Capítulo 36 Déjalo Sufrir El Dolor

La persiguió como si fuera un salvavidas, atravesando el bosque y matando a cualquiera que se interpusiera en su camino hasta que llegó al claro donde Elric y los demás habían estado momentos antes. Pero para entonces, ya era demasiado tarde.

Se habían ido.

Solo quedaba el eco persistente de su presencia —tenue pero inconfundible. Y con ello, el dolor.

Una nueva ola de tormento se estrelló contra él, más fuerte que antes; se sentía como una réplica después de un terremoto. Si era el aguijón del rechazo o la agonía de un corazón roto, no lo sabía.

Lo único que sabía era que su corazón no podía soportarlo.

Y entonces todo se volvió negro.

Cuando Zion finalmente recuperó el sentido, se dio cuenta de que habían pasado días. Estaba acostado en la cama que una vez compartió con Addison. El vacío del espacio lo golpeó —la ausencia de su presencia, su aroma, ahora débil y apenas perceptible, recordándole que ella ya no estaba a su lado.