Tan pronto como Lawrence se fue, los dedos de Geoffrey presionaron con fuerza, sus labios y lengua se apresuraron a succionar la húmeda abertura. Roy dejó escapar un breve grito, ablandándose en su cintura y deslizándose hacia abajo, jadeando sin cesar dentro del carruaje.
La flor del clímax continuamente rebosaba de fluido, pegándose mientras fluía a lo largo de la hendidura hasta la mano de Geoffrey.
La escena en el carruaje era erótica y obscena. La falda de la chica estaba desordenadamente amontonada debajo de ella, nada cubría sus partes íntimas excepto el desgastado liguero. Su trasero ligeramente separado, desde la perspectiva de Geoffrey, podía ver los labios de la hinchada flor rosada y su incesante contracción.
Levantó su mano derecha y lamió cuidadosamente el líquido de su palma y entre sus dedos. Mientras realizaba esta acción, sus ojos se estrecharon ligeramente, pareciendo un elegante gato del bosque lamiendo sus patas y pelaje.