Capítulo 1: Casi una cita

La lluvia seguía cayendo con la misma calma que sus respiraciones.

Iván e Lucía seguían allí, con las manos apenas rozándose, como si el mundo no tuviera apuro.

—¿Querés que te acompañe? —preguntó él.

Lucía dudó. Quiso decir "no hace falta", pero algo en ella ya no quería caminar sola.

Asintió con una sonrisa pequeña.

Salieron del café sin paraguas, dejando que la lluvia los empapara despacio.

Iván caminaba a su lado, no demasiado cerca, pero tampoco lejos. Como alguien que sabe que lo importante no es llegar, sino ir.

—¿Esto cuenta como una cita? —preguntó Lucía, medio en broma.

Iván la miró de reojo.

—Si lo fuera… ¿te molesta?

—No —respondió—. Pero tampoco estoy segura de qué sería.

—Entonces, dejémoslo en “casi una cita”.

Lucía soltó una risa sincera.

La primera en mucho tiempo.

Subieron al tranvía. Iban sentados uno frente al otro. El traqueteo del vagón hacía temblar los pensamientos.

Lucía miró por la ventana. Turín mojada tenía algo cinematográfico.

Iván la observaba de vez en cuando. Le parecía imposible no hacerlo.

—¿Qué música estás escuchando últimamente? —preguntó él.

—Después te muestro una playlist —respondió—. Pero solo si no te reís.

—No prometo nada.

—Tiene reggaetón, canciones tristes, un poco de jazz y dos canciones de anime.

—¿Y cómo se llama?

Lucía bajó la mirada, mordiéndose el labio.

—“Para cuando no sé si te gusto o te extraño”.

Iván se quedó en silencio.

—Me acabás de dar título para una película —dijo.

Ella se encogió de hombros, divertida.

Después el tranvía frenó. Lucía tocó el timbre y se paró.

—Bajo acá.

—¿Te acompaño hasta la puerta?

—No. Si lo hacés, ya no será “casi” una cita —dijo, con un guiño.

Y bajó.

Iván la vio caminar bajo la lluvia, hasta que la perdió entre la gente.

Se quedó con la playlist en la cabeza.

Con el calor de su mano aún en la suya.

Con la sensación de que algo pequeño… estaba empezando a crecer.