Ella Había Sido Profanada (18+)

Los iris verde esmeralda que había llegado a conocer habían desaparecido, reemplazados por algo mucho más aterrador.

Sus ojos ahora ardían en un amenazante tono carmesí, fijos en los de ella con una intensidad que le envió un escalofrío helado por la columna. El corazón de Sorayah dio un vuelco mientras retrocedía tambaleándose, con la respiración atrapada en su garganta. La daga que había hundido en el pecho de Dimitri permanecía clavada en su carne, pero él no caía.

En cambio, se levantó.

Con una rapidez antinatural, Dimitri se irguió de la cama, su imponente figura proyectando una sombra ominosa sobre ella. El pánico estalló en Sorayah mientras daba otro paso atrás solo para tropezar. Un jadeo sobresaltado escapó de sus labios al perder el equilibrio, estrellándose contra el frío e inflexible suelo.

Su pulso retumbaba en sus oídos mientras retrocedía arrastrándose, con los ojos muy abiertos fijos en Dimitri.

Y entonces, él comenzó a cambiar.