Capitulo 41 - Dia de descanso 5 (Parte 3)
Mientras Owen terminaba de explicar por qué el casco del Ranger Dorado tenía forma de nugget legendario, Cody soltó una risa que le hizo recostar la cabeza brevemente en su antebrazo.
La alegría era ligera, sin necesidad de exageraciones. Noah bebía de su taza con su clásica expresión de "esta conversación me entretiene más de lo que voy a admitir", y Owen ya se preparaba para comparar poderes de invocación como si fueran menús de restaurante.
Pero algo cambió.
Cody giró levemente la cabeza, como si hubiera sentido algo un cambio en el aire, quizás y entonces la vio.
Bridgette se acercaba.
Venía sola, con los brazos cruzados sobre el estómago y una expresión que no era triste... pero sí cargada de algo que pesaba más de lo que quería aparentar. Su caminar tenía ritmo, pero no apuro. Y sus ojos iban fijos hacia él.
Cody se enderezó instintivamente, dejando la cuchara en el borde del plato. Owen y Noah también notaron el cambio y voltearon.
"Uy," murmuró Owen con media sonrisa, bajando el tono, "¿nos descubrieron conspirando contra el desayuno?"
Noah entrecerró los ojos.
"No. Ese es el paso de alguien que lleva un tema real." Dijo Noah
Bridgette ya estaba cerca.
Pero no fue la única en notarlo.
En una mesa más al fondo, Gwen dejó su tenedor a mitad de camino al ver la trayectoria de Bridgette. Observó con atención sin juicio, pero con curiosidad activa.
Un par de sillas más allá, Heather alzó una ceja de manera casi imperceptible, aunque sus ojos se mantuvieron pegados a su taza como si no estuviera mirando (pero claro que lo estaba).
Lindsay, que estaba a punto de reírse de un chiste de Tyler, se giró sin disimulo.
"¿Bridgette va con Cody?" murmuró Lindsay, sin malicia pero con extrañeza.
Bridgette llegó a la mesa, sonrió brevemente a los tres y se detuvo junto a Cody.
"¿Te puedo robar un segundo?" dijo Bridgette, con voz calmada pero seria.
Noah, sin perder el ritmo, se levantó de su asiento con falsa solemnidad.
"Me retiro, mi deber como comentarista ranger ha terminado." Dijo Noah
Owen le siguió el juego, aunque con más torpeza.
"Yo iré por más avena... o quizá una quinta ración de sinceridad." Dijo Owen
Cody les agradeció con una mirada rápida, mientras se acomodaba para que Bridgette pudiera sentarse a su lado.
La conversación alrededor siguió, aunque con un leve cambio de textura. Unas pocas miradas más se giraron, como por reflejo.
Pero Cody no las notó. Solo tenía la atención puesta en Bridgette, que se sentó con cuidado y apoyó los codos sobre la mesa, entrelazando las manos.
Su expresión era suave, pero sus ojos... sus ojos estaban cargando algo.
Y así, sin saberlo aún, Cody estaba a punto de escuchar una historia que no era suya... pero que podía cambiar el día de alguien más.
Bridgette tomó aire antes de hablar, como si organizara las palabras cuidadosamente para no dejar que el peso cayera demasiado rápido sobre la conversación.
"Es sobre Katie..." Dijo Bridgette, con voz suave.
Cody la observó con atención. No interrumpió. Solo asentía con el ritmo exacto de quien escucha de verdad.
"Desde que... bueno, desde que Sadie fue eliminada, no ha dejado de llorar," continuó Bridgette. "La noche fue larga. Courtney y yo hicimos todo lo que se nos ocurrió para distraerla. Música en los audífonos. Té. Historias tontas. Hasta le ofrecimos reorganizar su maleta con lavanda. Nada ayudó."
Cody bajó la mirada un momento y entrelazó los dedos sobre la mesa.
"Se aferran a lo que las mantiene unidas," murmuró Cody "Son como dos mitades de un mismo espejo. Y alguien lo rompió en medio."
Bridgette asintió con una mueca triste.
"Sí. Y lo peor es que Katie no está... enojada. Ni grita. Solo... llora. Sin parar. No duerme bien. Apenas come. Y aunque tratamos de entender, hay una parte de ella que nadie logra alcanzar." Dijo Bridgette
Una pausa.
Cody frunció el ceño, no por incomodidad, sino por empatía. Como quien está reescribiendo mentalmente el mapa emocional de una persona que no conoce tanto, pero que de pronto se ha vuelto real.
"¿Katie siempre ha sido así de emocional con todo?" preguntó Cody con delicadeza.
Bridgette negó suavemente.
"Es dulce, dramática a veces. Muy... intensa cuando se trata de Sadie. Se entienden con miradas. Comparten todo. Y ahora... no sabe qué hacer con tanto espacio a su alrededor." Dijo Bridgette
En ese momento, Cody lo entendió.
No era solo la ausencia de Sadie. Era la ausencia de estructura en la rutina emocional de Katie. Su equilibrio se había ido. Y eso puede asustar más que cualquier eliminación.
Bridgette lo miró con algo de timidez al soltar la siguiente parte.
"Pensé en ti porque... eres diferente. La forma en que manejas las cosas. No gritas, no impones. Tienes esa manera de... estar sin presionar. De hacer que la gente sienta que puede respirar más despacio." Dijo Bridgette
Cody alzó una ceja, algo sorprendido.
"¿Eso crees?" Dijo Cody
"Lo noto," respondió ella sin dudar. "Anoche, Courtney y yo hablábamos de cómo esperábamos que alguien como Katie actuara distinto: más cerrada, más irritable. Pero no..." sonrió brevemente, "Tu por otro tienes esa actitud y manera de resolver todo"
Cody bajó la mirada un segundo. No para huir, sino para sostener la idea con cuidado.
"No soy un experto en lágrimas ajenas," dijo Cody "Pero puedo escuchar. A veces eso es más útil que hablar."
Bridgette asintió, agradecida, y se levantó lentamente.
"No tienes que prometer nada. Solo... si se te ocurre algo. A veces una palabra de alguien inesperado puede cambiar el ritmo del día." Dijo Bridgette
"Dame un rato para pensar," dijo Cody con una sonrisa tranquila. "No quiero acercarme sin saber cómo."
"Claro," respondió Bridgette, y mientras se alejaba, rozó el respaldo de su silla con los dedos, "gracias por no decir que no."
Cody observó su figura alejarse entre las mesas. Sintió el murmullo del comedor retomando su cauce y el aroma del café terminar de enfriarse en su taza. Luego miró hacia la entrada, donde Katie no tardaría en cruzar.
Y en silencio, empezó a trazar la idea de cómo compartirle a alguien un poco de esperanza sin prometerle una solución.
Solo... estar. Tal como él sabía hacer.
Después de la conversación con Bridgette, Cody se quedó unos minutos solo en la mesa, girando lentamente su taza de café frío entre las manos.
A lo lejos, Katie estaba sentada con los hombros ligeramente encorvados, girando su cuchara dentro del tazón casi vacío. No lloraba en ese momento, pero su mirada estaba ausente, la expresión congelada como si el mundo estuviera reproduciéndose a una velocidad distinta al resto.
¿Cómo se ayuda a alguien a quien le falta la mitad de sí misma sin pretender reemplazarla?
La pregunta se repetía en la mente de Cody. No quería parecer condescendiente, ni un oportunista con disfraz de buen tipo. Pero tampoco se sentía cómodo mirando desde la distancia.
Se inclinó hacia adelante, apoyando los codos en la mesa. En su cabeza iba repasando escenarios: conversación casual, broma inofensiva, tal vez una distracción creativa, algo de humor... nada parecía suficiente.
"Te vas a partir en dos si sigues pensando así," dijo de pronto la voz tranquila y algo burlona de Noah, reapareciendo en escena con una taza de té en mano.
"¿O ya estás calculando tu estrategia de salvación emocional?" agregó Owen, con la boca llena de cereal y un brillante bigote de leche decorándole el labio superior.
Cody esbozó una sonrisa ladeada, sin girarse del todo.
"¿Escucharon?" Preguntó Cody
"Nosotros nacimos escuchando," respondió Noah, tomando asiento con su aire habitual de intelectual perezoso.
"Y Bridgette tiene una voz suave pero firme. Como profesora de yoga emocional. Además... se te notaba. Tu cara pasó de 'estoy ganando la discusión de los Power Rangers' a 'acabo de recibir una side quest de nivel emocional máximo'." Dijo Noah
Owen se dejó caer en el asiento frente a él con un suspiro entusiasta.
"¡Katie está triste por lo de Sadie, ¿verdad?! ¡Lo supe! Las chicas estaban susurrando cosas anoche, y Courtney tiró una almohada por la ventana. Siempre que hay almohadas volando, alguien sufre." Dijo Owen
Cody soltó una risa breve.
"Sí. Bridgette me pidió ver si podía hacer algo. No una misión oficial... solo un intento." Dijo Cody
Noah tomó un sorbo de té y lo observó con su media sonrisa habitual.
"Así que el noble caballero Cody va a agregar una más a su , digámoslo con cariño, harén narrativo. ¿No te cansas de generar pequeñas crisis de corazones?" Dijo Noah
Cody alzó una ceja, divertido.
"¿Harén? Wow. ¿Tú escribes eso en tus cuadernos o simplemente fantaseas con mis problemas?" Dijo Cody entre risas
"Lo escribo mentalmente," dijo Noah con orgullo seco. "Tiene buena estructura."
"Oye, Noah tiene razón," intervino Owen mientras mezclaba cereal con sirope. "Tienes algo, Cody. Es como... una mezcla entre protagonista de videojuego y terapeuta accidental."
Cody bajó la vista al café y murmuró, más para sí que para ellos:
"El Ammor siempre es la respuesta..." Dijo Cody intentando sonar profundo
Ambos lo escucharon, y por un segundo Owen paró de masticar y Noah alzó una ceja.
Cody alzó la mirada con una sonrisa.
"Eso decía un fanfic que leí hace unos años. Romance, drama, traumas emocionales... pero al final, todo se resolvía con amor."
"Déjame adivinar," dijo Noah. "Tú eras el protagonista."
"No, en realidad lo escuché en un anime de un tipo que era un experto en juegos de citas, y una Shinigami lo obligaba a enamorar chicas para salvar sus almas. En ese mundo, el amor literalmente era la solución a todo. Me dio risa al principio... pero me dejó pensando."
Owen asintió solemnemente.
"Tiene lógica. El amor arregla cosas. A veces. Como cuando te dan una salchicha extra en el desayuno. Te reconcilias con la vida." Dijo Owen
"Pero esta vez," añadió Cody, "yo no puedo ser esa pieza."
"¿Por qué?" preguntó Owen.
"Estoy... saturado," respondió Cody con un gesto amplio. "Logística emocional al tope. No puedo con más conexiones no resueltas. Pero..."
Y entonces, se quedó pensando.
Un segundo.
Dos.
Sus ojos se iluminaron con un destello casi infantil. Giró el rostro lentamente hacia Noah.
"...pero alguien más podría." Dijo Cody
"¿Perdón?" dijo Noah, entornando los ojos.
"Tipo delgado, con cierto aire de sarcasmo intelectual. Chaleco. Lecturas extrañas. Sutileza emocional escondida tras una pared de ironía." Dijo Cody
En cuanto lo dijo, Owen escupió la leche del cereal con tanta fuerza que casi baña una servilleta.
"¡Oh no!" exclamó Owen, limpiándose con el brazo. "¡Estás emparejando a Noah!"
Noah se inclinó hacia atrás en su silla, deteniendo la risa que se le escapaba por la nariz.
"Ni lo sueñes," dijo Noah aunque sus labios aún estaban curvados con diversión.
Cody no presionó. Solo sonrió con esa expresión suya, ese brillo de "sé más de lo que digo" en los ojos.
Pero entre risas, cereal y miradas, la idea ya flotaba entre ellos. Y por un momento, todos sabían que algo curioso podía empezar a tomar forma... incluso si Noah aún no lo admitía.
Owen aún se secaba la cara con una servilleta manchada, sacudido por el escupitajo accidental de cereal con leche. Noah, por su parte, ya había vuelto a su postura habitual de brazos cruzados, media sonrisa instalada en el rostro, como si su única defensa ante lo inevitable fuera fingir que no lo afectaba.
Cody no decía nada... todavía.
Se limitaba a mirarlos, codo apoyado en la mesa, la cucharita del café girando en su mano como si fuera parte de una especie de brújula emocional. Y entonces, sin perder la calma, se inclinó ligeramente hacia Noah.
Muy despacio. Muy sigilosamente.
Y con una sonrisa lo suficientemente encantadora como para levantar alarmas, lo tomó del brazo con fingida delicadeza.
"Noah," dijo Cody, bajando la voz como si compartiera un secreto. "Solo por un momento... imagina esto."
Noah lo miró de reojo, sin moverse.
"Voy a odiar cada palabra de lo que viene." Dijo Noah
"Energía brillante, mirada dulce, voz templada como té de vainilla. Cariñosa pero no tonta. Frágil ahora, sí... pero con una luz tan fuerte que cuando la vea quien debe verla, va a explotar." Dijo Cody
Noah ladeó la cabeza. Casi una sonrisa.
Cody siguió.
"Y tú..." le señaló el pecho con un dedo suave, sin soltar su brazo "estructura intelectual, sarcasmo refinado, mente como bisturí. Pero estás... ¿cómo decirlo?... falto de chispa."
"Perdón," murmuró Noah, "¿me estás diagnosticando como emocionalmente descargado?"
"Lo estoy sugiriendo con estilo," dijo Cody.
Owen, que los observaba con la cabeza moviéndose entre ellos como si viera un partido de pingpong narrado por poetas, abrió la boca con una mezcla de horror y fascinación.
"¡¿Quieres emparejar a Noah con Katie?!" Dijo Owen
Cody se giró levemente hacia Owen.
"No quiero forzar nada. Solo... poner el fósforo cerca de la mecha y ver si hay reacción química." Dijo Cody
Noah parpadeó.
"No veo el sentido. Sería como conectar un cable positivo con un poema triste." Dijo Noah
"Eso," respondió Cody, apuntando con un dedo como si diera en el blanco, "es exactamente el tipo de frase por la que lo sabes todo y, sin embargo, la gente rara vez te lo dice."
El silencio fue breve, pero pesado. Luego Cody bajó más la voz, ahora casi como un susurro conspirativo.
"No digas que no la notaste el otro día. Cuando estaban en la fogata. Tú la miraste. Yo lo vi. No por lástima, ni por costumbre. La miraste como quien reconoce algo que no entiende del todo... y le da curiosidad." Dijo Cody
Noah lo sostuvo la mirada.
"Tal vez la miré. ¿Y qué?" Dijo Noah
Cody no sonrió, solo bajó el tono una fracción más.
"Solo digo que... a veces lo que más se necesita no es amor inmediato, sino alguien que vea más allá de las lágrimas. Y tú puedes hacer eso, Noah. Porque no lo dices. Solo... observas." Dijo Cody
Owen estaba ahora absolutamente callado, lo cual era raro en sí mismo.
Noah se echó hacia atrás, cruzó los brazos y dejó salir un leve bufido.
"Esto es una trampa emocional de las buenas." Dijo Noah
Cody asintió.
"Y como buen estratega, tú decides si caer o no." Dijo Cody
Se quedaron así unos segundos. Noah desvió la mirada, casualmente, solo por un momento, hacia Katie. Ella estaba sentada en la otra esquina del comedor, hablando con Bridgette. Su expresión seguía abatida, los hombros algo bajos, pero había un pequeño atisbo de atención en sus ojos mientras su amiga le decía algo que probablemente pretendía ser reconfortante.
Noah volvió a girar la cabeza hacia Cody, sin expresión.
"Esto no se habla nunca fuera de esta mesa." Dijo Noah
"Ni una palabra," prometió Cody, sellando los labios como niño de escuela, doblando los dedos sin que Noah lo notara
Owen levantó las manos.
"Ni siquiera entendí la mitad. Ya se me olvidó todo." Dijo Owen
Los tres se quedaron un momento más, cada uno con pensamientos distintos. Pero una cosa era clara: lo que empezó como un juego entre Power Rangers y cereales, acababa de deslizarse hacia un punto más profundo.
Sin empujar.
Sin imponer.
Solo sembrando posibilidades.
Y Cody... sabía jugar ese juego como nadie más.
Comedor del campamento
Lindsay estaba frente a una bandeja vacía, usando la parte trasera de una cuchara como espejo improvisado. Estiraba un mechón de cabello y le daba una última curva con los dedos.
"Ok, Lindz... sin drama. Solo ve, camina y dile que hoy sí combinan sus camisetas," se dijo Lindsay mentalmente, animándose. "Fácil. Cody. Sonríe, pestañea, listo..."
Cuando giró la cabeza en dirección a su objetivo, la sonrisa ensayada se congeló al instante.
Cody se ponía de pie. Riendo. Ya caminaba junto a Noah, con Owen pisándole los talones. Se dirigían hacia la puerta del comedor a paso veloz, como si los esperara un plan secreto que no podía retrasarse ni un segundo.
"¿Ya se va?" murmuró Lindsay en voz bajísima, apenas audible para ella misma.
Lindsay bajó la cuchara.
"No importa. Seguro lo alcanzo luego. Seguro..." Dijo Lindsay
Pero no se movió.
Un poco más allá, Bridgette acomodaba las tazas vacías sobre una bandeja y les daba vueltas, sin apuro. Su mirada no estaba en la loza. Seguía la figura de Cody con discreción.
"Tal vez quería algo de aire," pensó Bridgette. "Tal vez no quería estar rodeado justo ahora..."
Él reía con Noah. Algo le decía a Owen. Hablaban de algo que se notaba solo entre ellos. Cercano. Ligero. Intenso en su propio código.
Bridgette no dijo nada. No intentó detenerlo.
Solo pensó: Está bien. No todos los momentos están hechos para una palabra ajena.
Se quedó con las manos sobre el borde de la bandeja, contemplando la puerta abierta por donde ya salían los pasos de Cody.
"Otro día," se dijo Bridgette en silencio. "O tal vez, otro ritmo."
Courtney sostenía su taza aún caliente entre las manos. Observaba desde el fondo del comedor, de pie, a medio camino entre levantarse o no. Sus labios se fruncían un poco, concentrada.
"Bien. Es solo una charla rápida. Nada raro," se dijo Courtney "Me acerco, pregunto si quiere revisar los turnos de limpieza... o solo hablar."
Pero cuando dio un paso, lo vio.
Cody ya se marchaba. Rodeado.
Noah a su izquierda, Owen a su derecha. Como si el mundo se hubiera cerrado justo en el momento en que ella decidía mover los pies.
Courtney se detuvo.
"Muy conveniente," murmuró Courtney sin volumen. "Como si alguien lo hubiera planeado... claro, no como si él..."
No terminó la idea.
Bebió otro sorbo de café y volvió a sentarse.
No valía la pena correr. Ni preguntar.
"Ya habrá momento," se dijo Courtney. Aunque no supo del todo si lo creía.
Gwen estaba sentada en una esquina, con una pierna apoyada sobre la otra, observando la escena a través de su flequillo. No jugaba con la cuchara. No pretendía estar ocupada. Solo miraba, como siempre.
No necesitaba escuchar lo que decían para entender la sintonía. Risas auténticas. Un gesto de codo entre Noah y Cody. Owen diciendo algo y Cody riendo con esa sonrisa que parecía empapada de amanecer.
Gwen dejó que sus ojos lo siguieran hasta la puerta.
Iba rápido.
Más rápido de lo usual.
Como si no quisiera esperar a nadie.
"¿Así que hoy no va a quedarse para la charla incómoda?" pensó Gwen
No lo dijo con molestia. Tampoco con tristeza. Solo con una pizca de... curiosidad.
Bajó la vista hacia su taza vacía, y con el índice, dibujó un círculo en la superficie de la mesa.
"Está bien. No todos los días se gana acceso al personaje principal." Dijo Gwen
No dijo más.
No caminó tras él.
Solo se quedó ahí, en su pequeño rincón, dejando que el mundo siguiera.
Y así, mientras Cody cruzaba la puerta con paso decidido, acompañado de dos voces que no le exigían nada más que presencia, cuatro chicas se quedaron detrás.
Sin hablar entre ellas.
Sin coordinar miradas.
Sin necesidad de palabras compartidas.
Cada una, desde su lugar, conteniéndose apenas.
Cada una, convenciéndose en silencio de que no era el momento.
Pero todas...
Habían querido que lo fuera.