Asterisco, que desapareció de nuevo entre destellos de velocidad.

 

Pensamiento de Asterisco:“Mmm… ese Piro me ha rozado. Interesante…”Sin darle respiro, Asterisco reapareció de inmediato y le lanzó una patada en plena cara, mandando a Hiroaki al suelo con un golpe seco.

 

Hiroaki se quedó unos segundos aturdido, pero se levantó rápido, quitándose el polvo de la cara, la mirada llena de rabia y determinación. Asterisco volvió a moverse a toda velocidad, brincando entre paredes, tejados, callejones, dejando solo un rastro de pisadas y ecos.

 

Hiroaki entrecerró los ojos, tratando de concentrarse en el sonido. Cada pisada, cada roce… hasta que notó algo: un leve silencio tras una pisada que se quedó fija unos segundos.

 

—¡Ahora! —gritó Hiroaki, alzando su vara.Lanzó Onda Astral, y una explosión brutal de magia envolvió a Asterisco justo en el momento en que iba a lanzarse sobre él. El impacto fue tan fuerte que lo estampó contra la pared de un edificio con un sonido seco y contundente, antes de desplomarse al suelo, aturdido.

 

Asterisco, jadeando y sorprendido, se levantó con dificultad.Pensamiento de Asterisco:“Ha conseguido golpearme… ¡me ha visto! ¿Pero cómo? ¿Cómo ha logrado verme si me estaba moviendo a máxima velocidad?”

 

Se sacudió el polvo, esbozando una sonrisa burlona.

 

—No está mal… me has dado. Pero esto no es el final.Hiroaki permanecía quieto, su respiración controlada, y respondió con calma:

 

—Tus movimientos son… un poco predecibles. La verdad… fue fácil de detectar.

 

Asterisco frunció el ceño, algo molesto.

 

—Mmm… interesante. Pues a ver si esquivas esto.

 

Empezó a dar tajos en el aire a velocidad vertiginosa, dejando tras de sí rayas blancas de puro filo cortante. En un instante, diez cortes precisos atravesaron el cuerpo de Hiroaki, quien soltó un grito ahogado de dolor y cayó de rodillas, jadeando.

 

—¡Ah…! —gruñó Hiroaki, apretando losdientes y golpeando el suelo con el puño, frustrado—. ¡Joder… me ha dado…!

 

Sin perder tiempo, levantó la mano y se lanzó sobre sí mismo un Cura++, cubriéndose de luz sanadora mientras su cuerpo temblaba de dolor.

 

Asterisco lo observó divertido, con una sonrisa retorcida.

 

—¿Qué te parece esto? ¿Te ha gustado, verdad?

 

Pensamiento de Hiroaki:“Realmente es rápido… y encima letal. No solo es velocidad… sus filos son increíblemente precisos. Un poco más… y me cortaba los tendones…”Escena:

 

El aire vibraba de tensión. La acción cambia a Hiroshi, rodeado de sus réplicas creadas con Falcoestocada. Tenía cortes por los brazos, algunos rasguños sangrantes en el pecho, y jadeaba con la mirada fija en su enemigo. Tetrick, la armadura viviente, estaba visiblemente dañado: varias placas de su armadura agrietadas, una fisura en el casco, partes astilladas en los bordes. El combate era duro.

 

Hiroshi apretó los dientes, pensativo.“Este combate está siendo duro… No tan bestia como contra Gorrak, pero no puedo andarme con chiquitas.”

 

Sin más, se lanzó a la carga. Tetrick levantó su enorme espada, listo parabloquear. Pero Hiroshi, rápido como el rayo, se deslizó por debajo de la defensa, girando con precisión: le asestó un golpe seco con la empuñadura en la coraza lateral, seguido de un tajo rápido en la pierna que hizo que Tetrick cayera de rodillas. Aprovechando la apertura, Hiroshi le propinó una potente patada en la cabeza, enviándolo varios metros atrás.

 

Tetrick se tambaleó, pero se levantó lentamente, su cuerpo metálico crujía. Aunque más débil, su presencia seguía imponente. Hiroshi jadeó con la espada en alto, el sudor cayendo por su frente.“Joder… me ha dolido un poco la patada. Está duro este trozo de chatarra"

 

Sin perder tiempo, Tetrick levantó la espada y empezó a lanzar ráfagas cortantes, una tras otra. Hiroshi esquivabacomo podía, sus réplicas moviéndose al unísono. A veces, no le quedaba más remedio que bloquear, la fuerza de cada impacto haciéndolo retroceder.

 

—¡Basta! —gruñó Hiroshi, y dio un salto hacia arriba—. ¡¡Corte Volcánico!!

 

La espada karmesí se clavó con fuerza en el suelo. Una grieta gigantesca se abrió, y enseguida comenzaron a brotar esferas de lava incandescente. Estas explotaron alrededor de Tetrick, bañándolo en un torrente abrasador. Se escucharon estruendos, y partes de la armadura del enemigo comenzaron a derretirse: los hombros, las piernas, incluso algo del pecho mostraba el metal corroído y ennegrecido.

 

Hiroshi aterrizó pesadamente, con larespiración agitada.“...Nada mal, pero… ¿cómo es posible que siga tan entero?”

 

Tetrick emergió de entre la lava aún en pie, la espada en alto, parte de su armadura chorreando restos derretidos… pero imperturbable.

 

—Tsk… este tío es duro, duro, duro… —murmuró Hiroshi, mientras notaba cómo sus réplicas empezaban a desvanecerse lentamente, haciéndose translúcidas.

 

Miró su barra de PM y se rió para sí mismo.—Normal… estoy usando demasiado… Esto me está agotando.

 

Rápidamente sacó tres éteres y los bebió uno tras otro. Sintió al instante la magia fluir de nuevo por sus venas, su energíarestaurada. Las réplicas volvieron a hacerse nítidas y sólidas a su alrededor.[Estado de Hiroshi – PM restablecido por completo]

 

—¡Ahhh… mucho mejor! —exclamó, girando la espada.

 

Tetrick soltó un resoplido ronco, un sonido metálico que, aunque sin palabras, transmitía un tono de burla seria. Hiroshi le apuntó con la espada y sonrió con sorna.

 

—Por mucho que respires, no te entiendo, chatarra… pero por si acaso… —levantó la espada con decisión— …el que va a morir eres tú.

 

 

Escena:

 

Hiroshi, aún jadeando, sonrió con fiereza.—¡Ahora sí que vamos con todo! —rugió.

 

Activó Estocada Flamígera, y sus réplicas imitaron al instante, sus espadas envueltas en llamas vivas que iluminaban toda la zona. Sin perder un segundo, Hiroshi alzó la voz:—¡¡Ira de los Titanes!![Estado de Hiroshi ­­– Ira de los titanes (Fuerza aumentada x2)]

 

Sintió la fuerza duplicarse en todo su cuerpo, sus músculos tensos, la espada vibrando bajo la potencia desbordada. La mirada fija en Tetrick, activó sin dudarlo:—¡Danza de la Espada!

 

Tetrick soltó un resoplido metálico, burlesco, sin moverse del sitio.“¿De verdad crees que con eso podrás hacerme algo…?”

 

Hiroshi no se detuvo. Cargó hacia él a toda velocidad, acompañado de sus réplicas. Tetrick levantó la espada y lanzó un tajoamplio, pero Hiroshi y las copias esquivaron como relámpagos, desplazándose de lado y saltando por encima.

 

—¡¡¡AHORA!!! —gritó Hiroshi.

 

La Danza de la Espada comenzó: cortes veloces, uno tras otro, cada golpe envuelto en llamas. Las réplicas se movían como si fueran parte de una coreografía perfecta, asestando tajos en los brazos, piernas y costados de Tetrick. El metal empezaba a ceder, grietas abriéndose, partes de la armadura rompiéndose con chispazos.

 

Tetrick intentó resistir, pero Hiroshi no le dio ni un segundo de respiro.—¡Toma esto también! —rugió, cargando una Estocada Flamígera más, esta vez diferente.

 

La espada brilló intensamente. El fuego que la rodeaba empezó a girar y concentrarse, aumentando de tamaño y potencia. Hiroshi gritó con todas sus fuerzas, canalizando cada gramo de energía:—¡¡¡VOY A ACABAR CONTIGO!!!

 

Saltó y descargó toda la potencia en un golpe brutal, directo a la cabeza de Tetrick. El impacto fue tan violento que la cabeza de la armadura se hundió parcialmente y el cuerpo entero cayó al suelo con estrépito, quedando tendido, no muerto… pero demasiado débil para levantarse.

 

Hiroshi aterrizó de rodillas, jadeando con fuerza, las réplicas desvaneciéndose lentamente en el aire. Miró sus manos temblorosas, sorprendido.—¿Pero… cómo demonios he hecho esto…? —se rió, casi incrédulo—. Me ha salido solo… Madre mía…

 

Sin perder tiempo, sacó otros tres éteres y los bebió rápido, recuperando su energía poco a poco. Luego levantó la mirada y vio a lo lejos la batalla de Hiroaki contra Asterisco.“Hiroaki está en un terreno complicado… pero le está yendo bien.”

 

Cambio de escena:

 

Asterisco se movía como un espectro, casi imposible de seguir a simple vista. La velocidad era aterradora, cada paso un borrón. De repente, la cámara se enfoca: la mano de Asterisco está justo delante del rostro de Hiroaki, los dedos a punto de atraparlo.

 

Hiroaki abrió los ojos, congelado por la sorpresa.“¡¿Cuándo…?!”

 

Asterisco esbozó una sonrisa oscura, la mirada cargada de intención asesina.“Este es tu final… voy a lanzarte un ataque que acabará contigo aquí y ahora.”

 

Hiroaki tragó saliva, la mente en blanco por un segundo.“Mierda… tengo la mano delante… no puedo reaccionar a tiempo…”

 

 

Escena:

 

¡BOOM!

 

El ataque de Asterisco explotó de llenocontra Hiroaki. Una nube densa de humo y polvo cubrió la zona. Asterisco se quedó quieto, mirando fijamente mientras su boca dibujaba una sonrisa arrogante.—Jeje… se acabó…

 

El humo se disipaba lentamente. Pero de repente, algo extraño brilló en medio de la polvareda. Asterisco entrecerró los ojos justo cuando la silueta de Hiroaki apareció… ¡completamente ileso!

 

Una luz recorrió el cuerpo de Hiroaki, un destello protector que lo envolvía como si fuera una segunda piel.—¿¡Qué…!? —exclamó Asterisco, dando un paso atrás.

 

Hiroaki sonrió, tranquilo.—Muro de Cristal… pero esta vez lo usé diferente. No como un escudo… sino comoun recubrimiento. Una barrera directa sobre mí mismo.

 

Hiroshi, que observaba desde la distancia, sonrió aliviado.—¡Bien hecho, Hiroaki… muy bien hecho! —susurró para sí mismo.

 

Asterisco apretó los dientes justo cuando Hiroaki se lanzó hacia él y, sin darle tiempo a reaccionar, le golpeó con la vara en pleno estómago. El impacto hizo que Asterisco retrocediera unos pasos, algo encorvado por el dolor.

 

—¡¿Pero cómo…?! —exclamó Asterisco—. ¡Mi ataque era perfecto!

 

Hiroaki, con una mirada fría y segura, respondió:—Sí… pero yo fui más rápido que tú. ¿Deverdad pensabas que tenías este combate bajo control?

 

Por un instante, Asterisco se quedó congelado, su mente girando a toda velocidad.“…Genshiro tenía razón… estos dos… no son jugadores normales. No solo son fuertes… son más astutos y estratégicos de lo que parecen…”

 

Hiroaki dio un paso adelante, confiado, y esbozó una pequeña risa desafiante.—¡Meteorito!

 

El cielo se iluminó y, como una estrella fugaz gigante, un enorme meteorito descendió en picado hacia Asterisco. El impacto era inminente… pero Asterisco, ágil, se impulsó hacia un lado y logró esquivarlo justo a tiempo. El meteorito seestrelló contra el suelo, levantando una explosión colosal de rocas y fuego.

 

Asterisco se giró de inmediato para localizar a Hiroaki, pero su expresión se congeló: Hiroaki estaba justo delante de él… esta vez con la mano extendida en la cara de Asterisco.

 

Asterisco quedó helado.“…Me la ha devuelto…!”

 

Hiroaki lo miró fijamente y pensó:“…Se acabó.”

 

—¡Piro++!

 

Una llamarada brutal estalló a quemarropa, envolviendo a Asterisco en fuego directo. El impacto lo lanzó hacia atrás, medio aturdido, con partes de suropa y capa chamuscadas, tropezando y jadeando.

 

 

Escena:

 

En las sombras, oculto entre la copa de un árbol, Genshiro Obelisk observaba el combate en silencio, sus ojos entrecerrados, calculadores.“…Estos dos… son más astutos de lo que parecen. Asterisco y Tetrick… están mostrando signos de debilidad.”

 

Sus dedos tamborileaban con suavidad sobre la rama, pero no intervenía. Solo miraba, dejando que todo siguiera su curso.

 

De pronto, Asterisco, aún aturdido tras el último ataque, comenzó a reír acarcajadas, su voz rebotando por todo el campo de batalla.—¡Jajajaja! ¡Vaya, vaya! Me has devuelto el ataque… ¡Bravo, Hiroaki! Pero… —su sonrisa se ensanchó, oscura y salvaje— …ahora es cuando empieza el verdadero combate.

 

Una aura oscura empezó a envolverle, girando en espirales retorcidas alrededor de su cuerpo. El aire mismo parecía volverse más pesado y denso.

 

Hiroaki frunció el ceño, concentrado.“¿Un aura oscura, eh? Esto… se pone cada vez más feo.”

 

Asterisco levantó las manos, y en cada palma surgieron dos esferas negras, cargadas de una energía tenebrosa. Sin avisar, las lanzó hacia Hiroaki a velocidadbrutal. Hiroaki reaccionó rápido:

 

—¡Muro de Cristal!

 

El hechizo se desplegó, cubriéndolo justo a tiempo. Pero cuando las esferas impactaron, Hiroaki sintió algo distinto… un dolor agudo lo atravesó como un pinchazo.

 

“…¡Argh… me ha dolido! Aunque he usado el Muro de Cristal… este ataque es más fuerte… mucho más fuerte.”

 

De pronto, Asterisco se movió. Pero no como antes. Esta vez su velocidad se desató: desapareció en un parpadeo, y Hiroaki apenas podía seguir su rastro. Hiroshi, desde la distancia, quedó boquiabierto.—¿¡Qué está pasando aquí!? —dijo, con la espada en alto.

 

Hiroshi dio un paso al frente para intervenir, pero Hiroaki, jadeando, le gritó:—¡No, Hiroshi! Este es un combate mágico… no tienes posibilidades aquí.

 

Hiroshi apretó los dientes, con rabia y frustración.—¡Tsk… maldita sea… está bien! Pero no me gusta nada…

 

En un destello fugaz, Asterisco apareció detrás de Hiroaki, sujetándole la parte trasera de la cabeza con fuerza.—¡Desaparece! —exclamó, lanzando una explosión oscura que envió a Hiroaki volando por el aire, estrellándose contra el suelo con fuerza.Asterisco no le dio tregua. Saltó sobre él, extendiendo los brazos, y diez bolas oscuras impactaron una tras otra en el cuerpo de Hiroaki, sacudiéndolo, debilitándolo visiblemente.

 

—¡Hiroaki! —gritó Hiroshi, preocupado.

 

Hiroaki, dolorido pero determinado, se levantó lentamente. Apenas tuvo tiempo de reaccionar cuando Asterisco volvió a lanzar otra ráfaga de bolas oscuras. Esta vez, Hiroaki apretó los puños y gritó:—¡Muro de Cristal… y Coraza!

 

Ambos hechizos se superpusieron, y aunque el impacto fue violento, logró resistir mucho mejor, apenas retrocediendo unos pasos.

 

Asterisco apareció repentinamente frentea él, y sin previo aviso le propinó un puñetazo directo en la cara, enviándolo al suelo de nuevo. Asterisco reía más fuerte que nunca.

 

—¡¿Qué pasa, Hiroaki?! ¿Creías que lo tenías todo bajo control? ¡Jajajajaja!

 

Hiroaki, con la boca ensangrentada y apoyándose en la vara para levantarse, pensó, sintiendo el peso del combate:“…Esto no me gusta… esto ya se complica demasiado…”

 

De pronto, un sonido metálico llamó su atención. Hiroaki se giró lentamente… y ahí estaba Tetrick, que comenzaba a incorporarse, su enorme cuerpo cubierto ahora también por un aura oscura, vibrante y amenazante.Hiroaki abrió los ojos, incrédulo.—¿Pero… este no estaba… tumbado…?

 

El aura se intensificó, rodeando a Tetrick como una armadura viva y oscura.

 

“…Uy… esto ya se complica más todavía.”

 

 

Escena:

 

Asterisco se quedó de pie, mirándolo con esa sonrisa torcida… y comenzó a reír, una carcajada macabra, seca, resonante. No dijo ni una palabra, pero su intención estaba clarísima: burla pura y dura.

 

De repente, desapareció en un borrón. Su velocidad aumentó de nuevo, moviéndose como una sombra invisible por todo el campo de batalla. Hiroaki, con la miradatensa, giraba la cabeza en todas direcciones, nervioso.

 

—¿Y ahora qué hago…? —murmuró con los ojos muy abiertos.

 

Antes de poder reaccionar, cortes precisos empezaron a aparecer en sus brazos, sus piernas, su costado… uno tras otro, rápidos y punzantes. Hiroaki cayó de rodillas, jadeando, sintiendo la sangre correr. Sin pensarlo, levantó la vara.

 

—¡Cura++! —gritó.

 

La magia lo envolvió, sanando rápidamente las heridas, pero su rostro mostraba pura desesperación.“…No sé qué hacer… está en todas partes…”

 

Y entonces… algo cambió.

 

Una calma súbita lo invadió. Sintió cómo su respiración se ralentizaba por sí sola, y cerró los ojos, dejándose llevar por esa quietud profunda.

 

De golpe, todo el fondo se volvió negro. Un vacío absoluto, sin luz, sin forma. Solo Hiroaki permanecía en pie, en medio de ese infinito oscuro, con los ojos cerrados, escuchando.

 

Silencio absoluto. Ni música, ni viento. Solo… sonido puro.

 

Y entonces, los pasos.Clac… clac…El leve impacto de Asterisco corriendo.Crash…Un golpe contra algo, un pequeño eco en la distancia.

 

Hiroaki inspiró profundamente……y luego exhaló lentamente.

 

De repente, sin abrir los ojos, levantó una mano.—¡Aqua++!

 

¡ZAS!Un chorro de agua atravesó la oscuridad, y se oyó un:—¡Agh!Pero enseguida volvió el silencio.

 

Hiroaki giró levemente, concentrado.—¡Hielo++!

 

Otro impacto seco.—¡Gh…!Pero Asterisco seguía moviéndose.Hiroaki apretó los dientes, sintiendo el momento perfecto, y lanzó:—¡Piro++!

 

Una explosión iluminó la negrura por un instante, y se escuchó un grito más fuerte, seguido de un cuerpo cayendo al suelo.

 

El fondo negro comenzó a desvanecerse… y el mundo real volvió. Asterisco yacía en el suelo, jadeante, claramente herido y al límite.

 

—¿Cómo…? —logró preguntar, alzando la vista hacia Hiroaki—. ¿Cómo me has vuelto a ver…? ¡Si estaba moviéndome más rápido que la misma luz!

 

Hiroaki bajó la vara lentamente, su expresión calmada y firme.—Puede que seas rápido… pero no eresnada silencioso. Ese es tu punto débil… y ahora lo entiendo.

 

Asterisco quedó petrificado, con los ojos temblorosos. Su mente se revolvía:“¡Maldita sea! Esto es lo único que tengo… ¡no puede ser…! ¿De verdad estoy acabado? ¡Tiene que haber algo más…!”

 

Con un rugido de frustración, volvió a desaparecer, lanzándose de nuevo a toda velocidad… pero Hiroaki sonrió, tranquilo.

 

—Es inútil. —Levantó la vara—. Por mucho que lo intentes… sigues siendo muy ruidoso.

 

Y empezó a lanzar hechizos uno tras otro, rápidos, precisos, al aire. Cada uno impactó de lleno, golpeando a Asterisco desde distintos ángulos aunque no se leviera claramente. Uno tras otro, los hechizos lo alcanzaron, hasta que finalmente Asterisco cayó al suelo, exhausto y derrotado.

 

Hiroaki caminó despacio hacia él, se inclinó ligeramente y dijo con voz firme:

 

—Tu juego ha terminado, Asterisco. Esto se acaba aquí.

 

 

Escena:

 

La cámara cambia rápidamente, enfocando a Hiroshi frente a Tetrick, quien ahora estaba cubierto por esa aura oscura vibrante, latiendo como un corazón demoníaco. Sin previo aviso, Tetrick soltó un gruñido profundo y se abalanzó brutalmente sobre Hiroshi.

 

Hiroshi reaccionó rápido, se deslizó por debajo de su enemigo para esquivarlo… pero antes de poder incorporarse, sintió un impacto bestial:¡CRACK!Tetrick le había pisado el pecho con toda su fuerza, aplastándolo contra el suelo, haciéndolo soltar un grito de dolor.

 

—¡Arghhh! —jadeó Hiroshi, atrapado bajo ese peso monstruoso.

 

Con un esfuerzo desesperado, Hiroshi levantó la espada y asestó un tajo violento en la pierna de Tetrick. El corte profundo arrancó un sonido metálico y gutural:

 

—¡¡Ghh… esto… esto me ha dolido, cabrón! —gruñó Tetrick, dando un paso atrás y soltando momentáneamente la presión.

 

Hiroshi quedó de rodillas, jadeante, sudoroso, sintiendo la falta de fuerza en sus músculos.“…Estoy débil… toda la energía que acumulé antes me ha dejado vacío…”

 

Sacó rápidamente un elixir, mirándolo por un segundo con cierta culpa.“…Lo siento mucho… pero tengo que usar esto…”

 

Con decisión, se lo bebió de un solo trago.[Estado de Hiroshi – HP y PM restaurados al máximo]

 

Plano cinematográfico:Desde los pies de Hiroshi, la cámara empezó a girar en un movimiento ascendente, rodeándolo lentamente mientras un viento invisible comenzaba a levantar polvo y hojas alrededor suyo. La ráfaga empezó a intensificarse, haciendovibrar su armadura y su espada.

 

Hiroshi cerró los ojos… y entonces lo sintió:una aura densa, poderosa, rodeándolo por completo.Una especie de energía salvaje, parecida a un super saiyan, que lo hizo estremecerse. El aura vibraba con fuerza por todo su cuerpo… hasta que lentamente se fue desvaneciendo, absorbiéndose de nuevo en su interior.

 

Hiroshi, ahora de pie, miró sus manos y su espada, sorprendido.—Wow… realmente… esto funciona.

 

Una sonrisa pequeña, astuta, se escapó de sus labios.—Muy bien… hora de divertirse un poco.

 

Con decisión, levantó la espada al cielo.—¡Falcoestocada!

 

Las réplicas comenzaron a materializarse una vez más, rodeándolo como sombras gemelas. Pero Hiroshi seguía sonriendo, esta vez con una chispa diferente en los ojos.

 

“…Voy a hacer algo diferente esta vez…”

 

Escena:

 

Tetrick, envuelto aún en su aura oscura, rugió con furia y volvió a lanzarse contra Hiroshi, su espada lista para destrozarlo.

 

—¡Ahora o nunca! —gruñó Hiroshi, apretando la empuñadura.

 

—¡Impacto Titánico!Hiroshi cargó con toda su fuerza y le asestó un golpe brutal en pleno pecho a Tetrick. Aunque la armadura no se rompió, el impacto fue descomunal: Tetrick retrocedió varios pasos, tambaleándose, un sonido metálico de crujido resonó por todo el campo.

 

—¡Gh…! —rugió Tetrick, furioso pero claramente herido.

 

No le dio tregua. Tetrick levantó la espada y se lanzó de nuevo, pero Hiroshi estaba preparado.

 

—¡Defensor Absoluto!

 

Una barrera invisible envolvió a Hiroshi durante esos segundos críticos, bloqueando por completo el impacto devastador de Tetrick. Las réplicasimitaban cada movimiento… salvo la barrera, que solo protegía a Hiroshi.

 

Cuando el momento de defensa terminó, Hiroshi sonrió de lado.

 

—Hora de empujar esto más allá… —pensó.

 

Levantó la espada.—¡Ira de los Titanes!

 

Sintió la fuerza duplicarse, sus músculos tensos y cargados de poder. Una idea se le cruzó por la mente:“¿Qué pasaría si vuelvo a usar Falcoestocada ahora…?”

 

—¡Falcoestocada!

 

De repente, aparecieron tres réplicas adicionales, aumentando el grupo a seiscopias veloces. Hiroshi abrió los ojos, sorprendido y emocionado.

 

—Wow… esto realmente mola.

 

Sacó rápidamente un éter y lo bebió de un trago, notando al instante cómo la energía mágica fluía de nuevo, restaurándolo por completo.

 

—¡Vamos allá…! —gritó Hiroshi.

 

Todos juntos —Hiroshi y las seis réplicas— cargaron a toda velocidad y usaron:

 

—¡Impacto Titánico!

 

Siete golpes demoledores cayeron sobre Tetrick al mismo tiempo, haciendo crujir su armadura aún más fuerte, dejando a Tetrick tambaleante, casi sin equilibrio, sudefensa al borde de romperse.

 

Tetrick, furioso, levantó de nuevo su espada y se abalanzó sobre Hiroshi… pero Hiroshi, sin perder la calma, volvió a activar:

 

—¡Defensor Absoluto!

 

Bloqueó el ataque otra vez en el momento perfecto, y sin dejarle respirar, gritó:

 

—¡Estocada Flamígera!

 

Su espada y las de las réplicas se envolvieron en llamas furiosas, y justo después:

 

—¡Corte Volcánico!

 

Las espadas se clavaron en el suelo a lavez, y esta vez, algo diferente ocurrió: una cantidad masiva de esferas de lava surgieron, mucho más poderosas que antes. Las explosiones llovieron sobre Tetrick desde todas direcciones, cada esfera golpeándolo con violencia, derritiendo finalmente toda su armadura, desde los hombros hasta las piernas, dejando solo restos semi intactos y humeantes.

 

Tetrick, ya sin fuerzas, cayó pesadamente al suelo, jadeando y casi derrotado.

 

Cambio de plano:

 

La cámara enfocó a Asterisco, herido y medio tendido en el suelo, jadeando con la cara cubierta de sudor y ceniza. Hiroaki estaba cerca, también respirando con esfuerzo, observando la escena conatención.

 

Un silencio inquietante cayó… hasta que de la nada, dos figuras aparecieron: Genshiro Obelisk y Octarion.

 

Genshiro miró la escena con ojos fríos y calculadores, su presencia imponente haciendo que el aire pareciera aún más pesado.

 

 

Escena:

 

Genshiro y Octarion se detuvieron frente a la escena devastada. Sus ojos fríos recorrieron los cuerpos heridos de Asterisco y Tetrick, aún respirando débilmente en el suelo.

 

Genshiro entrecerró los ojos con desprecioy murmuró:—Patético… Ni siquiera estos inútiles han sido capaces de derrotar a unos enclenques como vosotros. Sinceramente… esperaba más de vosotros dos.

 

De repente…Sin que nadie lo viera moverse, Genshiro apareció junto a Tetrick.

 

¡SLASH!De un solo corte limpio, la cabeza de la armadura de Tetrick cayó al suelo, el cuerpo metálico tembló y se desplomó, muerto al instante.

 

Antes de que Hiroaki o Hiroshi pudieran siquiera reaccionar…¡SLASH!Asterisco, que intentaba incorporarse, quedó paralizado. Su cabeza rodó por elsuelo, cortada con una precisión escalofriante.

 

Genshiro ya estaba de nuevo al lado de Octarion, como si nunca se hubiera movido.

 

Hiroshi y Hiroaki se quedaron de piedra, boquiabiertos.

 

—¿¡Cómo…!? —balbuceó Hiroshi—. ¿Cómo lo ha hecho…?

 

Hiroaki, con la respiración agitada, abrió bien los ojos y gritó:—¡Están muertos…!

 

Avanzó un paso y apuntó a Genshiro con su vara, la voz temblorosa pero llena de rabia:—¡¿Dónde está tu honor?! ¡Ellos… aunquefueran villanos, eran tus compañeros! ¡Eran como… tus amigos!

 

Genshiro se limitó a mirarlo con absoluto desprecio, una sonrisa fría curvando sus labios.

 

—¿Amigos…? —repitió con burla—. Los amigos no son débiles. Ellos eran débiles… y los débiles no tienen valor alguno. Ya no me servían para nada.

 

Hiroshi, con el rostro endurecido, apretó los puños.—¡¿Dónde está tu sentido del honor, maldito bastardo…?!

 

Genshiro soltó una risa seca, oscura.—¿Honor…? El honor es para los débiles. La fuerza es lo único que importa en este mundo. ¿Acaso no lo habéis aprendido ya?—Ahora os voy a destruir por completo… y yo no pienso ser débil.

 

Octarion, que había estado observando en silencio, dio un paso adelante, la mirada decidida.—No subestimes a estos dos… Déjame ocuparme de ellos.

 

Genshiro lo miró de reojo, su sonrisa ampliándose apenas.—Hmm… bueno, inténtalo. Aunque tú también… eres débil.

 

Hiroaki y Hiroshi intercambiaron miradas rápidas, aún procesando lo que acababan de presenciar.

 

“¡Han matado a sangre fría a sus propios compañeros… y no hemos visto ni cómo ha ocurrido…!” pensó Hiroshi, un escalofríorecorriéndole la espalda.

 

Hiroshi mantuvo sus réplicas en posición, listo para lo que venía. Se giró hacia Hiroaki y, con la voz firme, le dijo:—Déjamelo a mí… No parece tan temible.

 

Con un gesto rápido, Hiroshi abrió el análisis:

 

Octarion – Nivel 60:HP: 6000Fuerza: 400PM: 4500Defensa: 500Agilidad: 20Poder Mágico: 3100Defensa Mágica: 5000

 

 

Hiroshi clavó la mirada en el enorme Octarion, cuyas decenas de tentáculos se agitaban con un ritmo inquietante. Tras analizar sus estadísticas, soltó una sonrisa confiada.

 

—No eres para tantos al fin y al cabo... —murmuró, con un brillo desafiante en los ojos.­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­— Aunque su poder mágico y su defensa mágica son brutales…

 

Sin perder un segundo, Hiroshi y sus réplicas se lanzaron en estampida hacia el monstruo. Las espadas cortaron el aire a tal velocidad que los tajos blancos resplandecían, cruzándose por todoslados como relámpagos. Hiroshi atacaba por la derecha, una réplica lo hacía desde arriba, otra por la izquierda; todas danzaban en torno a Octarion, intentando encontrar un punto débil.

 

El cuerpo del pulpo gigante se retorcía con precisión inhumana, esquivando cada tajo a una velocidad sorprendente para su tamaño. Cada vez que una hoja rozaba su carne, lograba apartarse en el último instante.

 

—¡Tsk! —gruñó Hiroshi mientras seguía golpeando.

 

De repente, uno de los tentáculos salió disparado con una fuerza brutal y ¡BAM! impactó directo en la cara de Hiroshi. El golpe fue tan seco y poderoso que lo hizo retroceder varios metros, pero Hiroshi, conreflejos felinos, logró caer de pie, deslizando las botas contra el suelo.

 

—...Eso ha dolido un poco —se quejó, frotándose la mandíbula con una sonrisa desafiante.

 

Sin darle respiro, Octarion levantó varios tentáculos y empezó a lanzar esferas de luz una tras otra, como una lluvia luminosa. Hiroshi y sus réplicas se movieron con velocidad extrema, esquivando por los pelos cada esfera, desviando otras con la espada en un espectáculo de destellos. Cada réplica reflejaba la misma destreza, cubriendo todos los ángulos para no ser alcanzados.

 

De pronto, Octarion alzó sus tentáculos y comenzó a cargar una gran bola de luz. Un resplandor blanco brillante empezó aformarse en medio de su cuerpo, y el aura iluminó toda la sala. La esfera iba creciendo, palpitando con un zumbido inquietante, hasta convertirse en una bola mediana pero visiblemente letal.

 

—¡Veamos cómo esquivas esto! —rugió Octarion, lanzando la esfera hacia Hiroshi.

 

—¡HIROSHI, ATRÁS! —gritó Hiroaki, adelantándose de inmediato.

 

Un destello azul claro envolvió a Hiroshi, formando un aura mágica brillante y protectora. La gran esfera de luz impactó y explotó con un estruendo ensordecedor, haciendo temblar el suelo… pero cuando la luz se disipó, Hiroshi estaba completamente ileso dentro del aura.

 

—Gracias, Hiroaki... —susurró Hiroshi conuna sonrisa feroz.

 

Sin perder el impulso, Hiroshi gritó:

 

—¡Corte Volcánico!

 

Su espada se hundió en el suelo con fuerza, y grietas llameantes se abrieron bajo Octarion. Esferas de lava emergieron violentamente, explotando contra su cuerpo y arrancándole gritos de dolor. Aunque la piel del pulpo gigante resistió sin derretirse, las quemaduras visibles demostraron que había sido un golpe efectivo.

 

—¡Estocada Flamígera! —bramó Hiroshi, envolviendo su espada en llamas intensas y lanzándose velozmente. Tajos ardientes comenzaron a llover sobre Octarion mientras las réplicas imitaban cadamovimiento, rodeándolo por completo.

 

—¡Danza de la Espada! —añadió, aumentando la velocidad hasta volverse casi un torbellino de golpes. Las réplicas giraban y atacaban en sincronía, llenando la sala de tajos flamígeros y destellos brillantes.

 

Octarion, incapaz de soportar la embestida, retrocedió pesadamente, tambaleándose mientras los cortes se acumulaban en su piel. Finalmente, Hiroshi terminó la ráfaga con un tajo horizontal brutal, que lo hizo caer al suelo, respirando con dificultad y visiblemente muy débil.

 

Hiroshi aterrizó firme, respirando agitado pero sonriendo victorioso.

 

—Te dije que no eras para tanto... —seburló.

 

Pero de repente, sin previo aviso, diez tajos invisibles se abrieron en su cuerpo: piernas, brazos, costados, incluso en el torso. La sangre brotó de inmediato y un segundo después Hiroshi fue lanzado violentamente por los aires, estrellándose contra la pared con un estruendo seco.

 

Frente a él, imponente y silencioso, apareció Genshiro Obelisk, con su espada negra todavía en guardia.

 

—Maldito... —gruñó Hiroshi con rabia

 

—¡Cura++! —Gritó Hiroaki, alzando su vara, para curar a su amigo.

 

Un aura verde intensa lo envolvió y las heridas comenzaron a cerrarserápidamente. Pero justo cuando intentaba reincorporarse, Genshiro se movió con una velocidad inhumana y lo golpeó de nuevo, enviándolo a volar junto a Hiroaki hasta estamparse contra otra pared.

 

De repente, Genshiro apareció frente a ellos en un parpadeo, su espada goteando sangre y su mirada fría como la muerte.

 

Hiroshi, jadeando y con el sudor corriendo por la frente, levantó la vista e hizo algo instintivo: abrió la pantalla de análisis. Su rostro empalideció al instante.

 

Genshiro Obelisk – Nivel 90 HP: 20.000 Fuerza: 9.999 Defensa: 9.999 Poder Mágico: 9.999 Agilidad: 99.999 Defensa Mágica: 0

 

—...Esto no pinta bien —susurró Hiroshi, dando un paso hacia atrás mientras el aire se volvía pesado.

 

 

Hiroaki y Hiroshi se quedaron paralizados, observando la pantalla de estadísticas que flotaba frente a ellos. Sus ojos recorrieron las cifras imposibles de Genshiro Obelisk, y un escalofrío recorrió sus espaldas.

 

 

Hiroshi tragó saliva, todavía temblando, pero forzó una sonrisa amarga.

 

—No tiene defensa mágica… eso nos da ventaja… ¿no?

 

Hiroaki, sin apartar los ojos de la pantalla,negó lentamente.

 

—Sí… pero es que… es casi imposible de alcanzar. Al menos Asterisco era rápido pero ruidoso… este… este no lo vemos venir…

 

No terminó la frase cuando, de la nada, dos cortes profundos aparecieron en las piernas de Hiroaki. La sangre saltó al aire antes de que pudiera reaccionar y, como si una fuerza invisible lo hubiera golpeado, salió despedido hacia atrás, estrellándose contra las piedras.

 

—¡HIROAKI! —gritó Hiroshi, intentando correr hacia él.

 

Pero antes de dar un solo paso, Genshiro apareció justo frente a él, su figura erguida, la espada colgando a un lado, sinesfuerzo alguno. Sus ojos, fríos como el acero, se clavaron en Hiroshi.

 

—Patético… —murmuró Genshiro con voz seca, casi como si le aburriera la situación—. Ni siquiera sois capaces de luchar de verdad. Solo sabéis pensar estrategias, planear como ratas escondidas… pero aquí, delante de mí, eso no sirve de nada. No entendéis nada. Voy a mataros al instante… y ni os vais a enterar.

 

Hiroshi no respondió. Sus labios temblaban y apretaba los puños, pero su cuerpo se estremecía de miedo.

 

De pronto, Genshiro no se movió. No levantó la espada, ni siquiera hizo un gesto. Sin embargo, un tajo profundo apareció en el torso de Hiroshi, desgarrando la armadura y la carne de unsolo corte invisible. Hiroshi retrocedió tambaleándose, mirando la herida abierta con los ojos desorbitados.

 

—¿Pero…? ¡Si no lo he visto ni moverse! —pensó, sin poder creerlo.

 

Un segundo después, Genshiro le lanzó una patada tan rápida y potente que lo levantó del suelo y lo estrelló contra la pared con un estruendo brutal.

 

—¡Hiroshi! —gimió Hiroaki, arrastrándose mientras alzaba la vara con esfuerzo—. ¡Cura++!

 

Un aura verde envolvió primero su propio cuerpo, cerrando las heridas sangrantes de sus piernas, y luego la extendió hacia Hiroshi, que empezó a recuperar la conciencia y las fuerzas mientras tosíasangre.

 

Hiroaki, jadeando, miró a Hiroshi con el rostro sombrío.

 

—Hiroshi… este combate no podemos ganarlo. Este tipo… es ultra, hiper, mega poderoso…

 

Hiroshi apretó los dientes, todavía temblando, y asintió lentamente.

 

—Me ha hecho un corte… y no he visto nada. Lo he visto quedarse quieto… sin mover ni un dedo… y de repente tenía un corte en el torso. Esto… esto es otra liga…

 

Pero Hiroaki, aun con el miedo en los ojos, alzó la mirada con decisión.

 

—No podemos morir así. Tenemos queintentar algo, lo que sea.

 

Desde unos metros más allá, la voz de Genshiro se alzó, cortante y seca como un cuchillo.

 

—Patético. Sois pura basura. ¿Y estos son los héroes que derrotaron a Asterisco y Tetrick? ¿Incluso a Octarion?

 

Genshiro soltó una leve risa fría, sin emoción.

 

—Bah. Esos eran débiles. No eran para tanto. Pero yo… yo no soy débil.

 

Hiroshi tragó saliva, temblando, pero dio un paso al frente. Levantó la Espada Karmesí con ambas manos, la hoja vibrando apenas por el nerviosismo de su agarre.

 

—¡Nos da igual que seamos débiles… y que tú seas fuerte! —gritó con rabia—. ¡Vamos a acabar contigo!

 

Genshiro sonrió apenas, un gesto helado.

 

—Inténtalo.

 

Hiroshi rugió y se lanzó de frente, descargando toda su fuerza en la embestida. Pero antes de llegar siquiera a medio metro… su cuerpo cayó de golpe al suelo, como si le hubieran cortado los hilos de una marioneta.

 

En un segundo, la cámara pareció congelarse: Genshiro estaba allí, imperturbable, con el pie firmemente apoyado en la espalda de Hiroshi, inmovilizándolo contra el suelo polvoriento.

 

Hiroaki quiso dar un paso hacia ellos, apretando la vara con fuerza. Pero Genshiro levantó la espada y, sin apartar la vista de él, apuntó con calma, con una amenaza helada:

 

—Como des un paso más… lo mato.

 

Hiroaki se quedó paralizado. El aire se volvió pesado, opresivo, como si el tiempo mismo se hubiera detenido. Su respiración era lo único que rompía el silencio absoluto.

 

 

Hiroaki seguía paralizado. Sus manos temblaban, los ojos clavados en Genshiro, que mantenía a Hiroshi inmovilizado bajo su pie, la espada levantada, amenazante. El sudor le corría por la frente mientras lapresión se hacía insoportable. No podía mover un solo dedo; la vida de Hiroshi pendía de un hilo.

 

Genshiro bajó lentamente la espada hasta colocar la fría hoja justo en el cuello de Hiroshi. La voz seca, carente de emoción, retumbó en la sala:

 

—Y tú… —susurró— si intentas algo, si siquiera piensas en moverte… te rajo el cuello.

 

Hiroaki apretó la vara, su mente arremolinada de pensamientos. El mundo alrededor se desvanecía mientras sus propios pensamientos sonaban como un eco:

 

“Hasta ahora nos hemos enfrentado a enemigos que nos superaban… perosiempre hemos logrado plantarles cara. Contra Gorrak, por ejemplo… aunque era muchísimo más fuerte… conseguimos resistir… a duras penas… pero lo hicimos…”

 

De pronto, su mirada se iluminó, la idea clavándose como un relámpago en su cabeza.

 

“Espera… ¡la habilidad Muerte funcionó contra Gorrak! Tal vez…”

 

Hiroaki, con un leve temblor, comenzó a alzar el brazo, apuntando la vara hacia Genshiro, dispuesto a arriesgarlo todo.

 

Pero en un abrir y cerrar de ojos, Genshiro desapareció y reapareció justo frente a él, la espada a un milímetro de su garganta.

 

—Te dije que no hicieras nada… —susurrócon la misma voz gélida—. Ahora tu amigo… va a morir.

 

Genshiro se giró lentamente para rematar a Hiroshi… pero el lugar donde debería estar estaba vacío.

 

—¿…? —Genshiro entornó los ojos.

 

De repente, la voz de Hiroshi tronó desde un lado, cargada de furia:

 

—¡CORTE VOLCÁNICO!

 

La Espada Karmesí se hundió con fuerza en el suelo, y una grieta inmensa se abrió al instante, escupiendo bolas de lava ardiente que comenzaron a dispararse por la sala. Hiroaki, por instinto, se apartó con rapidez, esquivando mientras las bolas salían disparadas, rugiendo comodragones enloquecidos.

 

Las esferas de lava avanzaron directas hacia Genshiro. Hiroshi apretó los dientes, expectante, y Hiroaki observaba con tensión… las bolas de lava chocaron contra él.

 

O eso creyeron.

 

Los ojos de ambos se abrieron de par en par: las esferas atravesaron a Genshiro, cruzaron su silueta como si fuera humo… pero lo habían visto… ¡estaban seguros de que le habían dado!

 

Genshiro ni siquiera se había movido… o eso parecía.

 

Su voz cortó el aire como un cuchillo.—¿Sorprendidos? Mi velocidad… es tan superior que ningún ojo humano puede verme moverse. Para vosotros… soy intocable.

 

De pronto, un destello. Hiroaki sintió un golpe seco y helado en el abdomen. Bajó la mirada, y un corte profundo se abrió de lado a lado, la sangre brotando en un chorro imparable. Cayó de rodillas, jadeando, mientras el color se le escapaba del rostro. Su barra de HP… 1.

 

Genshiro se giró muy lentamente hacia Hiroshi, sus ojos brillando con ese vacío gélido y aterrador.

 

—Ahora es tu turno.

 

Hiroaki, temblando, sacó un elixir de su cinturón con manos empapadas en sangre.

 

—No… no puedo quedarme así… —susurró.

 

Sin dudarlo, se lo bebió de un trago. Una luz dorada lo envolvió al instante, y la herida comenzó a cerrarse rápidamente, la sangre deteniéndose, su fuerza regresando poco a poco.

 

—¡Hiroaki! —gritó Hiroshi, sin apartar la vista de Genshiro.

 

Hiroaki, jadeando, alzó la vara. Sin pensarlo, lanzó un hechizo desesperado.

 

—¡PIRO++!

 

Una enorme bola de fuego se formó, iluminando la sala, y salió disparada a toda velocidad hacia Genshiro. Pero sin girarse, Genshiro estiró el brazo con absolutacalma… y con un movimiento seco de la espada, cortó la bola de fuego en dos, deshaciéndola en una nube de chispas.

 

Se giró lentamente hacia Hiroaki. Solo un ojo asomaba tras su cabello oscuro.

 

—¿Eso es todo lo que sabes hacer? —susurró, con un tono tan frío que heló la sangre de Hiroaki.

 

Hiroaki, jadeando, retrocedió un paso. Sus manos temblaban y sintió cómo la desesperanza le recorría el cuerpo. Bajó la mirada, susurrando para sí mismo…

 

—No… no tenemos nada que hacer… estamos muertos…

 

El silencio volvió a reinar. La respiración agitada de ambos protagonistas era loúnico que rompía la quietud, mientras la figura de Genshiro se alzaba imparable… y la escena cortaba ahí.

 

 

Genshiro Obelisk observó desde las alturas, su mirada fría como una lápida. Su voz, cargada de desprecio, rompió el silencio:—Nada puede detenerme. Soy imparable.

 

Hiroshi apretó los dientes, sosteniendo su espada con fuerza.—Entonces... habrá que jugárnosla —murmuró.

 

Hiroaki, aún jadeando por el esfuerzo anterior, lo miró incrédulo.—¿Qué quieres decir?

 

Hiroshi respiró hondo.—Voy a invocar 50 clones con la Falcoestocada. Rodearlo y darle con todo lo que tenemos.

 

Hiroaki negó con la cabeza, su voz quebrada entre la desesperación y la razón.—¿Estás loco? Eso es una locura. No solo gastarás toda tu energía, te vas a debilitar. ¡Quién sabe si hasta podrías destruirte a ti mismo!

 

Hiroshi le sostuvo la mirada.—Esto es lo que pasa en los videojuegos, Hiroaki. Cuando aparece un ser tan poderoso, aunque los protagonistas sean flojos, lo dan todo. TODO, hasta que caiga.

 

El silencio se hizo pesado. Entonces comenzaron a escucharse los pasos de Genshiro. Lentos, marcados, cortaban el aire y llenaban el vacío extremo.La tensión se volvía insoportable mientras él se acercaba, malabareando su espada sin decir una sola palabra, la sombra de la muerte avanzando sobre ellos.

 

Hiroshi, apretando los puños, susurró:—No hay tiempo, Hiroaki. ¡Tenemos que hacer algo ya!

 

Hiroaki, paralizado, tragó saliva.—Vale… hazlo. Tengo un plan. Espero que funcione...

 

Pero antes de terminar la frase, un destello negro cruzó la escena. Hiroaki fue lanzado por los aires, chocando brutalmente contra un edificio. Un grito desgarrador lo acompañó cuando la espada de Genshiro se clavó en su hombro, dejándolo empalado en la pared como si fuera un trozo de carne inútil.

 

—¡HIROAKI! —rugió Hiroshi, corriendo hacia él.

 

Genshiro apareció frente a él como un espectro.—Esto no es un videojuego donde os dejan hablar y planear tranquilamente —escupió con desprecio—. Aquí mando yo. Y vosotros vais a morir aquí y ahora.

 

Hiroshi, con la rabia consumiéndolo, comenzó a invocar sin parar, gritando el nombre de Falceostocada una y otra vez. De inmediato, aparecieron 50 clones a su alrededor, idénticos, todos listos para lanzarse sobre Genshiro como una tormenta de cuchillas.

 

El ataque fue fulminante. Pero antes de que las réplicas tocaran siquiera suobjetivo… pum. Una tras otra, desaparecieron en un destello vacío. Genshiro no se había movido ni un milímetro.

 

Hiroshi quedó paralizado, la sangre helada."No me jodas… esto no puede ser…"

 

Genshiro levantó apenas la mirada, fría como la muerte.—Se acabó.

 

Pero justo en ese momento, un estruendo sacudió la escena. Una explosión directa en la espalda de Genshiro levantó polvo y escombros. Sin inmutarse, el guerrero demoníaco giró lentamente la cabeza, mostrando solo su ojo, brillante y amenazante.

 

Entre jadeos, Hiroaki apareció de nuevo,tambaleándose, su hombro sangrando pero aún de pie.—Esto… no termina aquí… —dijo con voz quebrada.

 

Genshiro lo miró, entre sorprendido y divertido.—Vaya, sigues vivo. Vas a hacerme frente, qué bonito.

 

Hiroshi, desesperado, gritó desde atrás:—¡Hiroaki! Como no se te ocurra algo pronto… estamos perdidos…

 

Hiroaki quedó en silencio, apretando la vara con fuerza. Su mente giraba, buscando entre el miedo y la desesperación alguna chispa de luz. El tiempo parecía detenerse mientras ambos esperaban ese próximo movimiento.Y ahí... la escena cortó.

 

 

Hiroshi, cegado por la rabia, cargó contra Genshiro Obelisk lanzando espadazos desesperados, uno tras otro, buscando cualquier resquicio para vengar a su amigo herido. Pero la espada simplemente atravesaba el cuerpo de Genshiro… o eso parecía. En realidad, el enemigo era tan rápido que ni siquiera Hiroshi podía verlo moverse: solo quedaba el eco vacío de golpes que jamás tocaban carne.

 

—¡MALDITO! —gritó Hiroshi, antes de ser brutalmente lanzado por los aires por un contraataque invisible.

 

Hiroaki, jadeando y con la sangre empapando su hombro, apretó los dientes y alzó su vara.—¡Cura++! —gritó. La herida comenzó a cerrarse, aunque el dolor persistía.

 

Hiroshi aterrizó pesadamente cerca de él. Apenas pudo levantarse cuando Hiroaki, sin perder tiempo, le extendió la mano:—¡Dame tu espada!

 

Hiroshi lo miró, aturdido.—¿Qué? ¿Para qué?

 

Los ojos de Hiroaki ardían con determinación.—Quiero… improvisar una espada definitiva.

 

Hiroshi se quedó pasmado.—¿Eso… es posible?

 

Hiroaki se encogió de hombros, la mirada fija en Genshiro.—No lo sé. Se me acaba de ocurrir. Pero supongo que algo podremos hacer.

 

Pero Genshiro no daba tregua. En un parpadeo, apareció delante de Hiroaki, blandiendo su espada hacia el mago con una velocidad mortal. Hiroaki abrió los ojos de par en par, sin tiempo de reaccionar.

 

¡CLANG!

 

Hiroshi se interpuso en el último segundo, deteniendo el golpe. La fuerza del impacto le hizo vibrar todo el cuerpo, pero resistió. Genshiro, por primera vez en todo el combate, se detuvo. Sin decir una palabra, retrocedió un paso, observando a Hiroshi con un brillo afilado en la mirada.

 

Hiroaki, desconcertado, preguntó jadeando:—¿Cómo… cómo lo has hecho?

 

Hiroshi, sin apartar los ojos de su enemigo, respondió entre respiros:—Al usar Falcoestocada… además de invocar réplicas… también me aumenta la agilidad.

 

En ese momento, los ojos de Hiroaki brillaron como si se encendiera una chispa dentro de su mente. Sus pensamientos quedaron claros:"¡Claro… le aumenta la agilidad! Estaba equivocado… no lo debilita, ¡lo hace más fuerte!"

 

—¡Hiroshi! —gritó—. ¡Sigue usándolo! ¡Usa Falcoestocada todas las veces que puedas!

 

Sin dudar, Hiroshi asintió con firmeza.—¡Vamos allá!

 

Empezó a invocar sin parar, gritando el nombre de la habilidad. Uno tras otro, 100 replicas surgieron a su alrededor, rodeando completamente a Genshiro. El escenario se llenó de réplicas, un ejército de sombras y espadas dispuestas a atacar.

 

Pero Genshiro… seguía sin moverse. Solo levantó levemente la vista. En un instante, todas las réplicas se desvanecieron como humo cortado por un viento letal.

 

—Estáis perdidos —sentenció Genshiro, la voz retumbando como una losa final.

 

Hiroshi, jadeante, levantó la cabeza y le sostuvo la mirada. Sus ojos, cargados de furia y determinación, brillaron.—¿Seguro?En ese momento, un silencio sepulcral se apoderó del lugar. De repente, relámpagos comenzaron a envolver el cuerpo de Hiroshi, centelleando como serpientes eléctricas a lo largo de su armadura y brazos. Sus ojos… se convirtieron en dos líneas puras de rayo, chispeando con un poder desatado.

 

Genshiro, por primera vez, no pudo evitar tensarse ligeramente.—…¿Qué ha pasado aquí? —murmuró en voz baja, con un leve destello de sorpresa.

 

Hiroaki, pasmado, apenas pudo susurrar:—¡Claro… Falcoestocada… no solo lo hace más rápido, lo ha hecho mucho más fuerte…!

 

Hiroshi dio un paso firme hacia adelante. Su voz era profunda, cargada de un nuevopoder.—Vamos a comprobarlo, Genshiro. Quiero ver… si de verdad puedo enfrentarte ahora.

 

Genshiro se movió, rápido como un rayo… pero esta vez, Hiroshi lo vio. Cada músculo de su cuerpo se tensó, sus ojos brillaron más aún y un pensamiento cruzó fugaz por su mente:

 

"¡Lo he visto… lo he visto dar un paso!"

 

Y ahí, la escena cortó en seco.

 

 

Hiroshi, con los ojos aún chispeando electricidad, soltó un grito feroz y se lanzó como un rayo sobre Genshiro. Las espadas chocaron con un estruendo metálico tan intenso que levantó ascuas y destellos cegadores. Cada golpe era unestallido de luz blanca, chispas volaban alrededor mientras los dos guerreros se batían en un duelo vertiginoso, moviéndose tan rápido que apenas se podían seguir las trayectorias.

 

Genshiro empujó con fuerza y se deslizó hacia atrás, separándose de Hiroshi en un parpadeo. Hiroshi, sin darle respiro, empezó a zigzaguear por el campo de batalla, cortando el aire con cada movimiento. A la derecha, a la izquierda, un vaivén imparable, esquivando cada ataque de Genshiro con precisión milimétrica. El suelo temblaba con cada impacto fallido.

 

Y entonces, como un trueno inesperado, Hiroshi apareció frente a Genshiro y le soltó un espadazo directo a la cara. La hoja cortó su mejilla con un sonido seco,dejando un hilo de sangre brillante que comenzó a descender lentamente.

 

—¡SÍ! —gritó Hiroshi, con la adrenalina desbordando.Se obligó a calmarse, bajando un poco la guardia mientras jadeaba:—Bueno… no me voy a emocionar mucho, pero… ya he hecho algo.

 

Genshiro se quedó quieto, mirando la sangre en su mano. Sus ojos, antes inmutables, parpadearon levemente."Me ha dado…", pensó con frialdad. "Me ha conseguido dar."

 

Desde la retaguardia, Hiroaki apretó la vara con fuerza. Su corazón latía como un tambor."No puedo quedarme de brazos cruzados… Tengo que protegerlo desde la distancia."

 

Y casi sin pensar, Hiroaki gritó:—¡CORAZA!

 

El hechizo envolvió a Hiroshi justo a tiempo: el siguiente ataque devastador de Genshiro rebotó contra el escudo invisible, haciendo temblar el aire. Aprovechando la apertura, Hiroshi gritó con furia y le asestó un corte horizontal directo en el torso, haciéndolo caer brevemente de rodillas, jadeante, aunque solo por un instante.

 

Hiroshi lo miró desafiante.—¿Has tenido suficiente?

 

Genshiro, aún con la katana clavada en el suelo, alzó la vista, sus ojos ardiendo. Pero para sorpresa de todos, asintió lentamente.—No está mal. Me habéis plantado cara.Hiroaki, sin perder tiempo, sacó tres éteres y los lanzó hacia Hiroshi, quien los atrapó y los bebió uno tras otro, sintiendo cómo la energía le recorría todo el cuerpo como una tormenta desatada.

 

—¡Falcoestocada! —rugió Hiroshi de nuevo, y esta vez 40 réplicas idénticas aparecieron a su alrededor, rodeando a Genshiro como un enjambre.

 

Pero algo cambió: esta vez, Genshiro no destruyó las réplicas de inmediato. En lugar de eso, se lanzó hacia ellas, chocando espadas en un duelo épico. Los destellos blancos iluminaban la escena, las ascuas saltaban como brasas encendidas y las chispas de electricidad recorrían incluso los cuerpos de las réplicas, que brillaban con un aura amenazante.

 

Desde la distancia, Hiroaki miraba con asombro, su corazón acelerado."Esto… esto funciona…"

 

De pronto, un sonido cortante lo sobresaltó:SLASH.

 

La cabeza de Octarion rodaba en el suelo, y Kenshiro la apartó de una patada.

 

Hiroaki se tensó."¿Qué ha pasado?"

 

Entonces, el mundo pareció detenerse. Un sonido seco y brutal: pasos.Pasos que cortaban el aire, desgarraban el vacío y, como cuchillas invisibles, partían incluso las nubes oscuras del cielo. La atmósfera se volvió espesa, cargada de unpeso insoportable. La niebla oscura, la misma del principio, comenzó a arrastrarse como una marea negra, cubriendo el campo de batalla.

 

Hiroaki susurró, apenas audible:—¿Qué… ha sido eso…?

 

No era Genshiro, eso seguro. Desde lejos, una figura imponente apareció entre la niebla. Con katana en mano, avanzaba lentamente, cada paso marcando el fin de algo. La silueta era inconfundible, y el aire se volvió helado. Todo el combate quedó congelado: incluso Genshiro Obelisk detuvo su lucha y se giró, inclinando la cabeza.

 

—Amo… —murmuró Genshiro, clavando la rodilla en el suelo en un gesto solemne.Hiroaki sintió cómo le temblaban las manos. Solo pudo pensar una palabra:—Kenshiro…

 

Y la voz profunda, cavernosa, de Kenshiro no Oni rompió la tensión como una guadaña:—Esto… acaba aquí y ahora.

 

La niebla se cerró a su alrededor, oscureciendo todo.

 

Corte a negro.

 

 

La figura de Kenshiro no Oni se mantenía inmóvil, pero cuando habló, el aire mismo pareció cortarse en mil pedazos. El sonido no era solo una voz: era una fuerza que quebraba la realidad, como si las palabras desgarraran el espacio.