—Vendré a verla todos los días, pero puedo asegurarle que no quedará embarazada —anunció el médico con una profunda reverencia, su voz firme—. También está débil, así que le recetaré medicina nutricional para ayudar a equilibrar su sistema. No tiene nada de qué preocuparse, Su Alteza.
Dimitri permaneció en silencio, su expresión indescifrable. En cambio, levantó su mano en una orden silenciosa. El médico entendió inmediatamente y salió de la cámara, dejando ahora a Dimitri y Sorayah solos en la habitación.
Un momento después, Liam entró, su espada descansando en su cintura. Hizo una pequeña reverencia.
—Mi señor. ¿Cuáles son sus órdenes?
—Trae algunas sirvientas para limpiarla. Rápido —ordenó Dimitri, su tono firme e inflexible.
Liam hizo una rápida reverencia antes de girar sobre sus talones y salir de la cámara para cumplir sus órdenes.