Capitulo 40 – Dia de descanso 5 (Parte 2)
Cody cruzó los árboles en silencio, dejando atrás el claro oculto entre las rocas. Aún tenía polvo seco en las rodillas, el cabello enmarañado por el sudor y los brazos marcados por la tierra de su entrenamiento.
El campamento aún dormía. Solo algunas aves comenzaban a emitir sus primeros trinos temblorosos entre las ramas.
Avanzó directo a las duchas, sin cruzarse con nadie. Levantó una ceja al ver vapor salir de una de las regaderas—probablemente Chef había probado la presión del agua... o había estado ahí por razones que Cody prefería no imaginar.
"Por favor que no haya jabón del ejército otra vez," murmuró Cody, abriendo la llave.
El agua cayó fría al principio, como un baldazo de realidad, pero pronto se templó. Cerró los ojos mientras el agua barría con él el sudor, los restos del bosque y parte del cansancio.
No pensó en Psycho. Ni en clones.
Solo en el presente.
Un momento de calma bajo el chorro continuo.
Al salir, el vapor abandonó su piel como si lo dejara más ligero. Con una toalla al cuello y el uniforme del campamento bien ajustado, se alisó el cabello frente al espejo más por costumbre que por vanidad y salió al aire matutino.
El cielo apenas empezaba a teñirse de dorado. El lago reflejaba el primer azul celeste, y una brisa suave le revolvía la camiseta recién puesta.
Cody metió las manos en los bolsillos y caminó por el sendero de tierra hacia el comedor. La cabaña se alzaba como un monumento de madera entre la neblina. A lo lejos, vio movimiento en la cocina: probablemente Chef. O una criatura del lago con delantal. Difícil saberlo tan temprano.
Ajustó uno de sus puños, se estiró el cuello de un lado y al llegar a la entrada del comedor murmuró para sí mismo:
"Un desayuno decente, solo eso pido. Y tal vez... que no me caiga un cubo de masa desde el techo como la última vez." decia Cody
Empujó la puerta.
Y así comenzaba otro día.
Pero esta vez, con las sombras detrás.
La puerta de madera crujió suavemente cuando Cody la empujó. El interior del comedor estaba casi vacío, salvo por una figura ya bien instalada en la mesa central. Sentado con una bandeja metálica y una taza humeante en mano, Chef Hatchet masticaba lentamente un huevo mal cocido y leía lo que parecía un folleto arrugado de seguridad en cocinas militares.
Sobre la mesa, justo frente a la silla de al lado, había un pedazo de pan tostado ligeramente chamuscado y una taza de café oscuro esperando. Cody parpadeó.
"¿Para mí?" preguntó Cody al entrar.
Chef no levantó la vista. Solo asintió con el mentón mientras tragaba.
"Solo porque no estás chillando cada mañana por cereal y frutita." dijo el chef
Cody sonrió y se sentó frente a él, agarrando el pan con las manos aún tibias por la ducha.
"Gracias. En serio." dijo Cody
Tomó un sorbo del café. Fuerte, amargo y... bueno, probablemente hecho con agua del lago, pero lo despertaba. Ambos comieron en silencio unos segundos, el sonido de las cucharas y tenedores rompiendo la tranquilidad del amanecer.
"Te vi salir hace rato. Entrenamiento otra vez, ¿eh?" preguntó Chef con tono neutro, como quien lanza una red para ver si atrapa algo.
Cody bajó el pan, se limpió los dedos contra la servilleta y asintió.
"Rutina diaria. Estiramientos, cardio, explosividad, algo de resistencia funcional... lo de siempre. Hoy metí ejercicios de roca, planchas con inestabilidad, trabajo en suspensión improvisado con ramas. Full body."
Chef entrecerró los ojos.
"¿Entrenamiento de infantería?" pregunto el Chef
"Adaptado. Estilo Navy SEAL, pero sin el grito constante y los litros de barro." dijo Cody
Hubo un silencio.
Chef soltó una carcajada profunda, algo entre risa y ladrido.
"He visto a muchos de estos niñatos decir que corren tres vueltas a la cabaña y se creen listos para la guerra... Pero tú..." apuntó el Chef a Cody con el tenedor "tú estás loco. Me gusta eso."
Cody se encogió de hombros.
"A veces hay que empujar más allá para saber de qué estás hecho." dijo Cody
Chef apoyó el tenedor, tomó un trago largo de su taza y asintió con seriedad exagerada.
"Te respeto, chico. Sigo pensando que están todos medio arruinados por la televisión... pero tú... tú estás medio arruinado con método." dijo el Chef
Ambos se rieron.
Chef se levantó primero, frotándose las manos.
"Vamos. Ya es hora de que el resto del campamento se queje de lo que les vamos a servir. Y necesito alguien que sepa batir huevos sin llorar." dijo el chef
"Voy por los delantales," respondió Cody, dejando la taza a un lado y estirando los hombros.
Ambos se dirigieron a la cocina entre utensilios chirriantes, ollas oxidadas y el primer aroma a desayuno quemado flotando en el aire.
Y entre bromas, pan y café... el día comenzaba.
Una sartén soltó un chisporroteo en el silencio de la mañana mientras Cody revolvía la avena con un cucharón de madera. A su lado, Chef lanzaba los primeros huevos sobre la plancha como si estuviera armando una barricada comestible.
"¿Tienes alguna película favorita de guerra?" preguntó Cody de repente, con tono ligero. "Algo tipo Rescatando al Soldado Ryan, o ¿eres más de Rambo explosiones sin sentido?"
Chef soltó un bufido entre dientes.
"¿Película de guerra favorita? Fácil. Comando, con Arnold... era arte puro." dijo el Chef
"¿Esa es en la que lanza un tubo por el pecho de alguien y dice que lo dejó ventilado?" rió Cody.
"¡Exacto!" Chef levantó una espátula como si fuera un arma. "Eso era cine. Nada de lágrimas ni traumas. Solo músculo, explosivos y frases memorables. ¡Y sin computadoras!"
Cody fingió anotar mentalmente.
"Entonces el criterio es simple: si hay sudor y violencia gratuita, es una obra maestra." dijo Cody
"Finalmente entiendes el estándar de calidad," asintió Chef, dejando caer otra tanda de tocino en la plancha.
El silencio se instaló unos segundos más, hasta que Cody preguntó:
"Y en esa época, ¿tenías algún... crush de película? Ya sabes, algo tipo poster en la pared y todo."
Chef se rio con una mezcla de sorpresa y nostalgia.
"¿Uno? Tenía cuatro. Linda Hamilton en Terminator, Phoebe Cates en Gremlins, Lisa Bonet en cualquier cosa... y por supuesto, la princesa Leia." dijo el chef
"¡Carrie Fisher con el peinado de dona!" exclamó Cody, divertido.
"Ey, no juzgues el estilo. En esa época, eso era elegancia espacial." dijo el chef
"No, no, tiene mi respeto. Aunque ahora todo lo que tenemos son filtros y poses prefabricadas." dijo Cody
Chef asintió con un toque de gravedad exagerada.
"Antes se enamoraba uno con menos... resolución." dijo el chef
Ambos rieron mientras el desayuno tomaba forma a su alrededor. El comedor aún seguía vacío. Solo ellos, el sonido de los utensilios, y el aroma cada vez más estable de café y pan tostado.
Luego de un rato, mientras Cody alineaba las bandejas, su tono bajó levemente.
"¿Sabes? En casa nunca tuve que compartir la cocina. Mis papás trabajan tanto que prácticamente vivía con el microondas." dijo Cody
Chef levantó la vista, sin interrumpir su tarea.
"¿Desde siempre?" pregunto el chef
"Desde que tengo memoria," dijo Cody, aún sin perder el ritmo. "Buena gente, sí. Pero siempre ocupados. Turnos eternos. A veces parecía que vivía con sus agendas, no con ellos."
No lo decía con rencor. Más bien como quien relata un capítulo que ya terminó. Con distancia.
"Muchos dirían que algo así marca a un niño," murmuró Chef, dejando la espátula a un lado.
"Puede ser," respondió Cody encogiéndose de hombros. "Pero no me dañó. Aprendí a hacer cosas solo. A ocupar el silencio. A entender que si nadie iba a contar mi historia... tenía que escribirla."
Chef lo observó por un momento más, luego asintió.
"La mayoría se queda en la falta. Tú construiste desde ella. Eso... no lo enseñan en la escuela ni en la mesa." dijo el Chef
"Se aprende en las madrugadas y en las estufas vacías," dijo Cody mientras llenaba la última bandeja con avena.
El sonido del comedor abriéndose los interrumpió. Voces dormidas, pasos pesados. La manada se acercaba.
Chef levantó el cucharón como señal de batalla.
"Hora de alimentar a los salvajes."
Cody le sonrió, ajustándose el delantal.
"Vamos a darles su dosis de proteína... con charla de cultura pop incluida."
Y sin dramatismo, sin solemnidad, comenzaron a servir.
Mientras lo dicho quedaba en el aire, como el aroma del pan recién tostado.
El aroma a pan tostado y café ya flotaba en el aire cuando los campistas comenzaron a llegar uno a uno, aún con el pelo alborotado y la cara de quien acaba de sobrevivir a una noche en colchones de madera.
Los primeros en entrar se abalanzaron hacia el desayuno como si no hubieran comido en días. Otros, más lentos, aún bostezaban en la fila mientras sus ojos recorrían las bandejas buscando lo menos carbonizado.
Cody ya se había servido y se sentó cerca de una ventana, donde la luz de la mañana dibujaba líneas tenues sobre su bandeja. Aún tenía las mangas de su camiseta algo arrugadas y el cabello húmedo tras la ducha, pero su expresión era serena, relajada... completa.
Noah, con su típico aire desinteresado, llegó y se dejó caer en el banco a su izquierda con un suspiro dramático.
"El misterio del día: ¿qué porcentaje de esto es comida real?" pregunto Noah
Del otro lado, Owen llegó cargando una montaña de desayuno que amenazaba con desplomarse en cualquier momento. Se sentó a la derecha de Cody sin pensarlo dos veces.
"¡Buenos días, desayuno y mejores amigos!" dijo Owen con entusiasmo antes de darle un mordisco a algo que claramente no era comestible.
Cody esbozó una sonrisa agradecida. Entre el barullo y las bandejas, tener a Noah y Owen justo a su lado era como una línea defensiva natural contra la tormenta que se avecinaba.
Y efectivamente, llegó.
Gwen, Bridgette, Courtney e incluso Heather cruzaron la entrada en ese momento. Cada una, al notar la mesa, afiló la mirada.
Fue un instante breve, cargado de tensión silenciosa. Las chicas intercambiaron miradas entre sí, luego miraron a Cody... y luego a los que estaban a su lado.
Courtney entrecerró los ojos.
Bridgette se detuvo a medio paso.
Gwen simplemente alzó una ceja, sin detener su marcha.
Las reacciones no pasaron desapercibidas para Noah, quien levantó su taza con elegancia fingida.
"¿Quieres cambiar de lugar?" le susurró Noah con ironía a Cody. "O declaramos la guerra frontal ahora."
Cody sonrió mientras le daba un sorbo tranquilo al café.
"No te muevas. Si sobrevivo a esto, desayuno gratis por una semana." Cody
Owen solo masticaba feliz, ajeno al terremoto social en curso.
"¿De qué hablan? ¡Hoy la avena sabe como... avena! ¡Eso es progreso!" dijo Owen
Mientras el comedor seguía llenándose de voces, cubiertos y risas, Cody simplemente se recostó un poco en el banco, dejando que el sol le diera de lleno en la cara.
Podían hacerle señales a Noah y Owen, discutir estrategias no verbales y enviar miradas con múltiples niveles de sarcasmo... pero en ese momento, él estaba en paz.
Y a decir verdad, no había mejor manera de empezar el día.
El murmullo de los campistas llenaba el comedor como una ola suave. Platos arrastrándose por la mesa, cubiertos chocando, risas intermitentes. Pero en una esquina cerca de la ventana, entre el vapor del café y la luz dorada del amanecer, tres figuras charlaban sin prisa ni drama.
Cody sonreía, apoyado con el codo sobre la mesa, mientras Owen devoraba su segunda ración de avena y Noah agitaba su cuchara en el aire sin tocarla.
"Lo juro, esa vez casi muero por una abuela," decía Cody entre risas. "Tenía como diez años. Me metí a un partido en línea, olvidé bajar el volumen de la laptop y... boom. Ella creía que estaba viendo cosas satánicas. '¿Qué son esos gritos? ¡Eso no es música!'"
Owen estalló de risa, con avena volando en una dirección peligrosa.
"¡Viejas gritonas y gamers! Gran combinación. ¿La abuela sobrevivió?" pregunto Owen
"Sobreviví yo. La laptop no." dijo Cody
Noah levantó una ceja.
"Eso es nada. Una vez mi madre me sorprendió practicando una escena de Hamlet frente al espejo. Yo estaba en modo intenso, con calaverita de juguete y todo. Ella pensó que había entrado en una secta. Me citó a la cocina para una intervención." dijo Noah
"¿Y qué hiciste?" preguntó Cody, divertido.
Noah se encogió de hombros.
"Recité todo el monólogo en la cena. Ser o no ser con puré de papas. Creo que se rindió." dijo Noah
Owen interrumpió, señalando su plato vacío.
"Yo una vez me metí a una competencia de quién podía comer más helado sin usar las manos. Estaba entre dos tipos enormes y gané por deslizamiento." dijo Owen
"¿Deslizamiento?" preguntó Cody.
"¡Me resbalé en el piso, caí de cara en el balde y lo terminé sin querer! Todos aplaudieron. Nadie se dio cuenta que no respiré por dieciséis segundos." dijo Owen
Cody se rió abiertamente. Hasta Noah soltó una carcajada breve.
La conversación fluyó sin filtro. No había necesidad de impresionar, competir o justificarse. Solo compartían momentos. Raros, tontos, irrelevantes para el mundo... pero reales para ellos.
"¿Sabes?" dijo Noah, girando su taza entre los dedos. "Pensé que iba a detestar estar aquí. Pero desayunar con ustedes dos... lo hace tolerable."
"Eso es lo más emocional que vas a decir esta semana, ¿verdad?" bromeó Cody.
"Totalmente. Estoy emocionalmente reservado hasta el viernes." dijo Noah
Owen levantó su cuchara como brindis.
"Por nosotros. El trío más improbable pero funcional de este campamento." Dijo Owen
Cody chocó su taza con la cuchara. Noah solo movió su taza dos centímetros y asintió, elegante como siempre.
Tres chicos, en un campamento absurdo, compartiendo desayuno como si el mundo no estuviera lleno de drama a punto de explotar.
Y por un momento... no lo estaba.
Bridgette revolvía distraídamente su avena mientras miraba de reojo a Katie, quien, con la cabeza apoyada en sus brazos cruzados, soltaba otro sollozo suave por enésima vez esa mañana. Sus ojos estaban hinchados, las mejillas rojas y húmedas. A su lado, Courtney daba sorbos impacientes a su café, con una expresión que alternaba entre el fastidio y el agotamiento absoluto.
"¡Lloraste toda la noche! Ya ni escuché a los grillos por tu culpa..." murmuró Courtney en tono seco.
Katie no respondió. Solo se tapó más la cara con las mangas.
Bridgette suspiró. Llevaba desde anoche tratando de reconfortarla con frases suaves, abrazos, hasta cuentos absurdos sobre delfines que se reconcilian en el océano. Nada funcionó. Y Courtney, aunque jamás lo admitiría, ya no tenía batería emocional.
Fue entonces cuando una risa distinta se coló en la escena.
Bridgette levantó la mirada.
Al otro lado del comedor, Cody, Owen y Noah compartían un desayuno ruidoso y lleno de anécdotas absurdas. Cody se reía abiertamente, con el rostro iluminado por la luz suave que entraba por la ventana. Noah, con ese sarcasmo elegante que lo hacía parecer un actor de teatro, daba vueltas a su taza mientras Owen relataba otra historia improbable con la boca llena de pan.
Las carcajadas eran naturales. Vivas. Cálidas. Y justo en ese momento... Bridgette tuvo una idea.
Giró hacia Katie con una expresión distinta.
Reflexiva.
"Oye..." dijo Bridgette suavemente.
Katie alzó apenas la cabeza, con los ojos aún llorosos.
"¿Y si... dejo que alguien más te saque una sonrisa? Aunque sea un ratito..." dio Bridgette
Courtney levantó una ceja.
"No me digas que vas a traerle una mascota emocional improvisada otra vez." dijo Courtney
Bridgette negó con una sonrisa tranquila mientras observaba a Cody reírse de algo que había dicho Owen.
"No. Esta vez... tengo a alguien mejor." dijo Bridgette
Y con eso, la escena ya comenzaba a cambiar de tono.
Porque Bridgette sabía que Cody no necesitaba saber exactamente qué decir. Solo estar.
Y a veces, con eso bastaba para empezar a sanar un poco.
El comedor estaba lleno de vida. Ollas medio vacías, platos tibios, conversaciones cruzadas y cubiertos repicando como parte de una sinfonía mañanera muy poco ensayada. En una mesa junto a la ventana, alejada del ruido más explosivo, Cody, Owen y Noah seguían desayunando, completamente absortos en una discusión que llevaba ya más de diez minutos.
"No tiene discusión posible," decía Cody, dando un sorbo a su café. "Koragg. El guerrero lobo. Antihéroe con armadura mística, espada que lanza rayos, cabalga un unicornio demoníaco... ¿cómo lo superas?"
Noah levantó una ceja, mesándose el mentón con fingido análisis.
"¿Y tú crees que un tipo con nombre de comida para perro es mejor que el Power Ranger Verde original?" Noah ladeó su cabeza. "Tommy era estudiante, líder, tenía el Saba, cambió de color más veces que una piedra mágica..."
Cody lo interrumpió con una sonrisa.
"Sí, pero Tommy fue todo. Verde, blanco, rojo... al final parecía patrocinado por un semáforo."
Owen, que hasta ese momento había estado concentrado en robarle tocino a su propia bandeja, levantó la mano como si fuera a dar su voto en el congreso.
"¡Déjenme decirles algo, traidores a la justicia emocional!" dijo Owen, señalando con su tenedor como si fuera una vara mágica. "El mejor Power Ranger era Dustin. El amarillo. El de Ninja Storm. ¡Tenía una moto amarilla , decían que era lento, pero siempre salvaba el día! Un verdadero héroe del pueblo."
Noah lo miró de reojo.
"¿Basas tu respeto en que el tipo tenía una motocicleta amarilla?" dijo Noah
"¡Y mucho estilo en la pista" añadió Owen con entusiasmo. "Como artista del motocross. ¡La leyenda!"
Cody apoyó el codo en la mesa, entretenido.
"Dustin era divertido. Pero yo prefiero los que imponen desde el silencio. Koragg tenía presencia. Oscuridad. Un aura. Y nunca necesitó gritar para ganar una pelea." dijo Cody
Noah dio un sorbo pausado a su taza y asintió con lentitud.
"Típico de ti. El que entrena en secreto y elige personajes que parecen villanos. Cero sorpresa." dijo Noah
"¡Hey! Era un guerrero honorable, con su propio código," replicó Cody, medio sonriendo. "Además, ¿alguno de los tuyos podría enfrentarse solo a todo el equipo y ganar?"
"Sí," murmuró Noah con suficiencia. "Con diálogo dramático y efectos prácticos. Elegancia ante todo."
Mientras discutían, Owen intentaba recordar cuántos Rangers habían sido chefs profesionales.
"Estoy seguro de que uno de ellos cocinaba. Tal vez el Verde Samurai. O el Azul... o al menos sabía freír nuggets." dijo Owen
Cody soltó una carcajada.
"Owen, ¿tu criterio es si saben hacer desayuno?" dijo Cody
"¡Es un talento esencial para salvar el mundo! Imagínalo: monstruo de lava aparece, ¿quién hará los panqueques para el equipo antes de pelear?" dijo Owen
A lo lejos, algunas miradas comenzaban a girar en su dirección. No porque hablaran fuerte, sino porque la risa era auténtica, y eso se notaba.
Ellos, sin saberlo, se habían convertido en una isla cálida dentro de un comedor aún marcado por eliminaciones, tensiones y silencios a medio digerir.
Y justo cuando Owen estaba a punto de justificar por qué el Ranger Rosa de Wild Force tenía los mejores "movimientos de esquiva", algo llamó la atención de Cody.
Una figura rubia y serena se acercaba desde el otro extremo del comedor con paso directo y mirada suave.
Bridgette.
Y el ambiente empezó a cambiar.