"¿Mi futura amada? ¿Es algún tipo de hipnosis?" Klein miró con sospecha el mensaje en su teléfono.
"No seas tonto. Si fuera así, desde hace tiempo te tuviera en la palma de mi mano. Simplemente estoy enamorandote con mis encantos naturales."
"¿Encantos naturales? ¿En serio? ¿Eres una anciana intentandose hacer pasar por una joven?" Klein puso una mirada de hielo.
"¿Sabes? Si fuera cualquier otro tipo de chica con ese mensaje te hubiera dejado de hablar. Pero soy diferente." Un emoji de orgullo estaba inscrito en el mensaje.
"Sí, bueno... ¿Quién eres? ¿De dónde conseguiste mi número?" Klein tenía listo su pulgar derecho para pulsar el botón de bloqueo.
"Veo que no solo eres malo hablando con las chicas, si no también torpe... Dime, ¿cuántas chicas te han declarado directamente su amor últimamente?"
"Hmm... No lo recuerdo. Ya perdí la cuenta." A Klein se le dibujó una pequeña sonrisa burlona.
"Te voy a bloquear." Klein sintió una brisa helada recorrerle su cuerpo cuándo leyó ese mensaje.
"Ah, espera. Creo que ya recuerdo quién se me declaró recientemente... ¿Eres.... Melissa?"
"¿Sabes qué soy miembro del comité disciplinario, verdad? Si sigues así, podrías no graduarte este año." El mensaje venía con una sonrisa fingida.
Un escalofrío le recorrió la espalda a Klein. Tragó saliva.
"Está bien, está bien, lo entiendo. Veo que no tienes sentido del humor..."
"No, no. Yo tengo un gran sentido del humor. Hasta el punto de que creo que sería divertido verte reprobar si no me dices soy." La misma sonrisa fingida se vislumbró en el mensaje.
Eh... ¿Cómo se llamaba? ¿Kara? ¿Kina? Ah, ¡ya lo tengo! ¡Kira!
"No tienes que alterarte. Eres Kira, ¿no? La chica rara del otro día..."
"¡Me recuerdas! ¡Realmente te importo!" Un corazón venía en el mensaje.
"Sí, bueno... Realmente dejaste una impresión."
"Ay. Eres adorable."
Eso no fue un cumplido...
Klein apartó la vista del teléfono y miró hacia la bella luna reflejante que colgaba sobre el telón estelar.
La verdad es que, la luna está muy hermosa el día de hoy... Una sonrisa suave se dibujó en el rostro de Klein.
Un pensamiento de repente interrumpió su admiración. Volvió a prestar atención al teléfono.
"Por cierto... No me contaste de dónde conseguiste mi número..."
"Ah, tu amigo me lo dio."
"¿Amigo? Yo no tengo ningún amigo en la escuela."
"Yo nunca dije que lo conseguí en la escuela."
El aire se sentía pesado. Su cuerpo se entumeció. Sus pupilas se dilataron.
El mensaje llegó con el terror que infunde lo desconocido. La mirada de Klein se quedó congelada.
"Es broma. Tú me lo diste, ¿recuerdas?"
¿Eh?
Klein salió de su entumecimiento y recordó lo que había hecho en los últimos días.
Una memoria se aclaró en su mente. En ella, él anotaba su número telefónico en un pedazo de papel, entregándoselo a Kira.
Ah, ya lo recuerdo. Yo se lo di porque estuvimos en un proyecto escolar y necesitabamos contactarnos...
"Si tardas tanto en responder, supongo que es porque ya lo has recordado, tonto."
"Casi muero de miedo. Dices que me amas pero ya me quieres matar..." Klein movió la cabeza de un lado a otro.
"Jajaja. Creo que moriré antes de poder matarte."
"¿Eh?"
"¿Quieres salir el sábado a ver una película? Hay una que me llama bastante la atención."
"¿Uh? No, no creo poder... Estaré muy ocupado con... La tarea."
"Que malo eres mintiendo. Sé que siempre haces la tarea en el aula."
"No es cierto... Yo simplemente práctico mi caligrafía." Un emoji con gafas oscuras estaba en el mensaje.
"Mmm. Está bien. No te obligaré a salir conmigo, por ahora... Pero eventualmente lo haremos."
"Veo que en el comité disciplinario no hay derecho de expresión."
Klein se rió con ese mensaje. En una habitación espaciosa pintada con tonos suaves, Kira hizo lo mismo.
El suave viento acompañado del dulce silencio nocturno marcaban la velada.