Capítulo 23: Monstruo entre Monstruos

El viento del amanecer era frío.

Los estudiantes se reunían en el centro de la plataforma de misiones de alto riesgo. Por primera vez en décadas, alumnos del primer y tercer ciclo serían agrupados con un maestro de campo para una incursión real.

No una práctica.

No una simulación.

Una misión de recuperación en zona hostil.

—¿Estás seguro de esto? —susurró un maestro a otro, mientras los jóvenes eran seleccionados—. Vamos a mandar niños… a territorio de monstruos y bandidos.

—Tienen que aprender —respondió otro, mirando desde las sombras—. El mundo no va a esperar a que crezcan.

El grupo se formó:

Dos cultivadores del tercer ciclo, ambos con experiencia en combate real.Un maestro de campo, Instructor Wei, portador de una lanza que parecía absorber la luz.Y por último, caminando lentamente entre los otros… Jin Muheon.

Su presencia ya no requería introducción.

Pero esa mañana, era diferente.

Antes de partir, se dirigió a su cámara privada.

Allí, trabajó por dos horas completas sin descanso.

—Estructura base: vertebral reforzada.

—Flexibilidad de articulación: ampliada.

—Integración de energía con las tres rutas principales.

Cuando salió, llevaba una armadura completa, forjada de energía espiritual comprimida, con piezas flotantes conectadas por líneas vivas de Qi.

No era solo protección.

Era una extensión de su clase.

Un exoesqueleto táctico que le permitía adaptarse a cada terreno.

También llevaba nuevas armas: dos dagas negras, dentadas en su núcleo, diseñadas para vibrar al mismo ritmo que las defensas enemigas y así perforarlas.

Los cultivadores del tercer ciclo lo miraron sin disimulo.

—¿Qué es eso?

—Mi cuerpo —respondió Jin, como si nada.

—¿Qué clase de técnica usas para absorber tanto Qi del entorno? —preguntó uno de ellos, notando cómo la energía a su alrededor se comprimía.

Jin giró el cuello con un leve crujido.

—No es técnica.

Es estructura.

Todos callaron mientras Jin levantaba su palma y activaba una secuencia de luz entre su pecho, su corazón y su frente.

—Mi triple núcleo me permite redirigir la energía sin pérdida.

Puedo absorber más rápido. Procesarla más profundo.

Y si quieren… puedo enseñarles a lograrlo.

Los rostros de los estudiantes brillaron de esperanza… hasta que una voz grave los interrumpió.

—¡Basta!

El Instructor Wei dio un paso al frente.

—No hables como si todos fueran como tú.

Tú no eres un ejemplo.

Eres un monstruo.

El silencio fue total.

Incluso Qian Rou, que observaba desde las gradas, contuvo el aliento.

Wei se acercó más a Jin, mirándolo directo a los ojos.

—Ellos son buenos estudiantes.

Tú…

eres una aberración.

No un prodigio.

Un ser que no debería existir en este punto del camino.

Jin lo escuchó con calma.

Y entonces… sonrió.

No una sonrisa cordial.

Ni una arrogante.

Una sonrisa… grande, torcida.

Algo se escapó a través de ella. Una sombra.

—Tal vez tenga razón —dijo con voz suave—.

Puedo ser un monstruo.

Jin giró el rostro hacia los cultivadores mayores, hacia los maestros en las plataformas superiores, hacia todo aquel que lo observaba desde su jaula de expectativas.

—Pero si ustedes tienen miedo de mí…

imaginen lo que pensarán cuando me enfrente a sus profesionales.

Dio un paso hacia el borde del campo.

—Comparado con ellos…

yo solo soy una bestia.

En una jaula muy pequeña.

Esa tarde, la misión partió.

Un grupo de alumnos avanzando hacia una zona gobernada por criaturas salvajes y bandidos nómadas.

El objetivo: recuperar a un cultivador desaparecido con conexión directa al clan imperial.

El riesgo: total.

El arma secreta:

Jin Muheon.

Y esta vez, el mundo miraba.