Teodoro apretó los labios con fuerza, retrocediendo sin salida.
Quería negarse, pero tan pronto como abrió la boca, le metieron una cucharada de sopa. La acción de Roy fue brusca, la cuchara golpeó directamente contra sus dientes y presionó contra el paladar, casi clavándose en su garganta.
Por instinto fisiológico, tragó la sopa de golpe, sin siquiera saborearla.
—Tú... cof cof cof... —Teodoro se atragantó y no pudo terminar su frase, esforzándose por sentarse, levantando una mano frente a él—. No me alimentes, déjala en la mesa, la beberé yo mismo.
Roy no lo forzó, respondió con un decepcionado «oh», y dejó la cuchara.
—No será agradable beberla cuando se enfríe, y el efecto de la medicina calmante se reducirá.
El tono de Teodoro fue bastante frío.
—La beberé en breve. Gracias por tu molestia.
Roy sabía que no la bebería.