Capítulo 35: Técnica IV – Muralla de los Mil Ecos

La noche había caído sobre los campos exteriores del Clan Muheon.

Jin meditaba en soledad dentro del círculo de piedra que usaban los antiguos maestros para entrenar técnicas de resguardo.

A su lado, su padre sostenía un tomo del tamaño de un niño.

—Esta no es una técnica de poder —dijo con voz grave—.

Es una técnica de intención.

Abrió el tomo, y el aire cambió de densidad.

Era como si las montañas respiraran.

—La llaman Muralla de los Mil Ecos.

Jin arqueó una ceja.

—¿Por qué ese nombre?

—Porque para levantarla… debes escuchar cada voz que deseas proteger.

Y cargar con cada una.

Incluso si aún no existen.

Durante horas, Jin solo leyó.

El libro no contenía diagramas ni posturas.

Solo nombres.

Miles de nombres.

Familias. Clanes. Vidas perdidas.

Y cada vez que intentaba meditar para forjar la muralla, su energía lo traicionaba.

Se desestabilizaba.

Porque su alma… no entendía lo que significaba proteger.

—Estás intentando levantar una muralla… desde la arrogancia —le dijo su padre.

—¿Qué quieres decir?

—Hasta ahora, todo lo que has hecho ha sido para superar.

Para resistir. Para destruir obstáculos.

—Y ahora tengo que ser un escudo… —susurró Jin.

Su padre lo dejó solo esa noche.

Y Jin, por primera vez desde que empezó a cultivar, lloró.

No de tristeza.

De comprensión.

Comprendió que proteger…

es el acto más doloroso de todos.

Porque no se trata de uno mismo.

Al tercer día de práctica, algo cambió.

Jin se colocó de pie en medio del círculo.

A su alrededor, varios niños del clan fueron traídos por orden de su padre.

Ellos lo miraban con esperanza.

—¿Qué haces, Jin? —preguntó uno.

—Levantar una muralla —respondió él, con los ojos cerrados.

Extendió sus brazos.

Dejó que el viento hablara.

Sintió los núcleos alinearse.

Y por primera vez, pensó:

“No quiero ser más fuerte para vencerlos…

Quiero ser más fuerte para que ellos no tengan que pelear.”

“Técnica activada: Muralla de los Mil Ecos – Etapa Inicial.”

La tierra tembló.

Una cúpula gigantesca de energía empezó a formarse.

Era sólida, densa como el acero…

pero viva.

Los niños sintieron su calor.

Qian la observó desde la distancia, susurrando:

—Esa muralla…

no protege solo cuerpos.

Protege corazones.

En el centro del círculo, Jin sangraba por la nariz, los oídos.

Sus ojos brillaban como si su alma estuviera en fuego.

Pero no se detuvo.

Y cuando la muralla alcanzó su forma completa…

un dragón etéreo la rodeó, rugiendo en silencio.

Un símbolo antiguo apareció grabado en la piedra:

守 (Protección)

Su padre cayó de rodillas.

—Lo lograste…

Tú sí lograste… proteger.

Esa noche, en su diario, Jin escribió:

Técnica IV: Dominada

Nombre: Muralla de los Mil Ecos

Aplicación: Defensa extrema, protección de grupos, absorción de daño mágico y físico.

“Ser fuerte para atacar es fácil.

Ser fuerte para cargar con otros…

eso es lo que pesa.”