Lealtades Enredadas y un Enfrentamiento Público

—¿Cómo te atreves a venir aquí y seducir a otro Alfa? ¿Todavía tienes la audacia de regresar a esta manada después de lo que hiciste hace años? —La acusación de Zara quedó suspendida en el aire, cada palabra goteando veneno.

La habitación quedó en silencio. Podía sentir los ojos de todos sobre mí, esperando mi reacción. Hace cuatro años, me habría derrumbado bajo el peso de esta humillación pública. Hace cuatro años, quizás habría huido.

Pero ya no era esa chica.

Abrí la boca para responder, pero antes de que pudiera hablar, una voz profunda cortó la tensión.

—Es suficiente.

Orion apareció a mi lado, su presencia imponente e intimidante. Su mano presionó contra la parte baja de mi espalda, cálida y reconfortante.

—No le hablarás de esa manera —dijo, cada palabra cortante y peligrosa—. No en mi presencia, nunca.

Los ojos de Zara se agrandaron, pero rápidamente se recuperó.

—Solo estoy declarando hechos, Alfa Valerius. Todos saben...