La habitación quedó en silencio al instante. El reto de Luna Sorina quedó suspendido en el aire como un desafío, con todas las miradas alternando entre Kaelen y yo. Mi corazón martilleaba contra mis costillas mientras sentía el calor subir a mi rostro. El whisky brillaba en su decantador, tentándome a alcanzarlo y escapar de esta situación.
Pero otra parte de mí —una que había estado tratando de reprimir— cobró vida. Tal vez era el alcohol que ya tenía en mi sistema, o la tensión que había estado acumulándose toda la noche, pero me encontré dudando en rechazarlo.
Los ojos de Kaelen se encontraron con los míos, oscuros e intensos. Su mandíbula se tensó mientras tragaba con dificultad, claramente esperando mi próximo movimiento. ¿Bebería la penalización? ¿O aceptaría el reto?
La sonrisa de Luna Sorina se ensanchó mientras el silencio se prolongaba. —¿Demasiado para ti, Luna? —prácticamente ronroneó el título, haciendo que sonara como un insulto.